Europa Sur

“Me choca que defiendan el aborto muchos animalista­s”

- Álvaro Ochoa

–Nuevo año, nueva temporada.

–Hay mucha incertidum­bre. Hemos empezado el año aún con la pandemia, pero con toda la ilusión del mundo. Esperemos que vaya mejorando. Con muchas ganas de abrir todas las plazas que llevo y hacer cosas como el año pasado. Gracias a Dios, todas mis plazas abrieron sus puertas gracias a mi equipo y a la afición. Me gusta mi trabajo y tengo las pilas cargadas porque los toros es lo que más me gusta del mundo.

–¿Quiso ser torero?

–Sí, pero soy muy malo. Me dan mucho miedo hasta las becerritas. Soy empresario por afición desmedida. Yo tenía otro trabajo y lo dejé todo por los toros y estoy feliz. Llevo 13 o 14 años con la empresa contento.

–Parece que cada vez hay menos jóvenes que quieran serlo. ¿Se están quedando los toros atrás?

–Sin tocar las bases, hay que modernizar­lo. Hay que abrirlo al mundo y que sea una experienci­a. No sólo las dos horas y media de la corrida, sino un día de toros. Darle valor a la entrada y poder hacer más cosas. Yo lo hice en la Mérida el día de Talavante. Con esa entrada entrabas en el teatro romano gratuito y en los restaurant­es te hacían descuento. Además, hay que hacerlo más dinámico y acortarle los tiempos. Intentar hacer más cómodas las plazas. En la pandemia hemos visto lo bien que hemos estado dejando un sitio libre entre las localidade­s. Se pueden hacer muchas cosas. La oferta de ocio es enorme y hay que estar a la altura.

–Muchos dicen que ir a los toros es caro.

–Cuesta mucho producirlo, pero hay que hacer una campaña de precios popu-* lares para los jóvenes. Lo he intentado hacer allí donde he estado. No obstante, la Fórmula 1 o el fútbol valen dinero. Tiene que haber entradas caras, pero también baratas para que la gente acuda a las plazas.

–¿La televisión ayuda a eso o lo dificulta?

–La tele, en su medida, conviene. Lo que no se ve en televisión prácticame­nte no existe. Aunque no debemos televisar 60 días consecutiv­os. Pero no sólo la tele, también el resto de medios y las redes sociales.

–Hablando de redes sociales, ¿qué opina de la censura que vive la tauromaqui­a en algunas de ellas?

–El mundo vive de espaldas a los valores. Se le está dando una importanci­a a los animales que no se le da a las personas. Esa batalla debemos ganarla y estar unidos. Pasan los inviernos mientras se habla mucho y se hace poco.

–Si le digo animalista­s, ¿en qué piensa?

–Es una barbaridad comparar a un animal con una persona. Muchos animalista­s no conocen ni respetan, pero sí prohíben. Pienso que esos animalista­s son de boquilla y bastante más son los ganaderos. Me choca que defiendane­l aborto muchos animalista­s.

–Esos ganaderos de los que habla lo han pasando especialme­nte mal desde que empezó la pandemia.

–Lo hemos pasado mal todos, pero ellos tienen un mérito tremendo. Son unos grandiosos aficionado­s y son los más generosos del sector.

–¿Y los menos generosos?

–Me lo callo.

–Tampoco fueron muy generosos con usted a raíz de la famosa corrida de agosto de 2020 en El Puerto de Santa María. ¿Cómo encajó las críticas?

–Muy triste. Me afectó a mí y a mi familia mucho. Se hicieron las cosas perfectame­nte. Fue un fuego amigo que nunca entendí. No ha habido ninguna de empresa de toros que haya adoptado las medidas Covid como las hemos hecho nosotros. No entendí que se me atacara por querer ejercer mi trabajo. Nadie me ha pedido perdón ni en privado ni en público. Después, se vieron imágenes parecidas en muchas plazas.

–Ya no está al mando de El Puerto, pero sí de Córdoba, Almería o Morón de la Frontera.

–Andalucía es el motor de la tauromaqui­a. Hay muchos sitios con cosas taurinas, algo que no pasa en el resto de España. Pero noto a la afición desilusion­ada. Aunque es un niño que, a poco que le mueva la cuna, se despierta y responde. Debemos dar vida taurina todo el año para ensalzar los días de corridas. Para que una acontecimi­ento sea grande, hay que hablar de él constantem­ente.

–Mándeles un mensaje ahora que está el año por lidiar.

–Pido que cada uno, en su parcela, apoye. Que lleven a gente a los toros y la enseñen. La mejor defensa de la tauromaqui­a es ir a las plazas de toros y que sepamos mostrar sus valores. Un chaval con 16 años que quiere ser torero vive en un sacrificio y en un respeto que muy pocos de su edad lo viven. Y eso es fundamenta­l para su futuro como persona. El toreo es una escuela de vida.

Un chaval que quiere ser torero vive en un sacrificio y respeto que muy pocos de su edad lo viven”

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ANTONIO PIZARRO

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