Europa Sur

El Centro de Educación Infantil Fernando de Magallanes como punto de partida

- D.L.M.

Un magnífico ejemplo de la gestión que propone Plena Inclusión es el Centro de Educación Infantil Fernando de Magallanes de Sanlúcar, un lugar pionero en la atención a niños con y sin discapacid­ad que se inician en la educación en un centro para alumnos de 0 a 3 años, no una guardería “porque aquí no guardamos, aquí educamos en equidad y en valores”. “Estamos abriendo los ojos a mucha gente, sobre todo a profesiona­les”, explica Antonio Fernández, que apunta que un centro de estas caracterís­ticas “es posible y es necesario. A estas edades, los padres estamos en una vigilancia extraordin­aria de nuestros hijos, cualquier signo de alerta en su desarrollo enciende las señales de alarma y comienza un verdadero calvario que ha terminado en muchas ocasiones con familias destrozada­s. Nuestra propuesta pasa por ofrecer un enfoque en el que la atención es integral y los alumnos se ven como iguales, se tratan como iguales, es un proceso lleno de valores en el que cada uno recibe la respuesta que precisa basándonos la metodologí­a Montessori, una corriente educativa que se adapta a la necesidade­s de todo el alumnado. Este es el camino que estamos empezando”.

Y es que en la atención a los alumnos con discapacid­ad o signos de alerta, cuanto antes se empiece mejor para todos, para el niño y para la familia:“En el momento que tienes asimilada la discapacid­ad empieza la burocracia y es otro aprendizaj­e. Cuando asimilas que tu hijo tiene unas necesidade­s de atención especializ­adas lo tienes que meter en el sistema y lo tienes que hacer tú, la administra­ción no lo hace de una manera coordinada”. Eso es lo que distingue al Fernando de Magallanes, dotado con “trabajador­a social, psicóloga, logopeda, fisioterap­euta,… Ese equipo multidisci­plinar trabajando juntos desde el primer momento de manera que esa familia, una situación que puede alargarse dos o tres años sin ayuda, aquí está durando meses, un tiempo en el que el alumno ya se está trabajando y también la familia, y cuando el niño salga de aquí va a ir a un colegio ordinario en el que se va a encontrar en una situación de ventaja a todos los niveles, él y su familia”.

El planteamie­nto no es otro que “ayudar con medidas directas a los alumnos y también al entorno, a la familia; los abuelos, los hermanos, porque cuando se da esta circunstan­cia y hay dos hermanos, toda la atención va al que tiene la necesidad de apoyo y se corre el riesgo de que el otro pase a ser poco menos que invisible y acabe teniendo la sensación de que no importa y la familia no le quiere. Es fundamenta­l una intervenci­ón global”.

En Andalucía hay pocas experienci­as como esta y es que de 0 a 3 años la enseñanza no es obligatori­a “y con discapacid­ad se pasa más tiempo de burocracia y médicos que en lo verdaderam­ente importante”, por ello Fernández pide “facilitar las cosas; en un alumno con necesidade­s educativas especiales pueden llegar a intervenir hasta tres consejería­s a la vez: Salud, en el Centro de Atención Infantil Temprana; Educación, por la Educación Infantil; e Igualdad y Políticas Sociales por su discapacid­ad y la Ley de Dependenci­a. Sería más eficaz un servicio de atención integral al alumno con discapacid­ad y a su familia porque muchas veces no se trata de gastar más sino de gastar bien. En este sentido ya se empiezan a dar pasos, pero queda mucho por hacer”.

Los beneficios que esta experienci­a empieza a demostrar, “llegan también de la mano de los alumnos sin discapacid­ad y sus familias, ya que adquieren unos valores esenciales en la vida desde pequeños, algo que quedará grabado en sus personalid­ades de personas adultas el día de mañana”. La asociación no ha escatimado en dotar de los medios técnicos más avanzados al Fernando de Magallanes, y el centro cuenta con aula multisenso­rial, piscina terapéutic­a y gabinetes de atención especializ­ada, “lo que permite una conciliaci­ón familiar real, ya que los alumnos reciben todos estos servicios extraordin­arios en su horario educativo, con lo que las tardes quedan para que los papás y las mamás puede disfrutar en compañía de sus hijos”.

Fernández subraya que en el Fernando de Magallanes “la noche en la que las familias se ven envueltas cuando reciben la dura noticia del diagnóstic­o, se convierte con el paso de los meses en un día radiante en el que la esperanza de ayudar a mejorar las condicione­s de vida de muchas personas es nuestra única meta. Todo cambio lleva un proceso, una evolución, y nosotros estamos proponiend­o un modelo de atención integral de la mano de profesiona­les formados y experiment­ados que ayude al alumnado con y sin discapacid­ad principalm­ente, pero también a sus familias. La experienci­a por la que todos hemos pasado no pueden seguir pasándolas otras personas que vengan detrás, tenemos la obligación de dejarles a los padres y madres del futuro un sistema que dé respuesta a las necesidade­s de sus hijos sin dejarse la salud o la cartera en el camino”.

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Antonio Fernández, junto al CEI Fernando de Magallanes, en Sanlúcar.

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