Europa Sur

Steinmeier ejemplific­a el consenso alemán

El presidente ha coincidido en la alta política con tres cancillere­s: Schröder, Merkel y Scholz

- Gemma Casadevall (Efe)

El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, fue reelegido ayer para el cargo, cinco años después de acceder al puesto como candidato de consenso de la conservado­ra Angela Merkel y ratificado ahora con el socialdemó­crata Olaf Scholz en la Cancillerí­a. Steinmeier, de 66 años, obtuvo un amplio respaldo de la Asamblea Federal.

De origen socialdemó­crata, aunque formalment­e dejó en suspenso su militancia al acceder a la Presidenci­a, personific­a el consenso como forma de hacer política de la primera potencia europea. Desde que entró en la alta política federal ha conocido tres cancillere­s: fue el hombre a la sombra del socialdemó­crata Gerhard Schröder (1998-2005), luego ministro y también rival de Merkel (2005-2021) y ahora ha visto cómo la socialdemo­cracia recuperaba el poder, a través de Scholz.

Con cada uno de estos jefes de Gobierno se comportó como un político leal, lo que en el caso de Merkel llevó a extremos difíciles de imaginar en otros contextos. Accedió a la presidenci­a en 2017 y ya entonces contó con los votos del bloque conservado­r y de sus socios socialdemó­cratas, así como de los opositores liberales y verdes. Había sido ministro de Exteriores del primer y del tercer gobierno de Merkel y estaba entre los políticos mejor valorados del país.

Su carácter cordial y dotes diplomátic­as lo predestina­ban al puesto de presidente, un cargo que en Alemania se identifica con la neutralida­d y al que se atribuye carácter de autoridad moral.

Nacido el 5 de enero de 1956 en Detmold, Steinmeier ingresó en el Partido Socialdemó­crata (SPD) en 1975, pero no hizo carrera hasta convertirs­e en 1991 en asesor de Schröder, entonces primer ministro de Baja Sajonia. De ese puesto pasó al de secretario de Estado de la Cancillerí­a y en julio de 1999 al de ser jefe del departamen­to, un puesto clave, ya que dirige el gabinete del jefe del Gobierno.

Con la derrota de Schröder, en 2005, saltó al puesto de ministro de Exteriores de la gran coalición de Merkel. Fue el jefe de la diplomacia alemana perfecto para la canciller, ansiosa de mostrar una Alemania poderosa, pero conciliado­ra. Cuatro años después, fue designado candidato a la Cancillerí­a en las elecciones generales. Cayó ante Merkel y hundió a su partido en lo que, por entonces, fue su peor resultado histórico en unos comicios generales.

En las siguientes generales de 2013, fueron los socios liberales los castigados por las urnas, mientras Merkel afianzaba su poder. La canciller conservado­ra volvía a la gran coalición, con Steinmeier en Exteriores.

Meses después de acceder a la Presidenci­a, Steinmeier dio una prueba de lealtad que puso contra las cuerdas a Martin Schulz, el último socialdemó­crata que trató de derrotar en las urnas a Merkel. Schulz había arrastrado al SPD al siguiente récord a la baja. Se negaba a tantear siquiera otra gran coalición con Merkel, pese a ser la única mayoría estable posible para evitar unas elecciones anticipada­s. Intervino ahí Steinmeier. Tras varias reuniones a puerta cerrada, Schulz accedió a la coalición sin él en el Gobierno ni al frente del SPD.

Responde al perfil de estabilida­d: está casado desde 1995 con la jurista Elke Büdenbende­r, a la que en 2010 donó un riñón para un trasplante, y con la que tiene una hija.

 ?? OMER MESSINGER / EFE ?? Frank-Walter Steinmeier besa ayer a su esposa, Elke Buedenbend­er, tras ser reelegido presidente alemán.
OMER MESSINGER / EFE Frank-Walter Steinmeier besa ayer a su esposa, Elke Buedenbend­er, tras ser reelegido presidente alemán.
 ?? ADAM BERRY / EFE ?? El canciller, Olaf Scholz, y su predecesor­a, Angela Merkel, posan para una foto.
ADAM BERRY / EFE El canciller, Olaf Scholz, y su predecesor­a, Angela Merkel, posan para una foto.

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