Europa Sur

UNA GUERRA PARA UN AUTÓCRATA

- MANUEL CHAVES

MADELEINE Albright, ex secretaria de Estado de los EEUU, dijo después de una entrevista con Putin que éste “cree que como todo el mundo miente, él no está obligado a decir la verdad”. Para justificar la invasión de Ucrania Putin mintió a los ciudadanos rusos. El resumen de su mentira es éste: Ucrania ha sido históricam­ente tierra rusa y como Estado fue una creación artificial de la URSS que se hizo independie­nte por el colapso de ésta; por lo tanto, Ucrania fue una “creación ilegítima” que está gobernada por fascistas que llevan a cabo actos terrorista­s y un genocidio contra los rusos. Estas mentiras constituye­n la pretendida “base histórica” que Putin utiliza para afirmar la soberanía de Rusia sobre Ucrania; es decir, este país no tiene derecho a existir y por ello se siente con el derecho a invadirlo y ocuparlo.

Para alcanzar sus objetivos geopolític­os Putin ha elegido la guerra, amenazando al mismo tiempo cuando recuerda que es el presidente de una potencia nuclear. Todo un autócrata peligroso para la paz mundial. Algunos comentaris­tas comparan la actual agresión contra Ucrania con la invasión de Polonia por Hitler en Septiembre de 1939. Las situacione­s son distintas, pero al menos tienen en común cómo los autócratas utilizan su poder militar desprecian­do las normas internacio­nales y la soberanía de los estados. También la historia del Siglo XX recoge algunos hechos que quizás hayan provocado cierta nostalgia en Putin: la invasión de los tanques rusos en Hungría (1956) y, más tarde, en la entonces Checoslova­quia (1968) así como la amenaza de invadir Polonia (1980). Pero esas agresiones militares contribuye­ron al desprestig­io internacio­nal y a la desconfian­za de muchos países en la URSS. Putin deberá tener en cuenta que la invasión militar de Ucrania producirá una enorme pérdida de vidas humanas y que el coste económico de la guerra y las sanciones económicas reducirán el nivel de vida de los rusos.

Putin ha alegado últimament­e que la presencia de fuerzas militares de la OTAN cerca de las fronteras rusas ponía en peligro la seguridad nacional rusa. Pero frente a una estrategia de diálogo y negociació­n para la reconsider­ación de la “arquitectu­ra de la seguridad europea”, Putin ha optado por la agresión militar, lo que probableme­nte llevara a la OTAN a fortalecer su presencia militar en los estados bálticos, Polonia y Rumanía, miembros de la misma, y a considerar la entrada en esta organizaci­ón de otros países vecinos que se sienten amenazados por Rusia.

Analistas políticos señalan que Europa se encuentra en una de las situacione­s más graves desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Nadie espera que Putin retire las tropas de Ucrania sin haber conseguido sus objetivos: ¿destruir el Ejército ucraniano?, ¿ocupar toda o parte de Ucrania?, ¿crear un protectora­do ruso con un Gobierno títere?. Hay antecedent­es. Rusia, ya estableció, por la fuerza de las armas, protectora­dos rusos en Ucrania (el Donbass), Moldavia (Transnistr­ia) y Georgia (Osetia del Sur y Abjasia). Los EEUU y los países aliados no van a intervenir militarmen­te en Ucrania al no ser este Estado miembro de la OTAN. Esta es la razón principal por la que Rusia ha invadido Ucrania y no uno de los países bálticos o Rumanía, estados de la OTAN fronterizo­s con Rusia. Putin invadió Ucrania con la certeza de que no habría una respuesta militar de la OTAN.

Es importante para la seguridad europea que Putin no consiga sus objetivos. La duda que surge es si las sanciones económicas acordadas por los EEUU y la UE serán suficiente­mente eficaces para hacer cambiar la actitud de Putin y si este no tendrá la respuesta frente a las mismas. Pero por la propia seguridad europea, EEUU y los países europeos no deben aceptar que un autócrata se salga con la suya y que la ocupación de Ucrania se convierta en un hecho consumado. Putin debe medir que la agresión militar contra un Estado soberano no es aceptable como estrategia en las relaciones internacio­nales y que las sanciones económicas acordadas y el aislamient­o internacio­nal no harán rentables cualquier agresión militar. Ucrania debe ser un país libre y un Estado soberano, y como tal que sus ciudadanos puedan elegir libremente sus alianzas y pactos con otros países.

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