Los 72 años de Isabel Preysler
● La ‘madre’ de todas las ‘influencers’ dosifica sus apariciones públicas ● De vez en cuando sorprende, como el último verano con su participación en ‘Mask Singer’
Isabel Preysler puede presumir de ser un ejemplo de elegancia, saber estar y de profesionalidad ante la prensa. Ayer, 18 de febrero, cumplió 72 años con la mayoría de sus hijos lejos de casa y con Tamara Falcó convertida en uno de sus mayores apoyos, pues ambas mantienen una relación muy especial. Junto a Mario Vargas Llosa, con el que mantiene una relación sentimental que se ha ido afianzando a lo largo de los seis años que ya llevan juntos, este aniversario será agridulce para Isabel debido a la reciente pérdida de su madre, Beatriz Arrastia, el pasado mes de agosto a los 98 años de edad.
Desde hace varias décadas, Isabel Presyler es uno de los personajes más conocidos y fotografiados del panorama nacional, aunque son muchos los detalles que gran parte del público desconoce de ella. Por ejemplo, Tamara Falcó revelaba en una intervención televisiva hace no mucho, que todas las hijas de la filipina llevan de alguna manera el nombre de ‘Isabel’, por deseo expreso de ella.
Más allá de este detalle revelado por Tamara, lo cierto es que Preysler todavía es capaz de sorprendernos. Así lo hizo en su participación en Mask Singer, bajo el disfraz de ‘Gatita’. Una faceta artística de Isabel que pocos conocían. Y es que la vida de la filipina es digna de docuserie, o incluso de película.
Tres matrimonios y cinco hijos a los que adora son el centro de su vida. De su primera boda con Julio Iglesias, que la puso en el foco de atención de los medios, hasta su romance con Vargas Llosa, con quien parece que por ahora no tiene intención de casarse, aunque es algo que no se descarta. A día de hoy sigue siendo una figura que genera atención, aunque ella misma dosifica sus apariciones públicas.
Fue el escritor Francisco Umbral el que le puso el apelativo de ‘reina de corazones’ y, aunque los inicios de su vida no fueron especialmente glamourosos, su llegada a España por estricta orden de sus padres para alejarla de un amor poco recomendable, dieron sus frutos. Al igual que Tamara ahora, Preysler siempre tuvo fuertes convicciones religiosas y, de hecho, incluso quiso ser misionera. Sin embargo, el amor se cruzó en su camino.
En sus primeros años en Madrid se quedó con sus tíos y asistió a un curso de Secretariado Internacional. A partir de aquí conoció a las que se convertirían en sus mejores amigas, como Piluca Ardid, Marta Oswald o Carmen Martínez Bordiú. De hecho, hasta que estalló la pandemia, solía organizar sesiones de cine en su casa, en las que se servían palomitas, perritos calientes y otro tipo de snacks.
Su vida amorosa siempre ha estado en el centro de atención, pero fue con Miguel Boyer con el que más tiempo estuvo casada, hasta el final de su vida. Con todos sus ex maridos siempre ha tenido buena relación; de hecho, Julio Iglesias incluso llegó a ofrecerle una casa con todos los gastos pagados cuando sus hijos se trasladaron a Miami tras el secuestro de su padre. Ella, aunque viaja de vez en cuando a Florida, prefirió mantener su vida en Madrid.
El pasado año Preysler no pudo disfrutar de una celebración por todo lo alto por su cumpleaños y aunque las circunstancias relacionadas con la situación sanitaria han mejorado, se desconoce si aprovechará en esta ocasión para organizar una fiesta similar a la que Tamara llevó a cabo en su 40 cumpleaños. Al fin y al cabo, y aunque sean 72, se trata de una cifra digna de festejar, aunque sea en la intimidad con sus seres queridos. La ‘madre de todas las influencers ha marcado el camino.