EL RETORNO DE LA LOBA CAPITOLINA
LA escultura de la loba capitolina corona de nuevo los cielos de la Gran Vía madrileña. Dimas Gimeno recupera todo un símbolo del antiguo Hotel Roma para abrir Wow, un nuevo modelo de centro comercial que combina las compras presenciales con las digitales en un inmueble de ocho plantas. El Hotel Roma fue inaugurado por Alfonso XIII en 1915.
Nació para hacer frente a los pujantes Ritz y Palace, abiertos muy pocos años antes. El hotel se fue al traste con la Guerra Civil. Con posterioridad fue sede de una entidad bancaria, de la comunidad autónoma madrileña y acabó en manos de la sociedad IBA Capital.
Dimas ha alquilado el edificio a su actual propiedad, lo ha acondicionado y ha apostado por rescatar todo un icono, lo que demuestra que se pueden emprender proyectos de vanguardia –de los que se venden a base de pronunciar muchos términos en inglés para denominar las estrategias y modos comerciales– con un criterio que no sólo no arrase lo construido, sino que incluya la recuperación de valores originales.
Si Wow cuaja como negocio se expandirá por España.
Y ahí es donde se abre un abanico de posibilidades para Andalucía, potente por sus ocho millones y medio de habitantes. Es muy positivo que una inversión de 20 millones de euros como la de Wow tenga en cuenta el patrimonio histórico con la de despropósitos que sufrimos a diario en una región que debiera mimar los edificios que la hacen distinta. La Gran Vía tiene poco más de cien años, nada comparado con los siglos que alumbran muchos de nuestros cascos históricos.
Hemos asistido a casos de inversiones millonarias que han reventado establecimientos hoteleros con solera, negocios que tenían su valor añadido precisamente por haber llegado a nuestros días con unas características y un sello propios.
No somos conscientes de la destrucción de los valores patrimoniales de muchas ciudades: edificios, azulejos, placas, pavimentos... Por eso llama la atención que se haya rescatado el bronce de la loba capitolina en el mismo edificio que se colocó a principios del siglo XX.
El hotel hace muchos años que dejó de existir, pero el inmueble y su escultura eran representativos de la arquitectura de vanguardia que se quiso desarrollar en una de las calles más transitadas de toda Europa. Son valores que se deben conservar. Muchos arquitectos prefieren derribar y levantar una obra nueva.
Es mucho más difícil conservar con criterio. La arquitectura es la fotografía de una época. La loba aporta información, evoca aquel negocio inaugurado por el rey y la ilusión de muchos de entonces por crear una gran calle con valores de vanguardia, imitada en muchas capitales.
Un proyecto de 20 millones de euros para abrir un centro comercial innovador devuelve a su lugar una escultura de bronce