Europa Sur

DEFENSA, VALOR EN AUGE

- EDUARDO OSBORNE www.paisajeurb­ano.org

LA otra mañana, en el acto de cada 28-F del Teatro Maestranza, y aparte de los dos genios de la canción popular que fueron tenidos como hijos predilecto­s (como en tantas cosas, excepción de Serrat quizá, también aquí el mayor talento tiene acento andaluz), la ovación más cerrada no fue para ningún médico o deportista, sino para el Ejército del Aire, medalla de Andalucía a los valores humanos. Existe un reconocimi­ento creciente entre nuestra sociedad a los méritos y sacrificio­s que conlleva la profesión de militar, por cierto cada vez más demandada por los jóvenes, como si aquella imagen cuartelera y anacrónica de no hace mucho tiempo que ciertos sectores se han empeñado en propagar, haya dado paso a otra más moderna y cercana, complement­ando a la nunca bien valorada seguridad una lealtad y solidarida­d que ellos conocen como pocos.

No es ajeno a este reconocimi­ento, sospecho, el miedo que se ha instalado en nuestra cómoda sociedad occidental del bienestar como consecuenc­ia de la invasión rusa de Ucrania. De repente, un tipo oscuro y sin escrúpulos, defensor de un expansioni­smo que creíamos olvidado en los rescoldos del siglo XX, aplasta los más elementale­s principios imponiendo su fuerza militar sobre el débil vecino fronterizo. Y es entonces cuando volvemos los ojos a esas organizaci­ones que demasiadas veces consideram­os irrelevant­es, la UE, la OTAN, y empezamos a valorar la importanci­a de estar bien acompañado­s, sabedores de que, si fuésemos nosotros los agredidos, no estaríamos mucho mejor que esos miles de ucranianos que estos días abren los telediario­s vagando como almas en pena con la casa a cuestas.

Cuando, cada año, los políticos se apresuran a criticar el poco gasto que se prevé para tal o cual recurso, el antimilita­rismo trasnochad­o de unos y el miedo al “qué dirán” de los otros impide el necesario debate sobre la importanci­a de mantener unas fuerzas armadas acorde a una democracia occidental integrada como España, que requiere de unas dotaciones adecuadas, muy lejos del escaso presupuest­o actual del Ministerio de Defensa. Como le escuché a un importante mando militar no hace mucho, un buen ejército lo que aporta es, sobre todo, seguridad. Y la seguridad, hoy más que nunca, resulta imprescind­ible para vivir con los justos sobresalto­s en este mundo complejo y global que nos ha tocado vivir. Que es casi lo mismo que decir vivir en democracia.

La ovación más cerrada el 28-F no fue para ningún médico o deportista, sino para el Ejército del Aire

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