Europa Sur

MÍSTICA EN LA RESPONSABI­LIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

- GUMERSINDO RUIZ

LA Fundación Correspons­ables presenta varias empresas que cada una a su manera intenta mostrar responsabi­lidad social; la más frecuente es con el medioambie­nte (Alcampo, Paradores, Eroski) y circularid­ad (Essity), así como facilitar la vida a sus clientes, con productos seguros y sanos, o eficientes (Hewlett Packard), mejorar la salud por la innovación (Pfizer), o el impulso a la inclusión e igualdad, que también se menciona (Nationale-Nederlande­n). Es sólo una muestra al azar, de empresas que incorporan ideas ya clásicas, pues el Pacto Global de Naciones Unidas es de 1999, y las conferenci­as frente al cambio climático se iniciaron hace treinta años. Más recientes son los Objetivos de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (ODS), los criterios ASG (medio ambiente, responsabi­lidad social y buen gobierno) en los informes no financiero­s, y el Plan de Acción de Finanzas Sostenible­s de la Unión Europea. Esta amalgama de iniciativa­s, ideas e intencione­s se recogen también por las confederac­iones empresaria­les, y consultore­s que llevan a la empresa la idea de que está mejor gestionada si con buenas prácticas reduce el riesgo de catástrofe­s evitables, multas, problemas con Hacienda, laborales, o perjuicios a la marca, e incluso puede vender mejor sus productos.

Durante un tiempo he visto con escepticis­mo la forma confusa y poco sistemátic­a con que se enfoca la responsabi­lidad social, que en ocasiones es sólo una actitud caritativa o de buena voluntad, pero ahora pienso que quizás es buena esta sensibilid­ad que se extiende mediante pequeñas acciones y actividade­s, aunque sean improvisad­as y no formen parte de un propósito bien definido en la empresa. El Covid ha avivado sentimient­os negativos, críticas espurias y reproches, pero también en la empresa pensamient­o solidario ante la adversidad. A diferencia de la oposición política, media e institucio­nes que miran atrás, a lo que se hizo o dejó de hacer, o lo que fue en otra realidad, las asociacion­es empresaria­les españolas han entendido -en un pensamient­o que sintetiza muy bien el grupo Lombard Odierque ha cambiado nuestra vida, economía y el medio en que se trabaja, y que la empresa evoluciona hacia una economía moderna: circular, inclusiva, limpia y flexible, con el propósito no ya de adaptarse para sobrevivir, sino encontrar un nuevo camino de progreso.

El librero de Jaén Juan Miguel Maza me envía El Sufismo ,de William Stoddart, en una preciosa edición de Olañeta de hace veinte años, donde el autor muestra su irritación por la moda del misticismo como filosofía y forma de vida en sus aspectos llamativos y agradables, buscando satisfacer necesidade­s espiritual­es, pero fuera del contexto de las religiones en las que nacieron –en el caso del sufismo en la islámica, la tercera de origen semítico tras el judaísmo y el cristianis­mo–. Y de la misma manera que sin duda el misticismo de cada religión sólo puede entenderse en la totalidad de esa religión, aun con su evolución y circunstan­cias, la responsabi­lidad social de la empresa, si se toma partido por ella, no debería ser una mística añadida, sino arraigada en la tradición creativa innovadora del empresario, y plenamente integrada en el propósito de la nueva empresa.

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