LA TRAMPA DE TUCÍDIDES
NO se puede considerar todavía una desescalada, pero desde hace unos días se ha detectado una cierta retirada de efectivos rusos de las fronteras de Ucrania, lo que podría indicar que no hay intención real de una invasión rusa a gran escala. En realidad, nadie sabe lo que se esconde en la mente de Putín, un autócrata forjado en las oscuras maniobras de los antiguos servicios secretos soviéticos. No se puede descartar todavía ningún escenario y, entre ellos, una invasión militar, total o parcial, del territorio ucraniano.
Lo cierto es que las razones de esa posible decisión de repliegue, si este fuera el caso, son múltiples y algunas bien conocidas. La principal es que Putín ya ha conseguido sus objetivos estratégicos. Se ha asegurado que Ucrania no entre en la OTAN en muchos años, ha consolidado su presencia en Crimea y en el Dombás, en el este de Ucrania, y reforzado su poder interno cerrando cualquier vía de disidencia y, simultáneamente, ha constituido una plataforma permanente de desestabilización de Ucrania y resto de Estados europeos a través de mecanismos de guerra híbrida que mantendrá activos posiblemente mucho tiempo.
No obstante, en mi opinión, uno de los factores clave en la posibilidad de no intervención a gran escala en Ucrania está en la teoría conocida como trampa
de Tucídides. Esta teoría, inspirada en la guerra del Peloponeso y elaborada por el analista americano Graham Allison analizando la rivalidad entre las grandes potencias, concluye que la tensión entre una potencia en declive y otra en ascenso puede conducir a una guerra hegemónica en la que la gran potencia venza y asegure su primacía, o pierda y sea reemplazada por la potencia en ascenso. Nadie duda en la identificación de la potencia en declive, Estados Unidos, pero la realidad es que la potencia en auge es China, no Rusia. Y lo cierto es que es el escenario real de confrontación militar está en el Pacífico, no en el este de Europa. Hoy por hoy, China marca los tiempos a Rusia, y Rusia debe plegarse a los intereses y planes de China. La mayoría de los analistas internacionales coinciden en que a China no le interesa por ahora un conf licto militar en Europa de resultados inciertos que active los mecanismos de defensa de Occidente. Ante la carencia de una estructura de gobernanza internacional eficaz, y ante la ineficacia absoluta del sistema de seguridad colectiva de Naciones Unidas, las grandes potencias defienden sus intereses mediante el uso o la amenaza de la fuera. El siglo XXI es el tiempo de China, y sus intereses están en el Pacífico, no en Europa del Este, por donde, además, transitan algunos de los caminos de su estratégica ruta de la seda.
Nadie duda en la identificación de la potencia en declive, Estados Unidos, pero la potencia en auge es China