UNA CARA CON ÁNGEL
ELIZABETH Taylor era la elegida por la Paramount para encarnar a una joven princesa europea en una comedia romántica, “Vacaciones en Roma”. La chica de los ojos de color violeta prefirió rodar junto a Montgomery Clift “Un lugar en el sol” (espléndido melodrama que acabaría llevándose 6 estatuillas en la ceremonia de los Óscar). Al perder a su estrella, el director William Wyler recurrió a Audrey Hepburn, una joven actrizeuropeacasidesconocida,quedaríaréplica, como futura heredera de un ficticio país europeo, al periodista americano interpretado por Gregory Peck. Desde la primera escena tanto Wyler como Peck notaron la magia que envolvía a aquella jovencita delgaducha y un poco tímida que sin responder al voluptuoso arquetipo de las actrices que dominaban el “star system” en los años 50 (M. Monroe, Ava Gadner, Grace Kelly…), poseía un magnetismo innato que llenaba la pantalla con su sola presencia, al punto de que puede decirse que pocas veces la cámara ha adorado tanto un rostro como el de Audrey Hepburn. “Vacaciones en Roma” tuvo un éxito espectacular, obtuvo seis nominaciones a los Óscar, ganando tres, entre ellos el de mejor actriz para Audrey Hepburn que pronto se convirtió en una estrella rutilante que arrastraba a las masas a ver sus películas y que convertía en tendencia cualquier modelo que lucía ante las cámaras. El título de una de las películas en la que trabajó con Fred Astaire bajo la dirección de Stanley Donen, la describe perfectamente: “Una cara con ángel”. En cierta forma, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, reproduce en la esfera política el fenómeno que Audrey Hepburn supuso para el mundo del cine. Ayuso, de apariencia frágil y delicada no parecería, en principio, rival para la caterva de políticos que lucha de manera despiadada por conseguir el poder y sin embargo esa inocencia y encanto que transmite coexisten con un carácter fuerte, sin complejos y con ideas claras que le han permitido gestionar con determinación las crisis (pandemia del coronavirus, amenaza de moción de censura…) en las que la mayoría de lideres (de todos los partidos) han naufragado lastimosamente. Es tanto su carisma y su conexión con la gente que ha despertado la envidia de los rivales y los celos de los compañeros. Ambos, adversarios y correligionarios andan buscándole escándalos y tejemanejes que ayuden a deteriorar su imagen sin comprender que esas maniobras mafiosas lo único que hacen es aumentar la simpatía que la gente siente por ella. En “Desayuno con diamantes”, Audrey Hepburn interpretaba a una escort de lujo de comportamiento extravagante, en teoría, la antítesis de sus papeles habituales, sin embargo, Audrey construyó un personaje tan elegante y sofisticado que enamoró al público, a Truman Capote (autor de la novela) y hasta a la joyería “Tiffany”. A Isabel le ocurre lo mismo: brilla con luz propia en medio de la adversidad. Bien haría el PP en aprovechar a su inesperada “cara con ángel”.