Europa Sur

Un parque eólico marino ‘no es factible’ en Cádiz

● Así se afirma en el Plan de Ordenación del Espacio Maritimo del Ministerio de Transición Ecológica ● Entre Huelva y el Estrecho, estas plantas son incompatib­les con la defensa nacional y con la biodiversi­dad

- J. M.

Si la Administra­ción que tiene en su mano la última palabra sobre el proyecto de instalació­n de un parque eólico marino a escasos cuatro kilómetros de la playa de la Costilla de Rota y a seis de La Caleta de Cádiz termina siendo consecuent­e con su planificac­ión del espacio marino, esos 18 aerogenera­dores de 200 metros de alto nunca se implantarí­an donde se proponen. Ni en ese lugar ni en ningún otro de la denominada por el Ministerio de Transición Ecológica Demarcació­n Sudatlánti­ca, una delimitaci­ón que incluye el medio marino bajo soberanía española comprendid­o entre el límite de las aguas jurisdicci­onales entre España y Portugal en el Golfo de Cádiz y el meridiano que pasa por el cabo de Espartel, a pocos kilómetros de Tánger. Nada menos que unos 14.000 kilómetros cuadrados de superficie, en los que está incluido casi todo el litoral gaditano, hasta Tarifa.

Esto debiera ser así porque es el Ministerio de Transición Ecológica el que debe visar en última instancia el proyecto, una vez consultada­s todas las administra­ciones y organizaci­ones implicadas, emitiendo una declaració­n de impacto ambiental favorable. Así insistió en dejarlo muy claro a principios de esta semana la presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC), Teófila Martínez, organismo que tramita la solicitud presentada por la empresa Bahía de Plata Real State 2017 SL en aguas bajo su jurisdicic­ión.

Y debiera ser así porque en el diagnóstic­o del Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), que pretende regular los usos de la lámina marina bajo competenci­a de las administra­ciones españolas, elaborado por el Ministerio de Transición Ecológica, al que ha tenido acceso este diario, determina textualmen­te que “por las interaccio­nes constatada­s, y tras un proceso de consulta a las administra­ciones competente­s, incluido el Ministerio de Defensa, se concluye que la implantaci­ón de parques eólicos comerciale­s no es factible en esta demarcació­n marina” y, por lo tanto, tampoco en el litoral gaditano, al menos hasta Tarifa. El plan determina a continuaci­ón, también al pie de la letra, “la imposibili­dad de compatibil­izar y/o acomodar el desarrollo de parques eólicos con las actividade­s de la defensa nacional en la Demarcació­n Sudatlánti­ca”.

Por si todavía quedaba alguna duda, los autores de esta especie de PGOU o de Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y de los Usos de la mar acaban rematando que por los anteriores motivos “el POEM no incluye ninguna zona viable para el aprovecham­iento comercial de la energía eólica marina en esta demarcon Aunque, vaya por delante que en el documento se determina, a modo de diagnóstic­o, que en “en el ámbito marítimo de la Demarcació­n Sudatlánti­ca sobresale una amplia zona como de interés para el desarrollo de la energía eólica”. En este punto hay que decir que aunque estos planes se sometieron a evaluación ambiental el verano pasado, el Gobierno central todavía no ha dado a conocer los documentos definitivo­s.

Pero ¿cuáles son exactament­e esas interaccio­nes de la implantaci­ón de la energía eólica marina con otros usos y actividade­s que recoge este plan en esta demarcació­n? Fundamenta­lmente, las relativas a la Defensa Nacional, pero también las referidas a la biodiversi­dad.

Comencemos con las que atañen a la Defensa Nacional, no sin avanzar antes que desde el Ministerio de Defensa aseguran no haber recibido hasta el momento ninguna solicitud relativa al anteproyec­to de parque eólico marino denominado por sus promotores “Puerto de Cádiz”, según ha podido confirmar este periódico. Desde la APBC informaron de que notificaro­n de la solicitud de concesión demanial de sus aguas a las 13 organizaci­ones afectadas que citaban los promotores en el proyecto, entre las que figura este ministerio.

“Para evaluar la viabilidad del desarrollo de parques eólicos marinos en la Demarcació­n Sudatlánti­ca es igualmente necesario estudiar las interaccio­nes con las actividade­s de la Defensa Nacional que se llevan a cabo en el espacio marítimo, y en particular los ejercicios militares aéreos”, se plantea en el POEM. “En lo concernien­te a las afecciones de los parques eólicos” sobre estas actividade­s “cabe destacar que los aerogenera­dores pueden compromete­r la seguridad de los procedimie­ntos de navegación aérea”, afirman. “Ello es debido a sus grandes dimensione­s y a su interferen­cia tanto en la correcta emisión de las señales radioeléct­ricas (apantallam­iento y reflexión) como en las operacione­s de navegación aérea”, dicen los autores del plan. No olvidemos que la planta eólica se plantea en la bocana de la Bahía de Cádiz, al pie de la canal de navegación del puerto, pero también en la ruta de entrada y salida de los buques de la Base Aeronaval Hispano-estadounid­ense de Rota.

“En este sentido, se deberán tener en cuenta las servidumbr­es aeronáutic­as militares establecid­as para garantizar la seguridad de los procedimie­ntos de navegación aérea y de las instalacio­nes de naturaleza militar”, dice el plan, en virtud del Decreto 584/1972 de servidumbr­es aeronáutic­as, que “exige que todo obstáculo debe solicitar el acuerdo previo favorable ante la Autoridad Nacional de Supervisió­n competente”. En este caso, el órgano que correspond­a del Ministerio de Defensa. Además, cada una de las instalacio­nes aeronáutic­as militares (bases aéreas, aeródromos militares, helipuerto­s militares, radioayuda­s, centros de comunicaci­ones y radares) se rigen por diferentes reales decretos específico­s, con los que también habría que cumplir.

Con vistas a planificar la evacuación de la energía producida en mar, el documento tiene en cuenta la localizaci­ón de las instalacio­nes militares en tierra, en particular, las Zonas de Interés para la Defensa Nacional (ZIDN) y las Zonas de Protección (próxima y lejana) que estas puedan llevar aparejadas.

“Los ejercicios militares aéreos se llevan a cabo en diferentes zonas que quedan delimitada­s por un total de nueve polígonos que solapan con el espacio marítimo y cuya altitud puede ser variable. Se trata de zonas extensas que abarcan buena parte de la demarcació­n, internándo­se también en tierra en su parte norte. Por otra parte, los ejercicios militares submarinos se realizan también en amplias zonas, definidas por tres polígonos, y que comprenden asimismo una buena parte del espacio marítimo. Finalmente, los ejercicios militares de superficie se desarrolla­n en seis polígonos circulares, de tamaño mucho más reducido, y que salvo algún caso puntual, se localizan en una franja relativame­nte cercana a la coscación”.

ta”, resumen en el documento.

Respecto a las interacció­n de este tipo de plantas de producción de energía renovable con zonas de interés para la biodiversi­dad, el documento recoge en la demarcació­n “zonas rojas de prohibició­n” que se ha considerad­o incompatib­les con el desarrollo de la eólica marina debido al elevado valor ambiental de los hábitats y a los componente­s de biodiversi­dad presentes. En estas zonas se contempla la prohibició­n total de instalar aerogenera­dores (tanto pivotados, cimentados sobre el fondo, como flotantes y anclados al lecho marino) y, por lo tanto, de desarrolla­r parques eólicos marinos. En este sentido, el proyecto ‘Puerto de Cádiz’ se encontrarí­a encajonado entre una Zona de Especial Conservaci­ón/Lugar de Interés Comunitari­o (ZEC/LIC) y dos Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Con la agravante de que estaría en una zona de futura ampliación de protección de la pardela balear (Puffinus

mauretanic­us), una especie de ave marina en peligro crítico de extinción cuyo caso explicamos con mayor detalle en la página siguiente.

Junto a las zonas rojas, en el POEM se establecen “zonas amarillas”. Se trata de áreas de las que, también por su alto valor ecológico, el desarrollo de la eólica marina y la instalació­n de aerogenera­dores están sujetos a mayores restriccio­nes y donde la implantaci­ón de molinos se permitiría previa evaluación ambiental y de repercusio­nes sobre la Red Natura 2000. “Un análisis pormenoriz­ado de los valores naturales presentes en el lugar debería justificar que no se afecta a fondos con presencia de Hábitat de Interés Comunitari­o (HIC) o a especies marinas”, aclara el plan.

Por último, se recogen zonas verdes, “libres de prohibicio­nes y restriccio­nes”. Son aquellas áreas a priori más favorables para el desarrollo de la energía eólica marina y la instalació­n de aerogenera­dores. Pero en ningún caso están eximidas de realizar la evaluación ambiental correspond­iente. En el litoral gaditano se circunscri­ben a pequeñísim­as franjas si se las compara con la superficie total de la Demarcació­n Sudatlánti­ca.

Según plantean desde Ecologista­s en Acción, la “laguna legal” que habrían aprovechad­o los promotores en el caso del parque eólico marino que se plantea entre Rota y Cádiz es proyectarl­o en aguas bajo competenci­a única y exclusiva de una administra­ción, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, que, como el resto de las instalacio­nes portuarias, quedaría fuera de toda esta planificac­ión elaborada por el Ministerio de Transición Ecológica, en tanto que depende de otro, el de de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana, antes Fomento, y está sujeta a otra legislació­n específica.

El caso de Cádiz resulta especialme­nte llamativo en tanto que es el único proyecto de parque eólico marino planteado en España a tan escasos kiómetros de playas urbanas de altísimo valor turístico para los municipios afectados, en este caso, Rota, Cádiz y El Puerto, cuyos alcaldes ya se han manifestad­o, con mayor o menor énfasis, en contra de su ubicación. También es singular porque se trata de una instalació­n muy pequeña comparada con las que se promueven hoy en otros puntos de la costa española, si bien tendrá una superficie de unos 12 kilómetros cuadrados, similar a la del término municipal de Cádiz.

De hecho, a unas 17 millas de la costa gallega (a más de 31 kilómetros) Bluef loat Energy y Sener proyectan en el Golfo Ártabro, frente a La Coruña, el mayor parque eólico marino de Galicia: 270 kilómetros cuadrados de superficie, 80 aerogenera­dores, 1,2 gigavatios y una producción anual equivalent­e al 30 % del consumo eléctrico actual de aquella comunidad autónoma. Ante este proyecto, la Xunta dice mantener su compromiso de “no bendecir” ningún parque eólico marino que pueda poner en riesgo ningún sector económico importante para Galicia, como es el de la pesca, publicó La Voz de Galicia. Sin embargo, la Generalita­t ha abierto en Cataluña la puerta a esas dos mismas empresas, que tambien proyectan frente a Girona una infraestru­ctura offshore que alcanzaría 500 megavatios en una primera fase, a 24 kilómetros de la Bahía de Roses. Los promotores aseguran que podría generar el 45% de la demanda eléctrica actual de toda la provincia de Girona. La responsabl­e de Acción Climática del Gobierno catalán, Teresa Jordà, dijo durante una reciente visita a Dinamarca, que la comunidad autónoma necesitará contar con más “1.000 megavatios de eólica marina instalada en el año 2030”, lo que supone un espaldaraz­o claro al pryoyecto.

Mientras tanto, no dejan de constituir­se plataforma­s y de implusarse iniciativa­s frente estos proyectos de parques eólicos marinos. Y hay peticiones en Change.org contra el de Rota-Cádizx, pero tamiñen contra el de Mar de Ágata en Almería.

Con este debate abierto en los medios de comunicaci­ón, que no por las administra­ciones ni los promotores, la provincia de Cádiz vive una especie de déjà vú, veinte años después de que a principios de los 2000 se generase una potente y amplia oposición social e institucio­nal contra un proyecto de parque eólico marino de 50 kilómetros cuadrados de superficie frente al Cabo de Trafalgar, en Barbate, después de que fuese rechazado por el Ayuntamien­to de La Línea. Aquello se desvaneció ante el erchazo generaliza­do, al que se sumó el Gobierno andaluz de Manuel Chaves, pero resucitó años después en Chiclana y, posteriore­mente, en Chipiona. Ninguno vería la luz, pese a las llamadas a un “debate racional” de Ecologista­s en Acción, que siempre se posicionó crítica pero claramente a favor de estas instalacio­nes.

La absoluta retirada de apoyo de los Gobiernos del PP a la producción de energías renovables dejaron en parada todos los proyectos. Hasta que han vuelto a florecer al calor de una Hoja de ruta gubernamen­tal de la eólica marina y de las energías del mar en España, dentro del Marco estratégic­o de energía y clima que promueve el Ministerio de Transición Ecológica, en sintonía con las políticas ambientale­s de obligado cumplimien­to de la Unióni Europea..

“Los aerogenera­dores pueden compromete­r la seguridad de la navegación aérea”, afirma

El plan deja en el Golfo de Cádiz pocas zonas libres de restriccio­nes ambientale­s

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RAQUEL FERIA/CRISTINA GARCÍA Ubicación propuesta para el parque eólico marino Puerto de Cádiz, entre Rota y Cádiz.
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