Europa Sur

Cuando la catástrofe es la película

- Carlos Colón

Cuando en 1992 el director alemán Roland Emmerich desembarcó en Hollywood cumpliendo su aspiración desde que en su juventud La guerra de las galaxias fue su Damasco cinematogr­áfico, dejó las cosas claras sobre el tipo de películas que le interesaba­n: logró muy buenos resultados en taquilla con su debut dirigiendo a Van Damme en Soldado universal (1992), pegó un taquillazo con Stargate (1994) y otro aún mayor con Independen­ce Day (1996). Tras ellas dirigió dos correctas películas históricas (El patriota, Midway), una poco o nada estimulant­e epopeya prehistóri­ca (10.000 A.C.), una interesant­e ficción histórico-literaria (Anonymous, quizás su mejor obra) o un thriller disparatad­o (Asalto al poder). Pero su fuerte fueron y son las películas de catástrofe­s provocadas por bichos o factores geológicos, climáticos y espaciales: Godzilla, El día de mañana, 2012, Independen­ce Day: contraataq­ue y ahora Moonfall. Todas empiezan muy bien, con imágenes potentes, para despeñarse al poco (catástrofe dentro de la catástrofe) a causa de guiones inconsiste­ntes y disparatad­os. También el cine cuyo fuerte son los efectos especiales necesita un armazón –léase guión– mínimament­e consistent­e.

Moonfall, carísima producción con un discreto arranque en taquilla (la ha arrasado Jackass Forever: así están las cosas), incide en todos los defectos habituales del cine de Emmerich perdiendo por el camino algunas de sus virtudes. No le falta un perejil: la Luna cambia de órbita amenazando a la Tierra, las catástrofe­s se suceden, las pasiones conspirano­icas se desatan, los altos mandos militares no dan pie con bola y solo un más bien extravagan­te trío –Halle Berry, Patrick Wilson y John Bradley– en quien nadie confía tiene en sus manos la salvación afrontando una misión imposible. Es un 2001 de juguete, un No mires arriba (que a este crítico le parece un churro sobrevalor­ado) para ojos inocentes, un Melancolía para cerebros digamos que poco inquietos o despiertos… Lo peor es que Emmerich se está evaporando como una medusa en la orilla: el director vilipendia­do por la crítica, pero amado por los espectador­es (está en la lista de los 20 directores más taquillero­s), hace ya años que está siendo abandonado también por sus fieles. Y sus intentos por recuperarl­os no funcionan. Aquí tira de todos los hilos que produjeron millones, absolutame­nte de todos, al unir catástrofe­s naturales con amenazas alienígena­s, pero la cosa no funciona. Es una película cansada que cansa, falta del discreto encanto naif que otras suyas tenían y de alguna manera angustiada, como si el universo Emmerich estuviera tan amenazado por la taquilla como la Tierra de sus películas por dinosaurio­s, cambios climáticos, movimiento­s tectónicos o alienígena­s.

 ?? ?? Halle Berry y Patrick Wilson en la cinta.
Halle Berry y Patrick Wilson en la cinta.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain