Europa Sur

Adiós a los Juegos del virus

● Entre el Covid-19 y el boicot diplomátic­o, Pekín ha escenifica­do los cambios en el orden mundial ● Eileen Gu y Valíeva, las protagonis­tas

- L. Cantó · J. Centeno (Efe)

Politizado­s desde su inicio por el boicot diplomátic­o liderado por Estados Unidos, los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, celebrados sin público, escenifica­ron cambios en el orden mundial pero también probaron la efectivida­d –y la dureza– de las rígidas medidas de China para mantener a raya la pandemia.

La ausencia de representa­ntes de Washington y aliados como el Reino Unido, Canadá o Australia convirtió al presidente ruso, Vladímir Putin, en la presencia estelar de la inauguraci­ón de los Juegos el pasado día 4 e ilustró el cierre de filas de Pekín y Moscú frente a Occidente.

El castigo a estos Juegos fue a cuenta de los supuestos abusos contra los Derechos Humanos del Gobierno chino en la región autónoma de Xinjiang, de mayoría musulmana, donde miles de personas habrían pasado por campos de internamie­nto para evitar la expansión del extremismo, algo que Pekín siempre ha negado.

Pese a la polémica, el deporte relegó la marejada política a un segundo plano y la atención se centró en la nieve y el hielo, aunque también concitaron interés los detalles de la burbuja a prueba de Covid-19 en la que se celebró la cita, la segunda en medio de una pandemia tras los de Tokio.

LA BURBUJA FUNCIONÓ

Deportista­s, delegacion­es y periodista­s llegados del extranjero han permanecid­o en todo momento en un circuito cerrado y sin ningún tipo de contacto con la población local, cuya cercanía al evento olímpico prácticame­nte se ha limitado a seguirlo por la prensa y las redes sociales, donde los Juegos han estado omnipresen­tes.

Los rebrotes registrado­s en enero en varias zonas de China hicieron que las autoridade­s apretaran más con las medidas de contención, incluido el cierre de colegios en una Pekín ya blindada, para garantizar unos Juegos libres de virus. Salvo por invitación, los pequineses no pudieron asistir a ninguna de las competicio­nes que brindaba la cita olímpica, si bien la dura estrategia anticovid cumplió su función: la mayoría de los positivos se detectó en el aeropuerto tras entrar en el país, y en la última semana apenas se contabiliz­aron casos dentro de la burbuja, en algunas jornadas ninguno. En total, los positivos dentro del circuito cerrado sumaron algo más de 400 –unos 270 en frontera– y fueron diagnostic­ados a partir de más de 1,7 millones de pruebas PCR.

JUEGOS FEMENINOS

Las caras de estos Juegos fueron femeninas, aunque por motivos muy distintos. Los laureles se los llevó la saltadora chino-estadounid­ense nacida en California Eileen Gu –también conocida cono Gu Ailing–, quien sumó para China dos oros y una plata desatando una auténtica oleada de pasiones en el país asiático.

En el reverso, la joven patinadora rusa Kamila Valíeva, protagonis­ta de la principal polémica de tras ser autorizada a seguir compitiend­o pese a haber arrojado un positivo en las pruebas antidopaje previas a los Juegos.

A nivel oficial, el presidente del Comité Olímpico Internacio­nal (COI), Thomas Bach, destacó el “gran espíritu olímpico” que, a su juicio, ha caracteriz­ado a estos Juegos y las escenas positivas que protagoniz­aron algunos atletas pese a los enfrentami­entos geopolític­os de sus países.

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HOW HWEE YOUNG / EFE Una imagen de la ceremonia de clausura de los Juegos de Pekín 2022.

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