Europa Sur

JOE BIDEN HABLA MÁS QUE JUAN MARÍN

- JUAN M. MARQUÉS PERALES

LGUNA vez hemos comentado que el problema de Juan Marín proviene de su locuacidad, tan pronto como escucha una reflexión en Presidenci­a, en el Consejo de Gobierno o por los pasillos, lo hace suyo y lo airea en ruedas de prensa y entrevista­s diarias, de ahí que algunos le llamen la cotorra de San Telmo. Todo lo cuenta. Marín es vicepresid­ente de la Junta de Andalucía, una Administra­ción menor de una potencia media como es España. Joe Biden es el presidente de los Estados Unidos, el comandante jefe de la mayor potencia militar del planeta. Pues es lo mismo, pero mil veces más grave. Marín nos puede confundir y anunciar que los niños se vacunarán en los colegios. O que no le interesa aprobar el Presupuest­o en un año electoral, pero es un neutrino al lado de la masa galáctica de Biden, al que se le ha escapado que permitiría, aunque con fingido enfado, alaracas y algunas fanfarrias, una “incursión menor” en Ucrania por parte de Rusia.

Aunque bastantes colegas aplaudan el ejercicio de transparen­cia de Biden al ofrecer una rueda de prensa –con preguntas, por supuesto– de dos horas, no es más que una temeridad de este hombre de 79 años que necesita mejorar su popularida­d de modo imperioso tras su primer año de mandato. Y, así, minuto tras minuto, y pregunta tras pregunta, Biden se va soltando la lengua y cuenta lo que quizás le hayan explicado sus secretario­s de Estado y de Defensa, sus generales o sus asesores; esto es, que se podría aceptar una invasión en el Donbás, en la zona ya ocupada por separatist­as rusos.

La Casa Blanca ha intentado matizar las palabras de su presidente, pero ya le ha regalado a Putin un nuevo elemento de presión, porque la nueva cuestión es si Rusia invadirá Ucrania desde el este y desde Bielorusia hasta hacer caer al Gobierno democrátic­o de Kiev o si (sólo) ocupará el Donbás, como ya hizo con Crimea.

Joe Biden arrastra la erosión de la vergonzosa huida de Afganistán de este verano, Kabul cayó sin un solo enfrentami­ento con los talibanes, y no puede encajar otra derrota, pero sólo amenaza con la madre de todas sanciones. No habría una respuesta militar por parte de EEUU, sino reprimenda­s económicas que Moscú sabrá lidiar porque el gas que calienta Europa es suyo.

Vladimir Putin sigue teniendo la misma visión imperialis­ta de sus antecesore­s, los comunistas y los zaristas, y no permite que Ucrania sea soberana para decidir su futuro como aliada de la OTAN o en posiciones muy cercanas a la Alianza Atlántica. Y tiene 69 años, el problema de Biden no es de edad, sino de envejecimi­ento, que es un asunto más personal.

Una rueda de prensa de dos horas, a las puertas de una guerra, es una temeridad, no un ejercicio de transparen­cia

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