20.000 millones
Han transcurrido unas cuantas fechas desde que me sorprendiera leer en la prensa, dando título a una de sus habituales columnas de opinión, la redonda e imponente cifra que encabeza el presente artículo. Poco tardé en averiguar a qué era debido tan elevado guarismo que, como sospeché desde un principio, no correspondía sino a una elevadísima cuantía monetaria. Y más estupefacto quedé a poco de cerciorarme de cuanto correspondía a tan espectacular suma y su pactado destino. Informado de primera mano constaté que el generoso importe de dinero público, público tenía que ser, correspondía al desprendido gesto de una ministra del actual Gobierno. Busqué más información y efectivamente pude corroborar la absoluta veracidad de la noticia, en qué se iba a emplear tan elevada cantidad de euros y quienes iban a ser sus más directos beneficiarios. Total despropósito, cuando el bolsillo nacional se encuentra en una situación tan pobre como es el caso y aquellas circunstancias que se avecinan no presagian nada, nada bueno sino todo lo contrario. Actitudes que en nada justifican el cuantioso despilfarro.
Una posterior información acerca del asunto me hizo ver que la señora Irene Montero, a la sazón ministra de Igualdad y coincidiendo en la fecha con el Día Internacional de la Mujer, había anunciado una inversión de 20.000 millones de euros destinados a políticas feministas. Plan debidamente trazado que recoge reivindicaciones siempre a favor de los derechos de la mujer por el empleo y no solo a su igualdad con el género masculino. Pero en ningún caso es el momento de divulgar tamaño disparate inmersos en una cruenta guerra con gravísimas repercusiones económicas. Incrementos de costes si bien los números ya se habían disparado con anterioridad al inicio del conflicto bélico; luz, gas, carburantes, trigo, maíz y muchos otros productos encarecen sobremanera la cesta de la compra dejando vacíos nuestros bolsillos.
No obstante lo dicho y a pesar de las millonarias dádivas de la señora ministra al mundo de la mujer, en mi opinión sin sentido alguno, no creo que haya quien en su sano juicio deje de apostar por la equiparación de salarios entre ambos sexos. Que asimismo reclame igualdad de oportunidades para estos, acceso de cualquiera de ellos a puestos de dirección bajo idénticos criterios, mayor equilibrio en las tareas del hogar y rechazo total y absoluto a la denominada violencia de género. Incoherente y desmedido el hecho de otorgarle al feminismo 20.000 millones.
Rafael Aguirre Grijalvo (El Puerto)