Johnson lucha por recuperar el control de la agenda política y sobrevivir al escándalo
El retraso de un informe sobre el escándalo de las fiestas en Downing Street durante la pandemia ha dado un momentáneo respiro al primer ministro británico, Boris Johnson, que lucha por recuperar el control de la agenda política dando visibilidad a su respuesta a la crisis en Ucrania y anunciando medidas sociales.
La publicación de la investigación a cargo de la alta funcionaria Sue Gray continúa en el aire y, aunque puede ver la luz en los próximos días, podría dejar fuera los detalles más controvertidos y dañinos para Johnson, que son objeto de una pesquisa policial.
A medida que avanzan los días, se amortiguan las especulaciones sobre la posibilidad de que se alcance el umbral de 54 diputados conservadores pidiendo por escrito una moción de confianza interna y dos de los principales aspirantes a sustituirle ofrecieron ayer muestras de respaldo que le otorgan aún más espacio de maniobra.
El ministro de Economía, Rishi Sunak, que durante semanas evitó defender de manera explícita a Johnson, firmó ayer un artículo en The Sunday Times a cuatro manos con el jefe de Gobierno en el que ambos confirman que subirán impuestos en abril, un plan impopular entre una facción de los tories.
El escrito refuerza la imagen de unidad entre Johnson y uno de sus posibles rivales, y resalta que el líder está determinado a recuperar las riendas del partido.
La titular de Exteriores, Liz Truss, otro de los nombres que más suenan para competir en unas eventuales primarias conservadoras, esgrimió por su parte una de las defensas más claras que ha hecho del primer ministro hasta ahora. “No hay competencia. No hay discusión”, dijo la jefa de la diplomacia británica. Johnson es “absolutamente” el mejor candidato tory para las próximas elecciones generales, en 2024, zanjó Truss.