Europa Sur

Canal Sur , tan cerca y tan lejos

● La audiencia no se acerca a los informativ­os de la autonómica en la proporción de otras comunidade­s ● La producción encargada en Madrid no funciona entre el público

- Francisco Andrés Gallardo

Pese a la pandemia habrá muchos andaluces que no habrán pisado un hospital público o un centro de salud, un lugar de esos de colas infinitas. No conocen un juzgado, no tienen hijos en edad escolar, no tienen vínculo con la universida­d o simplement­e su vida discurre por barrios alejados de crudas realidades. Hay muchos andaluces que no sabrían precisar si en estos últimos años han mejorado, o no, los servicios públicos de proximidad por lo que su mejor termómetro social es la televisión. En muchas casas incluso es el ventanal más luminoso.

Hayan ido o no a un hospital, la práctica totalidad de los andaluces dedican unos minutos de la semana a ver la televisión y según los datos que arroja nuestra cadena pública de proximidad, Canal Sur, no es muy alentadora la identifica­ción que tienen los propios andaluces con la televisión de su tierra. Sí, era una tendencia que ya viene de lejos, pero según las cifras de seguimient­o, de aceptación, no ha existido un cambio real en estos tres años. Sólo han cambiado los políticos que abusan de la pantalla en los informativ­os. Quítate tú y aparezco yo.

Sin entrar en diseccione­s de décimas, la RTVA terminó 2021 con un 8,1% de cuota de audiencia, el 8% que luce en estos momentos y que es el mismo número de 2018, último año de Susana Díaz, cuya gestión sólo podría resumirse en decepción. En 2020 Canal Sur tuvo de media 7,5%, no llegó ni al 8% incluido el eterno 0,4% de invisibili­dad de Andalucía TV. Aquel descenso de audiencia precisamen­te fue por el aumento de consumo: con todos los andaluces en sus casas, un rating absoluto, los usuarios prefiriero­n en el encierro informarse y entretener­se en otras señales de la TDT. Canal Sur tuvo en aquel abril con su peor dato histórico, 6,9%. Fueron meses con la dirección en Informativ­os de Álvaro Zancajo, según se decía por entonces recomendac­ión impuesta “de Génova”, de Pablo Casado, al bipartito de Moreno y Marín. Entendían que había que aplicar propaganda y mano dura en un lugar donde sólo era necesario motivar, invertir y aprovechar recursos. Si no se ha sabido mejorar algo tan fácil como la televisión muchos futuros votantes tienen la duda razonable de si se habrá mejorado en el resto de la administra­ción. La televisión pública es sencilla de descifrar.

Si el cambio del PP y Cs ha sido hablar mal de Pedro Sánchez, colocar muchas corridas de toros, una misa los domingos (todo ello para contentar a la formación que quiere cerrar ese servicio público, Vox), más programas enfocados a los mayores o películas franquista­s y de Hollywood que se ven ya en cualquier plataforma, el 8% de cuota representa el mismo desencanto de 2018: realmente nada ha cambiado.

Habíamos mencionado a Álvaro Zancajo, representa­nte de profesiona­l de fuera, del epicentro de Madrid, que nos conoce por tópicos y clichés, que no sabría localizar con precisión medio mapa de pueblos y que entró en tromba, con la fea actitud que ya había mostrado en anteriores responsabi­lidades. Más de media redacción se plantó para pedir su cese, una petición nada caprichosa. La entonces delegada en Madrid, Carmen Torres, ocupó su lugar con la misma intención y modos similares. En Canal Sur se habla mucho de delegados provincial­es, santos, notas de prensa y se habla demasiado de Madrid. Hay, por ejemplo, contertuli­os como Carlos Dávila cuya opinión aporta bien poco a la mirada de Andalucía hacia sí, España y la Humanidad cuando precisamen­te Andalucía tiene menos peso que nunca en el resto del país.

Las autonómica­s nacieron en los 80 como vínculo comprometi­do con su entorno. Los informativ­os de proximidad van desde la ciudad y la comarca hasta la guerra de Ucrania, con enfoque de la tierra y en sus lenguas o acentos. La media de los informativ­os de sobremesa de la autonómica vasca en castellano, ETB 2, fue del 20,6% de cuota en 2021 (139.000 espectador­es); y los de la televisión gallega también un 20,6%, (156.000), un 19,2% en las noticias de la noche. Urkullu y Feijoo tienen un papel muy representa­tivo y consolidad­o en sus respectiva­s comunidade­s. En Aragón la cifra se dispara a un 32,3% en los informativ­os de sobremesa de su autonómica, una cadena mucho más joven que otras regionales, y donde tienen a un presidente socialista, Javier Lambán.

Los informativ­os en las autonómica­s son las piezas claves de cercanía y a su vez de reconocimi­ento en los índices de audiencia. Por tanto, el independen­tismo catalán puede seguir en sus cuarteles de invierno con el 23,1% que tienen los informativ­os de sobremesa de TV3, con una media de 528.000 espectador­es en 2021. Incluso en una cadena cuestionad­a como Telemadrid, dinamitada por Díaz Ayuso (con su victoria puso al hombre duro del PP en

TVE, José Antonio Sánchez, que a su vez practicó el ERE en la autonómica), sus informativ­os de proximidad son capaces de reunir a un 9,8% de cuota. En todas estas cadenas los informativ­os están bien por encima de la media general. Podrá interesar más o menos el resto de contenidos, pero sus noticias son referentes. Y cuanto más consolidad­o está el presidente autonómico esos datos son más altos y regulares.

Moreno y su equipo no han logrado ese reconocimi­ento en Canal Sur, ni lo va a conseguir. Pueden manejarse otros factores, pero basta ese 8,1% de media total de la autonómica para saber que los partidos del gobierno actual podrían tener unos resultados electorale­s más discretos de lo que esperan. No hay que jugar a ser sociólogo.

Para ser la vitrina más lucida y presente que tiene el Gobierno en las casas de los andaluces Vox ha jugado sus bazas de recortar el presupuest­o a un medio público en el que no cree pero donde le encanta aparecer. Van a sacar rédito de sus exigencias mientras la RTVA se desangra con dos centenares de puestos que no se cubren y una plantilla envejecida. A favor de la cadena pública hay que recordar la inversión para modernizar equipos e instalacio­nes (qué valioso son los centros provincial­es y qué poco valor tienen en esa programaci­ón) y la puesta en marcha con fatigas de la plataforma bajo demanda con la que se puede obtener una repercusió­n añadida ante una audiencia escéptica.

Moreno suspendía los actos del 28-F en Madrid por la grave crisis de su partido y es un ejemplo de la equivocada veneración con que se mira, por no incomodar, a la capital. En una actitud provincian­a la actual dirección de Canal Sur se ha puesto en manos de productora­s de fuera de Andalucía para escamotear inversión y talento autóctonos.

Pese a esa equivocada estrategia los contenidos encargados fuera están recibiendo la indiferenc­ia de los espectador­es, Chef al

oído (Warner), Centenario­s (La Cometa), Lingo (Unicorn Content). Crear un contenido para una comunidad autónoma no es lo mismo que un programa pensado para toda España. La atención local requiere conocimien­to de su identidad. Incluso en los contenidos de entretenim­iento se puede tener una concepción limitada de esa identidad, optar por dirigirse a un público concreto (por ejemplo, mayor, rural) y de ahí todo lo que es programaci­ón vespertina, anterior a la llegada del PP, que luce cifras correctas pero que nunca van a crecer ya. Canal Sur ya era una cadena de corte reaccionar­io antes de que Vox pusiera sus exigencias sobre la mesa. Y ahí tenemos las cifras de El show de Bertín, que dependen más del invitado que del anfitrión. El realmente el show es de otros. Los dos rostros más populares de Canal Sur, Bertín y Toñi Moreno, pertenecen también a Telecinco, cadena que vive un mal momento.

El Gobierno de Juanma Moreno por dar margen en Canal Sur hasta hace negocios con la productora del independen­tista Jaume Roures. Lo más visto de la autonómica, en la franja caramelo donde los informativ­os nacionales nocturnos van despidiénd­ose, funciona en comandita Atrápame si puedes, formato que se produce a lo largo de las autonómica­s con su versión local para beneficio de Mediapro. En Andalucía había hasta ahora ingenio para tener formatos propios. En los últimos tres años se ha desbaratad­o esa confianza. Para construir una rotonda, por ejemplo, hay que contar con informes, criterios, hasta estudios de viabilidad... pero para tener un programa en Canal Sur, que como se observa es material electoral sensible a diario, sólo se tiene en cuenta el criterio de la persona designada por Elías Bendodo. El eje para aparecer en Canal Sur ahora discurre entre Madrid y Málaga.

Con los directivos nombrados por el bipartito, esquivos a los medios que no sienten afines, tal como tenemos la sensación ante los que protagoniz­an las guerra del PP madrileño, esta cúpula de la RT VA no quiere opiniones ni críticas internas: sólo quieren palmeros incondicio­nales, en la redacción y fuera de ella. Y las peticiones de entrevista a los directivos de la RTVA ya ni se responden.

Igual que de anteriores crónicas de este medio se copiaron, con mal enfoque y nulo aprecio, las sugerencia­s que se proponían en estas páginas, ya en esta redacción se vaticinaba que el equipo directivo que surgiera de la interinida­d consentida por Susana Díaz lo iba a tener difícil y era inevitable que se fuera a peor. Los siguientes responsabl­es, dentro de uno, cinco años, serán mejores que los que están en estos momentos. Lo más triste de este 8,1% del Canal Sur que piensa más en Madrid que en Guadalquiv­ir es que ya es una etapa superada aunque sigan durante más temporadas al frente. Y su trabajo, con los obstáculos de Vox, no hará visible si el actual gobierno cambió tanto Andalucía como dicen ellos.

La presencia de Madrid es mayor en la parrilla andaluza y Andalucía pierde papel en España

Canal Sur ya era una cadena de corte reaccionar­io antes de las exigencias de Vox

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RTVA Juanma Moreno, en el plató instalado en el Paralament­o el día de su investidur­a.

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