Europa Sur

CHAGOS Y DOÑA MARÍA MAGDALENA

- IGNACIO CASTRO

EN 1968 el Reino Unido accede a la independen­cia de Mauricio, situada en el Indico suroeste, pero sin la transferen­cia de una parte de dicho nuevo estado, esto es, del archipiéla­go de Chagos, retenido con fines militares. Sus siete paradisíac­os atolones, pasan a formar parte del llamado Territorio Británico del Océano Indico, con capital en la Isla de Diego García, nombrada así por su descubrido­r moguereño, allá por 1544.

Desde 1967 hasta 1971, el gobierno de Su Graciosa Majestad, ejecutó el destierro de los 1.700 autóctonos de Chagos. Así, impidió volver a los chagosiano­s que salían por razones medicas; también comenzó a restringir­se la entrada de alimentos y medicament­os, envenenami­ento de animales y todo tipo de coacciones, con el fin último de que se consumase el total desalojo de la isla por sus legítimos moradores civiles. Tras conseguirl­o, se militarizó la isla, instalándo­se una base conjunta britanico-estadounid­ense. La Corte Internacio­nal de Justicia, y la Asamblea General de la ONU reconocen la soberanía mauriciana, y califican como ilegal la ocupación. A día de hoy, los deportados siguen sin poder volver a su isla, para mayor orgullo del imperio.

Pero sin irnos tan lejos, recordemos que igual expulsión sufrieron los llanitos durante la II Guerra Mundial. El gobernador de la metrópoli los consideró mouths useless (bocas inútiles) en la Gibraltar militar, y fueron enviados a regañadien­tes a Irlanda del Norte, Marruecos, Jamaica, etc…, en condicione­s más que lamentable­s, en muchos de los casos. A algunos no se les permitió volver hasta 1951. La memoria selectiva permite olvidar el maltrato británico, teledirigi­endo el gobierno gibraltare­ño su odio hacia España.

Pero en estos momentos que ahora vivimos, como ayer apuntó el director de este diario, es de nuevo el Reino Unido el que pone en peligro la propia identidad y subsistenc­ia de su colonia. España, en cambio, está siendo sumamente generosa y comprensiv­a con Gibraltar, incluso en contra del parecer comunitari­o.

Sería el momento que el gobierno de Picardo comenzara a revisar su parecer respecto a nuestro país, más aún cuando el llanito está sumamente ligado a España en general y al Campo de Gibraltar en particular, su área de relación natural en todos los sentidos. Y también es el momento de considerar que la coseberaní­a y la doble nacionalid­ad, con plena automonía gibraltare­ña, es la única solución al enorme problema creado por Cameron.

Doña María Magdalena qepd, abuela de Fabian Picardo, tanto amó a España que bordó incluso la bandera republican­a que ondeó en el buque José Luís Díez, en el bloqueo del Estrecho. Su nieto seguro que mantiene algo de amor a esa bandera, aunque le cueste reconocerl­o.

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