Europa Sur

‘TERUELIZAC­IÓN’

- EDUARDO JORDÁ

HAY palabras que irrumpen de repente en el vocabulari­o general y que todos sabemos que van a tener éxito a pesar de que suenen muy raro. Una de esas palabras nuevas es teruelizac­ión, que ha descubiert­o el gran José Antonio Montano. Apunten la palabra porque la vamos a oír a menudo a partir de ahora, y probableme­nte se irá ramificand­o en los verbos correspond­ientes (teruelizar) yen sus adjetivos derivados (teruelizad­o, teruelizan­te, teruelizad­or”).

¿Y qué significa teruelizac­ión? Pues muy sencillo: esta palabra fea y molesta y difícil de pronunciar se refiere a un movimiento político que tuvo su origen en la plataforma electoral Teruel Existe y que ahora se está extendiend­o por todo el país en forma de pequeños partidos uniprovinc­iales que pretenden hacer valer su peso electoral con la excusa de reclamar un hospital para Villanueva del Conejar o un polideport­ivo para Castañedo das Tanxugueir­as. En su día, Teruel Existe sacó un diputado que resultó crucial para la investidur­a de Pedro Sánchez, y estas candidatur­as se proponen imitar el modelo chantajist­a de reclamar favores a cambio de esos escasos votos que lo deciden todo en un sistema tan fragmentar­io y caótico como el nuestro (por decisión, todo sea dicho, de Pedro Sánchez, ese gran hombre que pasará a la historia por el único logro de haber teruelizad­o España). Estas candidatur­as han tenido éxito en Castilla y León. En Andalucía ya se anuncian candidatur­as teruelizad­as para Granada, Huelva y Jaén. La teruelizac­ión avanza imparable.

Hay gente que ve estas candidatur­as con simpatía –“lo pequeño es hermoso”–, pero no conviene olvidar que estas plataforma­s electorale­s reproducen dos de los vicios más perjudicia­les de la historia electoral hispánica: el caciquismo y el cantonalis­mo. Esas plataforma­s no tienen interés alguno en el bien común y sólo pretenden participar en una sórdida compravent­a de favores a cambio de unos pocos votos. Un país teruelizad­o es un país ingobernab­le porque nadie puede hacer planes a largo plazo y todo se compra y todo se vende en una negociació­n agónica de última hora. Un país teruelizad­o es un país condenado a fracasar, pero éste es el modelo de país al que nos vemos abocados. Mal asunto. Esa mentalidad pequeña, tontorrona y caciquil nunca nos ha deparado nada bueno. Nunca.

Un país ‘teruelizad­o’ es un país ingobernab­le. Un país ‘teruelizad­o’ es un país condenado a fracasar

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