Europa Sur

LA VIOLENCIA DE KIKO

- FÁTIMA DÍAZ TORRES

AL hijo de Isabel Pantoja se le ha ido, definitiva­mente, la cabeza. Era el comentario del pasado miércoles en que salió la última entrevista de Kiko Rivera en la revista Lecturas. En ella arremetía, cruel e innecesari­amente, contra su hermana, Isa Pi, una dulce criatura de pocas luces que estudia la carrera de Derecho porque su progenitor­a le dijo que tenía más salida

y que colabora en El programa de Ana Rosa

afrontando más de una vez las polémicas en torno a su familia con una sonrisilla ingenua.

Volviendo a Kiko, contar el episodio del amago de suicidio de su hermana no era lo más convenient­e en la situación de cisma familiar en la que viven los PantojaRiv­era, si lo que quiere realmente es que las aguas vuelvan a su cauce o, al menos, algo de tranquilid­ad.

Está visto que para Kiko, la exclusiva es lo primero, y por el dinero que le dan está dispuesto a llevarse por delante al que sea: primero a su madre, luego a su prima, por último a su hermana. Según con quien le toque la pelea, él pone a parir al que le de la gana. Poco dice esta actitud de su respeto a la familia, por muy desestruct­urada que sea la suya según sus propias manifestac­iones.

El acercamien­to –mediático y rentable también– que Kiko e Isabel Pantoja tuvieron debido al fallecimie­nto de la madre de la tonadiller­a, Ana Martín, se ha diluido a lo largo de los meses, y aquel cálido abrazo que el DJ narraba que se produjo entre ellos no ha surtido más efecto que el mediático después de cuatro meses.

Hasta sus seguidores se están cansando de sus cambios de actitud, de sus incendiari­as declaracio­nes, de sus maneras vengativas. Kiko ha contado de todo, miserias familiares de toda índole que llenan revistas del corazón e incontable­s horas en programas de Telecinco. Pero todo tiene un límite, y los espectador­es se están cansando

de tanta mala baba contra su madre, que al fin y al cabo es su madre, por poco y mal que haya ejercido de ello, según él.

La imagen pública del pequeño de los Rivera está más en entredicho que nunca, con un lío que no se aclara ni él mismo en toda esta amalgama de pactos y rencillas al más puro estilo de El Padrino.

Secret Stor y fue el primer espacio en vetar al hijo de la Pantoja, y las redes sociales claman por un veto permanente en Mediaset. “Basta ya de violencia mediática”, se lee estos días en diversas publicacio­nes de Instagram y Twitter. “Vergüenza ajena”; “bochornosa­s”; “desafortun­adas”; “no todo vale”... Las críticas no cesan contra este tipo de vendettas que en numerosas ocasiones tiene como cómplices a los medios de comunicaci­ón, que deberían hacer una reflexión sobre el tipo de personas y sus motivacion­es antes de dar espacio a cualquiera, por muy hijo de tonadiller­a que sea, por mucho que lleve el apellido Pantoja.

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MEDIASET Kiko Rivera, sentado en un plató de televisión.

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