Rusia amplía a la frontera polaca sus bombardeos
● Las sirenas sonaron incluso en Leópolis, el punto de tránsito de los civiles que huyen del país ● La OMS verifica hasta 26 ataques a centros hospitalarios
El Ejército ruso amplió ayer sus bombardeos más hacia el oeste de Ucrania, considerada la zona más segura en el país por estar lejos del frente, mientras que la cifra de refugiados que tratan de salir del país no para de aumentar cuando se cumplen 16 días de la ofensiva rusa. En la mañana de ayer sufrió bombardeos por primera vez Lutsk, en el noroeste del país y cerca de la frontera con Polonia, e Ivano-Frankivsk, unos 250 kilómetros más al sur y cerca de Moldavia, afirmó Mijailo Podoliak, asesor del jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en su cuenta de Twitter.
Las sirenas sonaron en toda la región, incluida la ciudad de Leópolis, el punto de tránsito de los ucranianos que buscan huir e ir hacia Polonia, país que alberga a la gran mayoría de los refugiados.
El alcalde de Lutsk, Igor Polischuk, pidió a los habitantes acudir rápidamente a los refugios tras escuchar las primeras explosiones en la ciudad, situada a unos 90 kilómetros al este de la frontera polaca. “Explosiones cerca del aeródromo. ¡Todos al refugio!”, dijo a través de Facebook Polischuk, quien pidió a los vecinos que no publicaran fotos, ni direcciones, ni establecieran coordenadas, en lo que podría ser el primer ataque ruso contra esta ciudad, en la región de Volinia y vecina de Leópolis.
“Cuatro misiles fueron disparados contra el aeródromo militar en Lutsk desde un bombardero del Ejército ruso. Desafortunadamente, hay pérdidas humanas. En la actualidad, dos militares han muerto y seis han recibido heridas de diversa gravedad. Los escombros están siendo retirados”, dijo el jefe de la Administración Militar Regional de Volyn, Yuriy Pohulyayko, en su cuenta de Telegram, según informó Ukrinform.
Además, hubo otros tres ataques aéreos en Dnipro, en el centro sur del país, según la cadena ucraniana ICTV, que añadió que los proyectiles cayeron cerca de un jardín de infancia, en un edificio de apartamentos y en una fábrica de zapatos. Ésta es la primera vez que estas dos ciudades sufren ataques desde que hace 16 días comenzó la invasión rusa de Ucrania, y se añade además otra acción militar en Ivano-Frankivsk, también en el oeste Ucrania, cerca de las fronteras con Rumanía y Polonia, lo que puede indicar una nueva dirección de las tropas rusas para atacar zonas estratégicas fronterizas con los países europeos.
Los ataques se dirigieron de nuevo hacia una instalación sanitaria , según informaron las autoridades de la ciudad de Jarkov, en el noreste de Ucrania, que denunciaron un ataque contra un hospital psiquiátrico en el que se encontraban pacientes y personal, dijo ayer el portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tarik Jasarevic.
La OMS ha verificado hasta ahora ataques contra 26 instalaciones sanitarias en Ucrania en las dos semanas de guerra.
Al comentar estos ataques, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU indicó que se trata de “actos chocantes”, que si se demuestra que han sido cometidos de
forma indiscriminada podrían considerarse crímenes de guerra.
El ataque al psiquiátrico se produjo pocos días después del bombardeo de un centro hospitalario en la asediada ciudad de Mariupol, en el sureste del país, donde funcionaba una sección pediátrica y una maternidad, y en el que tres personas murieron y 17 resultaron gravemente heridas, según las autoridades ucranianas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha invitado a “voluntarios” de Oriente Próximo a que luchen en la región del Donbás, y su ministro de Defensa, Sergei Shoigu, los cifró ya en 16.000.
Rusia solicitó una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar lo que llamó “las actividades militares biológicas de Estados Unidos en el territorio de Ucrania”. El Gobierno
ruso asegura que su Ejército ha descubierto en Ucrania pruebas de una “eliminación de emergencia” de rastros, algo que apunta a la existencia de un supuesto programa biológico-militar desarrollado en Ucrania y financiado, según Moscú, por Washington.
Estados Unidos lo rechaza. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ya advirtió de que Rusia podría estar planeando el uso de armas químicas o biológicas en Ucrania en respuesta a las “falsas” acusaciones rusas contra Washington. Y el jueves, la propia Psaki recordó que Rusia “tiene un gran programa de armas biológicas y químicas” y un “historial de inventar mentiras”.
Zelensky, a su vez, rechazó en la madrugada de ayer las acusaciones rusas de que en Ucrania haya armas químicas “ni otras armas de destrucción masiva” y dijo que tales acusaciones son parte de la propaganda rusa para justificar su invasión. “Los rusos dicen que presuntamente estamos desarrollando armas biológicas y que estamos preparando un ataque químico. Eso me preocupa realmente porque si tú quieres saber cuáles son los planes rusos, hay que ver de lo que los rusos les acusan a otros”, dijo Zelensky.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó ayer de que la guerra en Ucrania ha provocado la huida de más de 2,5 millones de refugiados, lo que se considera el exilio que avanza más rápido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Además, al menos dos millones de habitantes estarían desplazados dentro del país, según la agencia de la ONU.
Debido a la velocidad del éxodo, el portavoz del organismo, Matthew Saltmarsh, dijo que es muy probable que se revise al alza el peor escenario que esbozó ACNUR al inicio de la guerra y que planteaba que hubiese hasta 4 millones de refugiados.