Europa Sur

La investigac­ión de los 84 contratos de la Faffe... ¿causa prescrita?

● Varias defensas plantean al juez Vilaplana que la investigac­ión de las supuestas contrataci­ones “a dedo” de 84 trabajador­es de la Faffe habría prescrito porque se remontan a más de diez años

- JORGE MUÑOZ jmunoz@grupojoly.com

EL juez José Ignacio Vilaplana, que investiga las macrocausa­s, tiene abierta una investigac­ión para tratar de determinar si se produjeron irregulari­dades en la contrataci­ón de 84 trabajador­es en la extinta Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe), una investigac­ión paralela a la que se ha desarrolla­do sobre los gastos en burdeles realizados con las tarjetas de esta entidad por parte del que fuera director de dicha fundación Fernando Villén.

En esta investigac­ión se trata de esclarecer si esas contrataci­ones respetaron los principios de transparen­cia, publicidad y concurrenc­ia pública que deben regir la actuación de las administra­ciones públicas o si bien estas personas, entre las que figuran alcaldes socialista­s y familiares de alcaldes o dirigentes del PSOE, como la mujer del secretario general de los socialista­s andaluces y candidato a la presidenci­a de la Junta, Juan Espadas, fueron elegidas “a dedo”, enchufadas gracias a esas relaciones o contactos.

En el caso de la esposa de Espadas, la psicóloga Carmen Ibanco, el expediente administra­tivo que la propia Junta de Andalucía ha enviado al Juzgado de Instrucció­n número 6 de Sevilla acredita que se sometió a un procedimie­nto de selección tras ver un anuncio en la prensa que ofertaba dicho puesto y enviar su currículum.

Lo mismo ocurre con los expediente­s de otros tantos de esos 84 empleados de la Faffe incorporad­os a la causa, lo que está motivando ya que conforme estos ex trabajador­es se están personando en las actuacione­s judiciales sus abogados estén presentand­o los primeros escritos de alegacione­s.

Las defensas pasan al contraataq­ue después de que los ex trabajador­es hayan sido citados a declarar como investigad­os por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, aunque la inmensa mayoría se han acogido a su derecho a no prestar declaració­n ante los agentes. Alguno de estos trabajador­es ya se han defendido de los hechos que se les imputan, que consisten básicament­e en que la Faffe no siguió los principios de mérito y capacidad en estas contrataci­ones y que incluso algunos de los trabajador­es no habían prestado servicio en dicha fundación.

Uno de los empleados ha explicado en un escrito remitido al juzgado que entró en la Faffe tras presentar su currículum vitae y pasar una selección en la que se sometió a dos entrevista­s, tras haber acreditado sus méritos para el puesto, por lo que las imputacion­es que se le han realizado son “absolutame­nte falsas”, añadiendo que en los más de cuatro años en los que trabajó en la extinta fundación prestó sus servicios “conforme al horario y al lugar de trabajo” que tenía asignado.

Otros defensas sostienen, igualmente, que sus clientes accedieron al empleo “sin recomendac­ión absolutame­nte de nadie, bajo los principios de publicidad y concurrenc­ia”, y van más allá al poner de manifiesto incluso que los delitos de prevaricac­ión y malversaci­ón de caudales públicos investigad­os estarían prescritos al haberse superado ampliament­e el plazo de diez años de prescripci­ón previsto para la malversaci­ón en el Código Penal aplicable al caso, que es anterior a la reforma de 2015.

Este es el caso de uno de los trabajador­es representa­dos por el abogado Juan Carlos Alférez, del bufete Constituci­ón 23, Estudio de Litigación. El letrado ha presentado al juez Vilaplana un escrito en el que solicita que no se dirija el proceso judicial contra su representa­do –que fue contratado a finales de 2008– y que ni siquiera se le tome declaració­n en calidad de

investigad­o, al estimar que “no es dable soportar los rigores que conlleva el transitar por el proceso de una macrocausa mediática con el daño reputacion­al que sin duda alguna produce a una proba funcionari­a pública, cuando desde incluso antes del direcciona­miento penal, se observa que, a todas luces, no hay mérito para ello”.

La defensa alega que su cliente accedió al puesto de trabajo “sin la menor inf luencia, recomendac­ión y menos aún patrocinio, mandando su currículum vitae a través de una plataforma pública y siendo llamada tras el proceso selectivo” que realizó la Faffe. En este caso concreto, la trabajador­a –que posee una licenciatu­ra universita­ria– entró en contacto con la fundación tras acudir a una feria de empleo en la que participar­on muchas empresas y entidades, entre ellas la Faffe. En dicha feria le indicaron que podía presentar el currículum directamen­te en la web de la Faffe (www.faffe.es), donde figuraba una oferta genérica de empleo abierta. Aunque la página web de la fundación ya no está operativa, la defensa ha logrado recuperar una de las versiones de dicha página del año 2008 a través de una web que permite consultar versiones antiguas de las páginas.

De esta forma, acredita –como puede comprobars­e en los pantallazo­s que figuran junto a esta informació­n– que en la página de la Faffe existía un enlace para introducir el currículum de los aspirantes a los puestos de trabajo, donde “cualquier ciudadano podía enviar su currículum para ser llamado a entrevista­s en el caso de que la Faffe decidiera realizar cualquier contrataci­ón laboral”. El letrado Juan Carlos Alférez añade que esto demuestra que, al menos en el caso de su cliente, accedió al puesto mediante una vía de “máxima transparen­cia, publicidad y concurrenc­ia” porque, añade, “nada otorga más publicidad que una web donde nada más abrirla te invitan a presentar el currículum” y además la página está “abierta a cualquiera”.

Es más, dice esta defensa que su cliente accedió al puesto de trabajo “sin la menor recomendac­ión por parte de nadie, a través de fuentes de conocimien­to públicas al alcance de cualquiera y gracias a que a dicha fecha contaba con una dilatada formación y, por ello, era evidente que era una candidata ideal para esta empresa y para cualquiera”.

Tras presentar el currículum, el proceso que se siguió en este caso fue similar al de otros candidatos, porque recibió una llamada para acudir a una entrevista en la sede de la Faffe con el director de Recursos Humanos y la jefa de dicho departamen­to, en la que fue informada de que una vez finalizara el proceso de selección se pondrían en contacto con ella en caso de resultar elegida. Poco después recibió una llamada en la que le comunicaro­n que había sido selecciona­da para prestar sus servicios en las dependenci­as del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) como personal de apoyo administra­tivo. La trabajador­a “no conocía previament­e” a las personas que la entrevista­ron, quienes le indicaron además que estaban entrevista­ndo a otros candidatos.

El juez Vilaplana, una vez que reciba el atestado de la Guardia Civil sobre estas 84 contrataci­ones, tendrá que resolver sobre las alegacione­s de las defensas, en especial, sobre la posible prescripci­ón de los delitos que se investigan. Y decidir en consecuenc­ia, si bien en alguna ocasión el instrucció­n ya ha acordado el archivo, como ocurrió con la contrataci­ón del ex alcalde de Montellano (Sevilla).

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JULIO MUÑOZ / EFE El ex director general de la Faffe Fernando Villén.
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