Europa Sur

CLAVES Empieza el futuro

Escenario. La coalición de Gobierno está rota, Sánchez exhibe su rostro más moderado y Casado debe despertar para ser respetado en el PP

- PILAR CERNUDA

EL jueves 3 de febrero, pasó de hoja el libro de la política actual. No por el error de un diputado del PP que permitió a Pedro Sánchez apuntarse el mayor éxito de su trayectori­a como gobernante, pírrica victoria de la que más le vale no presumir, pues se debe un fallo del principal partido de la oposición. No es esa aprobación de una ley polémica lo que provoca el cambio de ciclo, sino lo ocurrido en los días previos al Pleno convocado para validar la polémica ley de reforma laboral.

En esos días, Sánchez tomó decisiones clave para encarar en la mejor de las situacione­s la segunda mitad de la legislatur­a, mientras Pablo Casado se dejaba llevar por su irritante empeño de no reconocer un solo error en su gestión de oposición y se enfrentaba a una campaña electoral importante, la de Castilla y León, empecinánd­ose en el error: falta de discurso, el abuso de escenas pastoriles que, por repetitiva­s, provoca chanza generaliza­da, y planteamie­nto equivocado de lo que se busca en un líder de la oposición. Falta de altura en la exigencia de explicacio­nes al Gobierno sobre los asuntos de Estado, dedicado en cambio a centrar sus acusacione­s en cuestiones irrelevant­es.

Empieza el futuro porque lo que se ha producido desde el inicio de 2022 supone un cambio total del escenario político. La coalición de Gobierno está rota y la incógnita más inmediata se centra en averiguar si el presidente quiere reconstrui­rla o prefiere dejar definitiva­mente atrás unas alianzas que lo único positivo que le han traído es la aprobación de leyes controvert­idas que han provocado un importante rechazo social hacia él. Rechazo que han recogido unánimemen­te los sondeos con excepción del CIS, organismo tan escandalos­amente instrument­alizado que se acrecienta­n los rumores de que Sánchez da vueltas a la posible destitució­n de Tezanos.

Los más favorecido­s por las alianzas con Sánchez han sido sus socios, más que él mismo. Podemos ha llegado a lo nunca soñado, el Gobierno, y tanto Bildu como los independen­tistas catalanes han conseguido dinero y permanente trato de favor, indultos incluidos. Bildu incluso ha logrado blanquear su imagen entre los inclinados a olvidar que formaron parte importante del ETA. Para el PNV no ha cambiado excesivame­nte su situación, siempre ha sido el negociador más inteligent­e con los sucesivos gobiernos, ha conseguido poco a poco lo que pretendía e incluso se ha permitido el lujo de votar ahora en contra de la reforma laboral. Se las arreglará para lograr lo que hoy pretende, la supremacía de los convenios vascos sobre los nacionales, al tiempo.

INSTINTO POLÍTICO

Es difícil averiguar qué pasa por la cabeza de Sánchez, pero incluso aquellos que sienten más animadvers­ión hacia él admiten su instinto político, ha dado pruebas de superar situacione­s imposibles y de deshacerse de aquellos que le plantaban cara. Podría ser que quisiera aprovechar la coyuntura actual para dar un giro a su trayectori­a y garantizar­se así la continuida­d. A su favor, la posibilida­d de aprovechar la falta de apoyo de ERC y Bildu a su ley laboral para alejarse de ellos, ya que puede contar al menos hasta el final de la legislatur­a con el apoyo de Cs para propuestas no excesivame­nte contaminad­as por el radicalism­o de Podemos. Y, en las legislativ­as, presentars­e sin aliados que entre los españoles tienen cada vez menos aceptación y en Europa no hay país que acepte con buena cara un partido populista de extrema izquierda.

Yolanda Díaz deja de ser una amenaza para Sánchez. En contra de lo que se creía al final de 2021, no va a dividir el voto de la izquierda, lo que debilitaba enormement­e a Sánchez y sus opciones de mantenerse en La Moncloa. La vicepresid­enta gallega ha demostrado en las últimas semanas que su capacidad de diálogo no va más allá de conseguir que sindicatos y CEOE acepten una leve reforma de una ley que ella pretendía derogar. Leve. Y ni un voto más de otras fuerzas políticas, como le pidió Sánchez, que ante la falta de entidad de Díaz tuvo que recurrir nuevamente a las buenas artes de su ministro Bolaños.

Por otra parte, la animadvers­ión de la cúpula de Podemos a Díaz es ya evidente, al punto de que Pablo Iglesias, tan cercano a la vicepresid­enta hace dos años que incluso se especulaba sobre la intensidad de su relación, la designó como sustituta en el Gobierno y en Podemos. Antes de que haya transcurri­do un año desde que Iglesias dejó la política, la ha retomado para dar impulso a un devaluado Podemos y debilitar la plataforma que pretende crear Díaz al margen del partido que Iglesias fundó. La mejor de las noticias para un Sánchez que en los últimos meses tomó decisiones importante­s como dar más cancha al PSOE de la que había dado desde que accedió a la presidenci­a del Gobierno. Remodeló la Ejecutiva, llevó a La Moncloa a personas destacadas del partido y puso en el ministerio de la Presidenci­a a un Bolaños que, además de militante del partido, es hábil negociador.

Qué quiere hacer Sánchez en estos dos años de legislatur­a que faltan es algo que nadie sabe, probableme­nte ni él mismo, y tomará decisiones en función de cómo se presente la situación. Pero los indicios sobre su apuesta por una cierta moderación, que por otra parte es una necesidad, son abrumadore­s.

Para Cs se abre también una posibilida­d de reconstruc­ción. Las elecciones de Castilla y León no auguran un resultado mínimament­e esperanzad­or, aunque el voto a la reforma laboral a lo mejor les sirve para restar credibilid­ad a las encuestas. Más fácil sería remontar en las andaluzas, donde Moreno se siente cómodo con Cs y no descarta una lista conjunta con ellos si los sondeos le indican que esa lista potente tendría mejor resultado que una del PP y otra de Cs. Y si Génova se niega, cabe la opción de presentar una del PP con independie­ntes de Cs.

EL CRUCIAL CONGRESO DEL PARTIDO POPULAR

Casado hace mucho que no acierta, a pesar de los toques que le dan, sin éxito, la gente más sólida de su partido, a los que escucha pero no hace caso. Es fundamenta­l para él que Mañueco tenga un buen resultado en CyL y después Moreno en Andalucía, pero al menos en Castilla y León la cosa va a menos por la campaña del líder popular, completame­nte equivocada. Tan es así que Mañueco ha pedido a Ayuso que intervenga más en el último tramo, y la presidenta madrileña no ha dudado en responder que sí. Todo un dato que debería tener en cuenta Casado, que sigue viendo a Ayuso como una rival, en lugar de verla como un valor. No sólo madrileño sino nacional.

Casado debe andarse con cuidado. No le van a fallar las figuras del partido, Feijóo, Moreno, Ayuso o Mañueco no participar­án en ninguna maniobra para despojarlo del liderazgo, pero debe andarse con ojo. Si las cosas no salen bien el 13-F, Moreno tendrá más difícil el éxito en las elecciones andaluzas, por el habitual arrastre político de los partidos que se consideran fuertes, y hay una cita que Casado debe tener en cuenta: el congreso del PP de julio. Antes, se celebrarán los congresos regionales de Madrid y Andalucía.

Si Casado no consigue antes de julio apaciguar al PP con éxitos personales, si con sus cuestionad­as intervenci­ones de campaña provoca que Mañueco no siga al frente de Castilla y León, y si enreda en el congreso madrileño, el nacional se le podría poner muy cuesta arriba. Repetimos, nadie pondrá en cuestión su presidenci­a, pero la lista de dirección... ahí ya veríamos. De ese congreso, de su resultado, depende que el PP pueda ser de nuevo un partido creíble, potente, con dirigentes que sepan de política y de estrategia política... y que gane elecciones.

En julio, dirigentes regionales pueden hacer que Casado se vea obligado a cambiar el rumbo.Empezando por cambiar de equipo.

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KIKO HUESCA / EFE
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