Equilibrio cuerpo y mente
● El ejercicio físico, sobre todo el aeróbico, presenta beneficios claros para las personas con esquizofrenia a nivel cognitivo, psicopatológico y social
El efecto en la salud mental del ejercicio físico está ampliamente demostrado para la población general por sus efectos sobre la producción de endorfinas, la reducción de la ansiedad, el estrés o el deterioro cognitivo. Además, desde hace décadas se analiza el efecto de terapias, prácticas deportivas y ejercicios concretos para determinados grupos de pacientes. El estigma y la complejidad en el abordaje de las enfermedades psiquiátricas ha ido dibujando grandes espacios de mejora en la atención a la salud mental en España. En muchas ocasiones, el sedentarismo asociado a la propia enfermedad, el peso del estigma y algunos efectos asociados a las terapias farmacológicas lleva a que las personas con esquizofrenia no puedan cuidar adecuadamente de su salud física y aumente el riesgo de enfermedades cardiometabólicas. Es una es una enfermedad mental crónica que además de la psicopatología propia, cursa con deterioro cognitivo, físico, metabólico, afectivo y social.
Un estudio publicado recientemente en la Revista Española de Salud Pública ha demostrado que el ejercicio terapéutico, principalmente el aeróbico, beneficia a los pacientes con esquizofrenia como complemento al tratamiento farmacológico al producir efectos beneficiosos a nivel físico, cognitivo, psicopatológico y social. El trabajo, realizado por Ana Rovira e Iria Da Cuña, de la Universidad de Vigo, analizó estudios y ensayos clínicos aleatorizados publicados en los últimos 5 años, que incluyeran intervenciones con ejercicio terapéutico y evaluaran los efectos que éstas producen en pacientes con esquizofrenia.
La incidencia actual estimada de la esquizofrenia a nivel mundial es que siete personas de cada 1.000 sufrirán esquizofrenia a lo largo de su vida. Debido a la amplia gama de enfermedades somáticas comórbidas, las personas con esquizofrenia tienen una tasa de mortalidad de dos a tres veces mayor.
Los resultados del trabajo parecen demostrar claramente que el ejercicio terapéutico, en la forma de ejercicio aeróbico, produce mejoras en numerosos aspectos psicopatológicos y cognitivos de la esquizofrenia. Concretamente ofrecen efectos sobre los síntomas de la esquizofrenia, la depresión, la ansiedad, las funciones cognitivas, el intervalo de dígitos, la velocidad de procesamiento, la atención, el aprendizaje verbal, memoria facial, memoria de trabajo, emoción, fluidez verbal y la función ejecutiva. Asimismo, parece que existen mejoras en el estado de ánimo por aumento de los niveles de serotonina, en el nivel de estrés por disminución de los niveles de cortisol y en el funcionamiento social.
Aunque menor en comparación con los efectos demostrados del ejercicio aeróbico, otras formas de ejercicio terapéutico que también producen mejoras a nivel psicopatológico y cognitivo son taichi, pilates, psicoterapia corporal, estiramiento y tonificación, yoga y algunos ejercicios de fuerza. El yoga ofrece beneficios terapéuticos sobre la atención, la memoria espacial, memoria facial, emoción, abstracción y la flexibilidad mental. Según explican las autoras del estudio, el ejercicio físico promueve la actividad mental desde tres mecanismos principales que están articulados. El primero es la adaptación o mejora de la función cardiaca desde una comprensión mecánica para garantizar la perfusión cerebral. En segundo lugar, la optimización de aporte metabólico para las demandas cerebrales propiamente dichas y, por último, la promoción de síntesis o descarga hormonal que facilitan la función cerebral generando calma o sensación de bienestar.
Por último, es reseñable la alta cifra de porcentajes de abandono que suelen darse en estos pacientes y se considera una característica habitual la pérdida de motivación y el sedentarismo, haciendo difícil el cumplimiento de estos programas. Según los datos aportados por el estudio, uno de cada cuatro asignados a grupos de intervención con ejercicio físico abandonaron el tratamiento.
Otras prácticas útiles son el taichi, el pilates, el yoga y algunos ejercicios de fuerza