El Atlético de Simeone toca fondo
● El Levante gana su segundo partido en esta Liga
0 Atlético Madrid
1 Levante
Atlético: Oblak; Llorente, Savic, Giménez, Reinildo (Lodi, 77’); Lemar (Herrera, 76’), Koke (Vrsaljko, 63’), Kondogbia, De Paul (Joao Félix, 63’); Correa, Cunha (Luis Suárez, 63’). Levante: Cárdenas; Miramón, Rober Pier, Duarte, Cáceres, Son; Pepelu (Vukcevic, 88’), Melero (Coke, 88’), Bardhi (Malsa, 61’); De Frutos (Dani Gómez, 67’), Roger (Morales, 67’).
Gol: 0-1 (54’) Melero. Árbitro: Munuera Montero (andaluz). Amonestó a De Paul, Savic, Correa y Dani Gómez. Incidencias: Partido aplazado de la jornada 21ª de LaLiga Santander, disputado en el Wanda Metropolitano. 40.000 espectadores.
En sus 23 partidos precedentes en esta temporada de LaLiga Santander, el Levante sólo había ganado un partido, ninguno como visitante, hasta ayer, cuando llegó, presionó, ganó y recuperó la fe en el Wanda Metropolitano, escenario de otro despropósito tremendo del Atlético de Madrid, que tocó fondo en la era Simeone, desfigurado por enésima vez este curso, sin excusas, sin una coartada defensiva.
Porque el Atlético no jugó a nada. En ningún momento ni en ningún lado. No propuso ninguna de las condiciones mínimas para ganar un partido en Primera División. Ni fútbol ni ocasiones –no tuvo ninguna contra el último de la clasificación– ni intensidad ni presión ni contundencia ni convicción ni nada de lo que siempre tuvo con el técnico argentino, perdido en un laberinto del que ni comprende ni ve la salida. Este miércoles no hubo épica.
No hubo nada por parte del conjunto rojiblanco, devorado por el Levante, al que no le queda otra que creer, pero que jugó con mucho más orgullo, mucha más determinación y mucha más ambición este miércoles que el Atlético, el actual campeón, al que maniató casi de principio a fin y al que rebajo a la mínima expresión en la que se mueve desde hace meses. Ni está ni se le espera. Es un equipo menor. La Champions parece sólo una ilusión.
Simeone habló de un plan en la víspera. No lo tiene el Atlético. O no lo ejecuta. O no sabe cómo desarrollarlo. O no logra transmitirlo. Sea como sea, el caso es que el encuentro que completó el conjunto rojiblanco fue espeluznante. A la altura de otros muchos de esta temporada. O peor. Porque enfrente estaba el último, que fue un equipo mucho más competitivo que el quinto de la tabla, aterrado cuando le presiona cualquier adversario.
El Levante mantiene la fe en algo que casi todo el mundo ajeno a él considera imposible como es la permanencia, tal y como ha llegado a estas alturas de LaLiga Santander.
El gol de Melero en el 54 retrató al Atlético. A toda su defensa. Y a Reinildo, que no se enteró ni por dónde le venía el pase ni su rival. Cuando reaccionó ya no tenía ninguna opción de impedir lo que, por otra parte, se veía venir: el gol del Levante, nada extraño tal y como había sido el duelo hasta ese instante. Ni siquiera lo habría sido el 0-2 cuando De Frutos conectó un derechazo que sólo pudo repeler Oblak, ayer el único a la altura de un campeón.