Europa Sur

El Gobierno andaluz esquiva una crisis que achaca a Pablo Casado

Juan Marín recibe el respaldo del Ejecutivo y de la dirección de Ciudadanos, ante las críticas de un grupo de parlamenta­rios naranjas que salió en defensa de Génova

- Juan Manuel Marqués Perales

Primero la escenograf­ía: Juan Marín y Elías Bendodo, juntos. El vicepresid­ente de la Junta, de Ciudadanos, y el consejero de Presidenci­a, del PP, comparecen cuando finaliza el Consejo de Gobierno andaluz. Después el mensaje: “Nos queda el 25% de la legislatur­a”, avisa Bendodo, al lado de Marín, cuyas críticas al líder nacional del PP, Pablo Casado, por lo sucedido en las elecciones de Castilla y León sólo han molestado a tres parlamenta­rios autonómico­s de Ciudadanos.

Sí, de Ciudadanos: Javier Pareja, Sergio Romero y Raúl Fernández, que el lunes publicaron mensajes contra Marín porque había atacado a la dirección del PP nacional. “Ha entregado Castilla y León a la ultraderec­ha”, había manifestad­o Marín, y Pareja, Romero y Fernández se le echaron encima por haber hablado mal de sus compañeros. A Raúl Fernández, parlamenta­rio granadino, todos lo consideran cercano a Fran Hervías, antes de Ciudadanos y ahora una de los más estrechos colaborado­res de la dirección nacional del PP. Es decir, Génova y su número dos, Teodoro García Egea. A veces la política es tan transparen­te que a los políticos se les ve el hígado con una luz primaveral.

El 25% al que se ha referido Bendodo es una cuarta parte de la legislatur­a, un año, 2022, que es el que ahora quiere completar el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y su vicepresid­ente Marín. En las elecciones de Castilla y León, que se ha saldado con una victoria pírrica del PP, han visto el ejemplo de lo que no se debe hacer: adelantar unas elecciones sin motivo para satisfacer los intereses de Pablo Casado. Varios dirigentes del PP andaluz expresan en privado lo que Juan Marín aseguró el lunes en público, aunque no con la misma contundenc­ia. Que el experiment­o de Valladolid es un desastre que sólo ha servido para que Alfonso Fernández Mañueco cambien a un socio cómodo, Ciudadanos, por otro muy arriesgado, Vox.

La campaña de Castilla y León ha ido de bandazo en bandazo. Casado se echó al monte, entre ovejas y vacas, como si los castellano­s fueran aún transhuman­tes que no viviesen en ciudades; volvió a las urbes cuando se dio cuenta que no todo Castilla es un trigal; prescindió de Isabel Díaz Ayuso para que nadie le señalase como salvadora de los populares y, cuando los sondeos bajaron, tuvo que recurrir a ella, pero sobre todo se equivocó a dejar en manos de Fernández Mañueco, al que se considera un líder no asentado, la complicada maniobra de convencer al electorado que él no convocaba por convenienc­ia.

Para completar el despropósi­to que en el Gobierno andaluz afean a Génova, el número dos de Casado, Teodoro García Egea, sostiene en una entrevista que todos las coalicione­s de PP y Ciudadanos han sido un fracaso. ¿Todos? Menos Andalucía, tuvo que matizar.

El portavoz nacional de Ciudadanos, Edmundo Bal, también respaldó las declaracio­nes de Marín. Y es que el resultado para los naranjas, en efecto, es letal: el PP los ha echado del Gobierno autonómico, con el resultado de que sólo han logrado un escaño en las Cortes castellana­s. El de Francisco Igea, quien fuese el vicepresid­ente regional. Al PP, por su parte, le toca lidiar ahora con una complicada coalición con Vox, que viene reclamando Santiago Abascal desde el domingo de las elecciones.

Al temor de Juanma Moreno se une la necesidad de Ciudadanos en Andalucía. Si ganan nueve meses más en el Gobierno, mejor. Tal como explicaron Bendodo y Marín, ahora el objetivo es llegar hasta las vacaciones de verano, para disolver el Parlamento entonces, con lo que las elecciones se celebraría­n en octubre o noviembre. Es posible que el Gobierno andaluz no dure tanto, que los comicios sean en junio, pero lo cierto es que algunos planes se han relajado.

Los consejos de Gobierno se estaban celebrando fuera de Sevilla, para completar el mapa de las provincias, y eso se ha detenido. Los consejeros no irán la semana que viene, como se preveía, a Córdoba, se van a tomar su tiempo.

En la rueda de prensa de ayer, Juan Marín explicó que nadie es capaz de encontrar en el resto de España otro Gobierno de coalición más estable que el de Andalucía: “Está está aislado del ruido externo". De esas “amenazas permanente­s y constantes sobre el adelanto electoral”, según el vicepresid­ente.

“No nos ha afectado ni nos va a afectar lo que pasa en otras comunidade­s”, señaló Elías Bendodo, que ha apuntado que Andalucía sigue y seguirá “encapsulad­a”, con un Gobierno “unido, firme y cada vez más fuerte”. “Este es el Gobierno de coalición más estable de la historia de la democracia”, sentenció Bendodo, convencido de que los andaluces quieren “cuatro años más” de esta alianza entre PP y Cs.

El Gobierno andaluz se seguirá reuniendo en las provincias, pero a un ritmo más lento

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RAÚL CARO / EFE Juan Marín y Elías Bendodo sonríen antes de la comparecen­cia de ayer en el Palacio de San Telmo.

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