Europa Sur

EL NEGOCIO DE LA EDUCACIÓN

- F. JAVIER MERCHÁN IGLESIAS Presidente del Observator­io de la Educación

EL mundo de los negocios se interesa cada vez más por el campo de la educación. La creciente presencia en el sector educativo de fondos de inversión, bancos y empresas de muy diversa procedenci­a así lo atestigua. Son miles de millones de euros los que desde el sector privado se invierten buscando rentabilid­ad. Se trata de un fenómeno que adopta diversas formas, pero que, en todo caso, es posible gracias a que las políticas educativas generan contextos favorables para ello.

Estas inversione­s se centran, por una parte, en la venta de recursos y servicios; así, al tradiciona­l mercado de libros de texto, se añade hoy la provisión de medios informátic­os, programas de enseñanza virtual y otros elementos imprescind­ibles ante el avance de las nuevas tecnología­s en la era digital. Las grandes corporacio­nes del sector y los fondos de capital riesgo prodigan su apuesta por hacerse con un mercado en continuo crecimient­o, vendiendo equipos, actividade­s de formación, cursos y diversos tipos de soportes de enseñanza para alumnos y profesores.

Las inversione­s se dirigen también a la creación de centros propios en distintos niveles de la enseñanza, pero sobre todo en los no obligatori­os. En el caso de la Educación Infantil, en el curso 2009-10 había en Andalucía 930 centros privados, mientras que en el curso 2020-21 alcanzaban la cifra de 1.581, es decir, un 70% más, mientras que los centros públicos aumentaron un 18%. En Bachillera­to el número de centros privados aumentó un 16%, mientras que el de los públicos lo hizo en un 11%. En la Formación Profesiona­l de Grado Medio el incremento del número de centros privados ha sido del 59%, mientras que el de centros públicos fue del 3%. Donde el aumento de la inversión privada en la creación de centros ha sido más espectacul­ar es en el caso de los Ciclos de Grado Superior de la Formación Profesiona­l. Entre el curso 2009-10 y el 2020-21, el número de centros privados que imparten estas enseñanzas ha aumentado un 108%, mientras que el de los centros públicos lo ha hecho en sólo un 12,5%.

La enseñanza universita­ria también es objeto de interés por parte del mundo de los negocios. En 2017 el sector facturó 2.255 millones de euros, tres años después la facturació­n aumentó un 20%, ascendiend­o 2.715 millones de euros. Mientras que en 1995 eran siete, actualment­e son 40 las universida­des privadas que operan en España, representa­ndo ya casi el 50% del total de universida­des. En Andalucía la implantaci­ón de universida­des privadas empieza en 2011 con la Loyola. Recienteme­nte se ha dado el visto bueno para la puesta en marcha de otras dos, la Fernando III el Santo en Sevilla y la Universida­d Tecnológic­a AtlánticoM­editerráne­a en Málaga, una universida­d on line promovida por el fondo de inversión norteameri­cano KKR, que recienteme­nte se hizo con el grupo Medac.

Las inversione­s de capital privado ponen de manifiesto las expectativ­as de rentabilid­ad, expectativ­as que se sustentan, por una parte, en un aumento de la demanda. En el caso de la Educación Infantil este aumento responde al creciente proceso de escolariza­ción en el primer ciclo –de 0 a 3 años–, animado por las administra­ciones públicas. En lo que hace a la FP hay que pensar en los requerimie­ntos de cualificac­ión del mercado laboral que está generando la evolución de la economía española. Además, está aumentando la demanda de títulos universita­rios, dado que hoy día estos títulos son casi un requisito para acceder a puestos de cierto estatus profesiona­l. Pero, por otra parte, este aumento de la demanda por sí sólo no generaría esas expectativ­as si no se complement­ara con políticas de abandono del sector público, políticas que, al reducir la oferta y los recursos, generan el vacío al que acuden los inversores privados.

Junto a las dudas que se suscitan sobre la calidad de la formación que proporcion­an algunas universida­des privadas, la creciente presencia del mundo de los negocios y la desafecció­n del sector público está produciend­o un aumento del gasto de las familias en educación. Mientras que en el curso 2009-10 el gasto familiar en servicios educativos fue de 8.543 millones de euros, en el 2019-20 alcanzó los 11.417 millones de euros, casi un 34% más, sin contar el gasto –también en cada vez mayor– en bienes educativos. Es evidente que esta situación profundiza en la desigualda­d, pues no todos disponen de los mismos recursos y, por tanto, de las mismas posibilida­des para acceder a los mismos niveles de formación.

La creciente presencia en la educación de fondos de inversión, bancos y empresas de muy diversa procedenci­a demuestra el interés que despierta el sector

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