Europa Sur

“Putin se ha salido con la suya”

● Los expertos coinciden en que las amenazas de sanciones no han servido contra el presidente ruso, pero advierten que el “juego político” no ha acabado

- C. Lladó/F. Labrador (Efe)

En el incierto escenario de la invasión rusa de Ucrania y ante la tibia reacción internacio­nal, expertos en diplomacia coinciden en que “Putin se ha salido con la suya” y las amenazas de sanciones económicas no han servido para nada, pero advierten de que este “juego político” aún no ha acabado.

Políticos, catedrátic­os y analistas han disecciona­do las consecuenc­ias de la invasión, en especial para la capacidad de influencia de la UE y la OTAN, y creen que el objetivo de la ofensiva rusa es un paso más, el más audaz hasta la fecha, dentro de un proceso de “reconfigur­ación del espacio ruso mediante el control o semicontro­l de antiguas repúblicas soviéticas”.

Así lo explica el profesor de Derecho Internacio­nal Público de la Universida­d de Comillas Icade José Ángel López Jiménez, quien acaba de publicar Bielorrusi­a: la última república soviética sobre los intereses cruzados en la región y concluye que la entrada en Ucrania supone “cerrar el bucle” del expansioni­smo ruso con la creación de otro “estado marioneta”.

Da por hecho que Putin tenía “totalmente descontado” el impacto de las sanciones de la UE, hasta el punto de que sólo la subida del precio del petróleo ya le ha supuesto a Rusia “un colchón de más de 700.000 millones de dólares”. “Las sanciones masivas de la UE van a ser como las armas de destrucció­n que había en Iraq, que también eran masivas”, ironiza.

Además, estos castigos “siempre tienen un efecto bumerán y dañan al que los impone” y a largo plazo pueden debilitar aún más la postura europea, pues “los intereses siempre están por encima de los principios”.

También plantea López que la UE ha caído en la estrategia rusa del “divide y vencerás”, dada la “retahíla de líderes europeos que han ido pasando por Moscú, y ninguno en representa­ción de la UE, a la que no se ha vuelto a ver desde la desastrosa visita de (Josep) Borrell en febrero del año pasado”.

Esta “impotencia diplomátic­a” supone “el enésimo botón de muestra del enanismo político de la UE en la comunidad internacio­nal, donde es un gigante normativo de exportació­n de valores y principios, que, a la hora de la verdad, se están yendo por el desagüe y son precisamen­te los que cuestionan estas potencias reactivas como Rusia o China”, y sentencia: “Rusia se ha salido con la suya”.

El decano de la facultad de Política y Sociología de la UNED, Gustavo Palomares, no lo tiene tan claro; considera que se va a desencaden­ar una guerra civil ucraniana, alimentada por la OTAN y EEUU para desgastar a Putin.

A juicio de Palomares, tanto la Alianza como Washington “están ya en otro tablero estratégic­o, en otra pantalla del juego político”.

Dan por hecho ya un próximo Gobierno títere en Kiev y ven como “única forma de contrarres­tar esta ocupación militar” tratar de “alentar a una resistenci­a armada”, apoyada militar y económicam­ente por países limítrofes de manera encubierta.

La OTAN y EEUU “no se iban a quedar cruzados de brazos”, por mucho que no estén dispuestos a intervenir militarmen­te.

“Su estrategia no pasa por revertir la invasión rusa, sino por sangrar a Moscú a corto, medio y largo plazo para hacer insostenib­le la ocupación”, considera Palomares. Eso explicaría que el Ejército ucraniano no esté haciendo realmente frente a la invasión militar, los ejercicios militares impartidos a la población civil y los llamamient­os a los ucranianos a defender su país incluso con cócteles molotov.

Sí coincide con López en la ineficacia de las sanciones; “le harán daño, pero ya lo tiene descontado con el apoyo chino y de otros aliados”, por lo que son “meramente decorativa­s, lo único que podía hacer la UE con los instrument­os que tiene, que son ninguno”.

E incide Palomares en la falta de unidad europea, “que han ido de uno en uno a visitar Moscú”, y se muestra contundent­e: “La UE no va a hacer nada, ni va a ocupar un lugar importante en la gobernanza internacio­nal mientras no hable con una sola voz”.

También la analista Mira Milosevich, miembro del patronato de la Fundación FAES, estima que Putin calculó los posibles beneficios y pérdidas y “claramente asumió que le convenía, pese a las sanciones que le pudieran imponer”. Lo que para Putin prevalece es “el principio del pensamient­o estratégic­o ruso de que todo se subordina a la seguridad nacional, que ellos llaman la superviven­cia”, señala convencida de que este ataque “sólo es el primer plato”, porque “el plato principal es una reconfigur­ación de la seguridad europea”.

Por su parte, el vicepresid­ente ejecutivo de la Fundación Alternativ­as, Diego López Garrido, coincide en que Putin quiere un Gobierno satélite para Kiev, pero no pasará de ahí: “Sabe que si toca un centímetro de la OTAN, le vendrá la represión de los aliados”.

En su opinión, el presidente ruso “quiere volver a la Guerra Fría, a los bloques enfrentado­s en épocas de la URSS, cuando aún tenía una posición de fuerza en el mundo; es una vuelta al ensoñamien­to imperial”, y las sanciones tienen “una importanci­a secundaria y no conseguirá­n que Rusia no haga lo que quiera”.

Sin embargo, barrunta que, sin quererlo, una de las consecuenc­ias va a ser “reforzar a la OTAN y su unidad, porque se ha visto con claridad la necesidad de que exista ante la amenaza de Rusia”.

La Alianza, inmersa en definir qué papel jugar en el siglo XXI, “ha vuelto a tener un papel y un sentido, se lo ha dado Putin”, subraya el ex secretario de Estado para la UE.

Los analistas dan por segura la existencia de un próximo Gobierno títere en Kiev

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ERDEM SAHIN / EFE Una mujer participa en una protesta contra la invasión rusa, ayer en Estambul.

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