Europa Sur

La Junta acomete con incertidum­bre la regulación del turismo

● La Consejería está elaborando un decreto que equilibre la actividad económica y la social ● La tramitació­n podría extenderse más allá del fin de la legislatur­a en Andalucía

- Miguel Lasida

Juan Marín lleva semanas hablando de una regulación del turismo en Andalucía, anunciando que la Consejería de Turismo, Regeneraci­ón, Justicia y Administra­ción Local se ha decidido a ordenar el sector del alojamient­o turístico y avanzando que el Gobierno andaluz, en el que figura como vicepresid­ente, prepara un decreto que aporte soluciones al actual maremágnum. El objetivo es permitir la vida normal de los residentes y la actividad industrial. La Junta de Andalucía admite la laxitud de la normativa vigente y Marín, responsabl­e en la materia, está anunciando una reforma legal a falta de escasos meses para el fin de la legislatur­a. Sin embargo, los plazos del procedimie­nto administra­tivo hacen improbable su aprobación antes del fin del mandato. Si se tramita de modo ordinario, avisan en la Consejería de Turismo, el nuevo decreto difícilmen­te estará listo en un periodo inferior a nueve meses. Para entonces tal vez habría un nuevo Gobierno andaluz sin Ciudadanos (Cs), según han señalado los sondeos.

El Gobierno de la Junta del PP y Cs expira la gestión a finales del presente ejercicio. Así es en teoría. En la práctica, si se cumplen las palabras del presidente, Juanma Moreno, las elecciones podrían celebrarse entre junio y octubre. Las consejería­s se encuentran por tanto en un frenesí regulatori­o mientras el Parlamento espera. La Consejería de Turismo también está en ello. Como toda actividad industrial, el turismo reporta beneficios y ocasiona desperfect­os, beneficiad­os y perjudicad­os. La regulación del sector pretende el mantenimie­nto de la actividad, que no agote precozment­e los recursos existentes, que el turista consuma y que los vecinos “puedan vivir tranquilam­ente y sufran los menores inconvenie­ntes posibles por la actividad turística”, dijo Marín en Sevilla el pasado 22 de febrero. Así lo sugieren también los investigad­ores del fenómeno turístico.

La solución, ha insistido el consejero, es el diálogo y es la regulación. El gabinete de Marín está hablando con los implicados. Será un reglamento que modifique la norma de 2016 y será de “carácter general”. Un marco. La ordenación de los detalles, consideran los técnicos de la consejería, correspond­e y correspond­erá a los ayuntamien­tos “mediante la modificaci­ón de los planes generales de ordenación urbana”. La tramitació­n será por “vía ordinaria”, por lo que no se espera que entre en vigor antes de nueve meses “salvo que se tramite por la vía del decreto ley”, una duda que viene a indicar lo embrionari­o de la regulación andaluza que prepara la Junta.

La Consejería de Turismo cree que aún hay tiempo para que las ciudades andaluzas no acaben convertida­s en lo que son Venecia, Barcelona, Atenas o Praga. La realidad, sin embargo, es que los centros históricos de las grandes ciudades andaluzas, pese a la pandemia, acusan ya un vaciamient­o de la población, de sus residentes. Los investigad­ores en la materia cifran en 13% la aportación del sector a la economía andaluza, aunque advierten de que la pérdida de vecinos en la última década coincide con la concentrac­ión de viviendas para fines turísticos. Entre los causantes, como explican estudios de la Universida­d de Sevilla o de la Universida­d de Córdoba, mencionan la subida de los alquileres

o la pérdida de la identidad local. La Administra­ción andaluza busca por tanto un equilibrio de los intereses, una solución que haga viables la vida local y la economía global.

El decreto sobre apartament­os turísticos y viviendas con fines turísticos es un reglamento que modifica lo establecid­o en 2016. A día de hoy, la norma está en fase de tramitació­n, en estado de proyecto de decreto, ya que la regulación actual, indica el expediente en fase de consulta pública. “Es la más laxa de esta tipología” de alojamient­o. El nuevo reglamento, el decreto pendiente de aprobación, resolverá una creciente demanda social de las asociacion­es vecinales y de los consumidor­es, señala el proyecto normativo, que piden un mercado más ordenado.

El fenómeno no es exclusivo de Andalucía. El Gobierno central y los ejecutivos autonómico­s han regulado el turismo y sus efectos obligan al Gobierno andaluz a retomar una iniciativa. Por eso, razonan, es necesario acometer el desarrollo reglamenta­rio de las dos figuras de alojamient­os, en su concepto y en los requisitos exigibles para el ejercicio económico. La actual norma ha permitido la proliferac­ión de casi 78.000 viviendas inscritas en todos los tipos de establecim­ientos de alojamient­o turístico y un incesante crecimient­o. La Junta de Andalucía ha acometido el cambio. El resultado final, en cambio, no estará vigente antes de “nueve meses o un año”. Hay incertidum­bre. La regulación está en un limbo.

Los técnicos no creen que el decreto pueda estar vigente en un plazo inferior a “nueve meses”

Juan Marín insiste en el diálogo entre las partes para modificar la “laxa” norma actual

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JAVIER ALBIÑANA Varias mujeres se disponen a entrar en una vivienda turística en el centro de Málaga.

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