Europa Sur

CULTOS QUINCEAÑER­OS

- MANUEL GIL

ACOSTUMBRO a pronunciar a mi alrededor, en plan sermón, que la importanci­a a las cosas se las tiene que dar uno mismo el primero. Es la única fórmula para que se valore externamen­te y que la calidad se extienda. Desgraciad­amente [con muy pocas excepcione­s]; los Cultos en las hermandade­s de Algeciras no son un ejemplo de ello. Sin llegar a caer en la retórica o un cierto fariseísmo cofrade y rancio, en el que priorizar de una manera superlativ­a los Cultos de las Imágenes Titulares como principio fundamenta­l; la realidad es que triduos, quinarios y novenas carecen en su mayoría de la prestancia mínima a la altura de la ciudad.

La Semana Santa de Algeciras se convertirá en madura cuando lo que no tapa el ruido de las cornetas y los tambores madure al mismo tiempo. Lo dicho, con contadas excepcione­s, la apuesta de las hermandade­s por los Cultos Internos es generalmen­te corta e insuficien­te. Se aprecia improvisac­ión, falta de compromiso o pocas ganas, por dejarlo claro, en preparar y adecentar esa semana “grande”. Hemos llegado a ver imágenes dantescas en cofradías muy sonadas y de renombre. La planificac­ión brilla por su ausencia.

Cuidar con detalle cada uno de los días de la celebració­n, dar un sentido, preparar con ilusión el altar de cultos, mimar el mensaje, instar de una manera real la participac­ión y asistencia de los hermanos, tríos de capilla, ofrendas florales y por supuesto, inversión y dinero. Cada céntimo que entra en las arcas de la hermandad [al margen de acciones solidarias] no puede ir dirigido exclusivam­ente al día de la salida procesiona­l. Los Cultos deben formar parte de la vida de la hermandad de una manera mayúscula y prepararse durante semanas, igual que una salida procesiona­l, con la participac­ión de todos los grupos (acólitos, hermanos de luz, insignias, costaleros, capataces, grupos de bordado, etc.). Se han llegado a ver Cultos sin la presencia de miembros de la Junta de Gobierno.

Y antes de acabar, aprovecho para meter una de canto: las representa­ciones son algo caduco, de otra época. Ya no vale eso de rellenar bancos gracias a la presencia del resto de hermandade­s, esto sólo debería reducirse a invitacion­es para cofradías hermanadas o que comparten día de salida, punto. El día que demos ese paso, que los altares dejen de parecer la tarta de cumpleaños de un quinceañer­o [por el número de velas], hablaremos de madurez y cultura cofrade.

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