Europa Sur

La caída del clan de Los Piños: Rap, droga y gallos de pelea

● Gran despliegue en Puerto Serrano de la Guardia Civil para golpear el blanqueo de capitales de una familia que domina el tráfico de marihuana

- P.M. Espinosa

No habían empezado a cantar los gallos en la madrugada del pasado jueves cuando en la calle Guadalete de Puerto Serrano ya restallaba­n los golpes de los arietes de la Guardia Civil. Agentes de la Usecic se habían encargado de asegurar el perímetro en una de las zonas más conflictiv­as de la localidad y miembros del GAR (Grupo de Acción Rápida), conocidos en pueblos de la Sierra de Cádiz como los boinas negras, se afanaban en echar abajo puertas duras, blindadas, preparadas precisamen­te para resistir los embates invasores. Los siete registros autorizado­s por el juez tenían dos puntos centrales, los números 95 y 75 de la citada calle. En el primero, los patriarcas del clan de Los Piños –Paco y Conchi–; más abajo, su hijo Francisco Javier, El Patrón, el nuevo príncipe de la marihuana en la localidad serrana y cuyo apelativo ha servido para bautizar la operación de este jueves que se ha centrado, sobre todo, en la investigac­ión patrimonia­l y el blanqueo de capitales del clan.

Una vez roto el silencio llegó el repertorio más clásico. ¡Guardia Civil, Guardia Civil, al suelo! ¡Baja Francisco Javier!, le gritan desde la puerta los agentes del GAR a un Patrón que aparece por la puerta timorato, con un esquijama azul y las manos en la cabeza. Contra la pared. Como en los castigos del colegio cuando te pasabas de listo pero con un fusil apuntándot­e. Las manos atrás y prestas para ser embridadas. Luego sale su mujer, Davinia; y por último su hija mayor, de unos 11 años, en camiseta y descalza. Seis de la mañana, frío seco en la Sierra. La niña llora unos instantes hasta que sus padres y los propios agentes la tranquiliz­an. Javi pide por favor que le den una sudadera a su hija. Mientras que esta no llega dos agentes se quitan sus chaquetone­s y arropan a la pequeña y a su madre. Francisco Javier no es nuevo en estas lides, pero, a pesar de todo, es un momento amargo para cualquiera.

Hay 16 detenidos y 13 investigad­os tras siete registros en la calle Guadalete

El hijo de los patriarcas del clan, apodado ‘El Patrón’, se había hecho con el mando del negocio

Más arriba, Conchi ha intentado abrir cuando ha escuchado los golpes benemérito­s. No la han dejado, así que la resistenci­a del portón no ha hecho sino poner más bravos a los guardias, que se lo han llevado por delante. En la casa, Paco, que ya no tiene la pujanza de aquel tipo duro que controlaba el cultivo de marihuana en Puerto Serrano, conversa con los guardias con aire ausente. Su mujer, en bata, hace lo propio. Su apariencia tranquila, casi desvalida, no debe hacer olvidar que en su momento se la llegó a vincular con María del Mar Mellado, La Reina de Ronda, una de las narcotrafi­cantes que más cocaína movía en Andalucía hace una década.

HACHÍS Y PABLO ESCOBAR

Una vez asegurada la zona llega la secretaria judicial con las órdenes de registro. Pero aparece el primer problema. El juez sólo ha autorizado que se busque dinero y pruebas que confirmen que estamos ante una organizaci­ón criminal organizada. En caso de aparecer droga, ha dejado bien claro que se necesitará ampliar la actuación. Y la droga en casa de El Patrón aparece en cuanto se abre el primer cajón. 11 tabletas de hachís y dos grandes bolsas con cogollos de marihuana. Stop. Hay que parar. La secretaria judicial dice hasta aquí hemos llegado y se inician los trámites para obtener un nuevo mandamient­o judicial que permita incautar la droga y, por tanto, imputar al Piñito otro delito más a la lista, el de tráfico de sustancias estupefaci­entes.

Las tabletas de hachís tienen una etiqueta con una foto de Pablo Escobar, el gran jefe del cártel de Medellín, el mayor narcoterro­rista de la historia de Colombia y gran referente para muchos de los jóvenes que, como Francisco Javier, El Patrón, comienzan a recorrer un mundo sin llanuras, donde sólo hay montañas rusas que igual te permiten ser recibido en casa después de una detención como Julio César tras la campaña de las Galias, que descender hasta el infierno que debe ser ver a tu hija llorar rodeada de hombres con fusiles que acaban de apresarte.

El Patrón adora a Pablo Escobar. De hecho tiene un tatuaje con su rostro en la espalda, y en uno de sus brazos un lema que reza lo siguiente: Rico o muerto. Lo dicho, un mundo de extremos donde sólo hay blancos y negros, nunca grises. Antes muerto que sencillo en versión narcocorri­do y cambiando a la pizpireta María Isabel por un maromo musculado y de mirada desafiante.

Mientras los registros avanzan los gallos de pelea, que ya vislumbran el alba, comienzan su concierto. Resuenan llenando la madrugada. El caso es que hay unos 150 en el patio trasero de la casa de El Patrón. Teniendo en cuenta que por cada una de estas aves se paga unos 2.000 euros hay un buen dinero invertido en crestas y espolones. Pero a El Patrón no sólo le gustan los gallos, tiene otras pasiones, entre ellas su Porsche Panamera, que tiene aparcado a la puerta de su casa con la certeza de que no hay guapo en el pueblo capaz de tocarlo, y el rap. Tanto es así que mientras que no llega la orden del juez que permita reanudar los registros un agente nos muestra un vídeo musical en el que aparece un célebre rapero sevillano relatando con versos la dura vida de Javi, del Patrón, que alardea de cómo jamás ha probado la droga, y eso que su padre lleva desde los 15 años coqueteand­o con sus adicciones. Porque una cosa es cultivar marihuana y otra fumártela. “Yo solo tabaco”, llega a decirle a los agentes. En ese vídeo no sólo aparece El Patrón, también sus padres, su mujer, familiares y amigos, todos ellos dejándose ver en sus dominios de la calle Guadalete, ayer tomada por decenas de enemigos uniformado­s cuyo verde contrasta con los rosas de las batas de franela.

En casa de El Patrón los agentes también encuentran joyas, muchos anillos de oro, cadenas, pulseras, todas muy del gusto y la estética narco. También, como no, una televisión de 85 pulgadas que preside un salón amplio. La casa del Patrón está en una zona pobre pero se nota que es nueva y que está cuidada, nada que ver con otros antros donde la Guardia Civil ha tenido que torear. También aparecen billetes, muchos billetes de 50 euros que son esparcidos sobre una cama para proceder a contarlos. En la casa de sus padres también ha aparecido dinero, pero no demasiado. En total unos 4.000 euros.

Llegan los canes dispuestos a buscar el dinero. En algunos tramos de la calle Guadalete el olor a marihuana es insoportab­le, en otros el hedor disminuye, pero nunca desaparece, como si fuera el sello de presentaci­ón para cualquiera a quien, como dijo Quevedo, le precediera su nariz. Si los perros tuvieran que marcar droga en vez de dinero posiblemen­te se volverían tan locos como una veleta en pleno temporal de Levante.

Conforme el día se va abriendo paso entre las tinieblas la calle empieza a llenarse de gente. Antes los registros se han llevado a cabo casi en solitario. Nadie ha abierto una ventana para ver de dónde llegan los golpes de ariete, no vaya a ser que se atraiga la atención de los guardias. Algunos vecinos de Los Piños ya sufrieron la visita de los agentes en 2020, cuando cayeron 22 plantacion­es de marihuana en la zona, casi 400 kilos. Más abajo del número 75 vive Salvador, señalado por la Guardia Civil como el lugartenie­nte de El Patrón, su mano derecha, que es otro de los que no se salva de ser montado en un autobús con destino a los Juzgados de Arcos.

Hay 16 detenidos y otros 13 investigad­os, a los que se les ha orde

nado que se desplacen hasta los juzgados de Arcos para prestar declaració­n. Una señora que lleva el uniforme de la calle Guadalete, es decir, una bata de franela rosa, se acerca acompañand­o a un joven en chándal. “Mira mujé”, le dice educadamen­te a una agente, “a mi sobrino le han dicho que tiene que ir a Arcos, pero es que él no puede montarse en un coche, se pone malísimo”. “Me muero, es que me muero, enn...”, enfatiza el joven. La agente mira a su alrededor en busca de la cámara oculta. Al no encontrarl­a le pregunta al chico. “¿Estás malo?”. “Sí”. “¿Y cómo vas al hospital de Villamartí­n, andando? A las doce en los juzgados de Arcos”, sentencia. El futuro investigad­omareado se da la vuelta junto a su tía con gesto resignado.

Cuando los GAR abandonan el lugar una vez cumplida su misión ya sólo quedan agentes de la Usecic. Los compañeros del puesto de Puerto Serrano, que iniciaron las pesquisas contra Los Piños, también se dejan ver por una calle cuyos habitantes “necesitaba­n entender que no se pueden saltar las reglas ni el principio de autoridad”, dicen. Otro guardia hace hincapié en esto. Hablan de que, en total, la organizaci­ón liderada por este clan habría blanqueado medio millón de euros desde el año 2013, lo cual no es tanto si se tiene en cuenta que la integran una treintena de personas. “Pero lo que no podíamos consentir eran esas exhibicion­es en las redes sociales ni que se pensaran que eran los reyes de Puerto Serrano”, dice otro agente. En la investigac­ión también han tenido una labor esencial los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil del cuartel de Arcos.

Precisamen­te hasta los juzgados arcenses son conducidos los detenidos, la mayoría en un autobús de la Benemérita. El Patrón y su mujer en dos todoterren­os de la Usecic, despedidos entre gritos de apoyo. La Benemérita también recibe lindos piropos en su retirada de la calle Guadalete. “Tenéis los cuernos como los jiervos”, se llega a escuchar en una rima que evoca más a Félix Rodríguez de la Fuente que a Espronceda. Allí queda un vecindario que, posiblemen­te, a esta hora esté ansioso por saber si el juez dicta un auto de prisión para su Patrón o si por contra tienen que empezar ya a preparar una nueva fiesta de bienvenida.

Los agentes creen que habrían blanqueado medio millón de euros desde el año 2013

 ?? JESÚS MARÍN ?? Francisco Javier, alias ‘El Patrón’, es conducido por la Guardia Civil hacia los juzgados de Arcos. Detrás, su mujer.
JESÚS MARÍN Francisco Javier, alias ‘El Patrón’, es conducido por la Guardia Civil hacia los juzgados de Arcos. Detrás, su mujer.
 ?? JESÚS MARÍN ?? Conchi, la matriarca del clan de Los Piños, detenida en su casa.
JESÚS MARÍN Conchi, la matriarca del clan de Los Piños, detenida en su casa.

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