Moreno arremete contra la nueva política con el Sahara... con matices
● La Junta ha mantenido complejas relaciones con Marruecos basadas en la 'realpolitik'
Las relaciones de vecindad acarrean no pocos cautiverios. El golpe de timón que ha supuesto en el histórico guión de las relaciones internacionales españolas la decisión de Pedro Sánchez, aceptando contra pronóstico asumir un régimen de autonomía de la región del Sahara Occidental dentro de la soberanía marroquí, está volviendo a calentar los mentideros políticos como hacía meses que no sucedía. Nadie lo esperaba, nadie lo sabía, ni la opinión pública española ni los representantes políticos ni la diplomacia de Argelia. Y ahora corren peligro hasta los pactos de Estado que buscaban mitigar la inflación y el resto de efectos de la invasión rusa en Ucrania.
El contexto aporta de entrada dudas, interrogantes e incertidumbres. De la llamada a consultas del embajador argelino a la vuelta de su homóloga marroquí, en un sólo día, España se debate en decisiones que pasan por los movimientos geoestratégicos al provecho de los recursos energéticos, pasando por la vuelta a una pax mediterránea después de meses de convulsión entre Madrid y Rabat.
No sólo han sido los partidos de la oposición los que han mostrado estupefacción por el cambio de las relaciones. También ha sucedido con el socio de Gobierno. Ayer incidió en el particular el presidente de la Junta, Juanma Moreno, quien llevó a cabo un ejercicio de prestidigitación para criticar y bendecir al unísono la renovada relación entre Marruecos y España.
“Siempre trabajaremos para tener relaciones f luidas con un vecino, aliado y socio comercial. España necesita a Marruecos y Marruecos, a España. Dicho esto, he de dejar claro qué políticas de Estado convienen para buscar el consenso con la mayoría social del país, mayoría que representan PP y PSOE. Ha sido un desprecio a los millones de ciudadanos que votan al PP”, afirmó ayer Moreno en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno.
De las declaraciones del presidente se desprenden más críticas de género formal que de contenido. Una lealtad a las decisiones de Estado, de un lado, sobre todo si el flujo deriva de Marruecos, pero sin desdeñar el azote por el desconocimiento generalizado de una decisión de calado, del otro lado, si la cuestión gira entorno a los partidos como actores principales de la función. “El consenso con la mayoría social”, sí, el de la “mayoría que representan PP y PSOE”.
No son pocos los analistas que consideran el volantazo de Sánchez como de una política “poco inteligente”, pese a las presiones de Alemania, Francia o EEUU. La referencia es la toma de una decisión de política exterior de calado en solitario, sostienen los análisis, sin contar con el resto de partidos ni con los socios de gobierno. “No parece muy inteligente enemistarse con Argelia, que es quien nos proporciona el gas”, apuntan, ni “confiar en que esta decisión apacigüe a Marruecos, más bien al contrario”.
Al cabo, defienden las miradas menos optimistas, aceptar la autonomía del Sahara Occidental en detrimento del histórico referéndum cumplido hasta la fecha por España y Naciones Unidas, confirmará al reino alauí en el camino que ha seguido durante estos años. España sucumbe a la marcha verde que en distintas dosis viene aplicando en 40 años, con el último capítulo en la reciente micromarcha a Ceuta y Melilla. Hasta ahí los argumentos utilitarios. Aunque el más importante, en un mundo de normas que España ha mantenido, no parece consecuente saltárselas en el nombre de la supuesta realpolitik.
Es la revelación de una forma de entender la política como cálculo “cínico” de intereses, sin contar con el resto de partidos ni con los socios del Gobierno. No parece inteligente, por tanto, enemistarse con Argelia, que es el que nos proporciona el gas, o confiar en que esta decisión apaciguará a Marruecos. “Más bien al contrario”.
Hasta ahí los argumentos utilitarios. Como antecedente a las afirmaciones de Moreno, la realidad; es decir, lo que los gobiernos andaluces han mantenido históricamente. Unas relaciones casi fraternales con las asociaciones de amigos del pueblo saharaui, los niños de los campamentos de refugiados de Tinduf que visitan cada verano a las familias andaluzas, con los presidentes de la Junta haciéndose fotos tiernas con ellos, pero que a la vez deseando estrechar relaciones con Marruecos y su rey.
“Puede ser hipocresía”, comentan otros sectores, pero sólo refleja la compleja posición española ante un vecino necesario que no sólo frena los flujos migratorios, sino que informa sobre el terrorismo islámico, deja pescar a los barcos de Barbate y es un aliado en una zona del planeta al rojo vivo. Sin contar, con la cercanía de Moreno y los presidentes de Ceuta y Melilla, convencidos de que no habrá más marchas ni micromarchas, algo así como a Dios rogando pero con el mazo dando.
Partidos políticos y analistas se debaten entre la estupefacción y la comprensión
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, negó que se haya producido un cambio de postura en el Gobierno respecto al Sahara y defendió que ya José Luis Rodríguez Zapatero avaló el plan de autonomía propuesto por Marruecos y luego Mariano Rajoy se mantuvo en esa línea. En la sesión de control al Gobierno en el Senado de ayer, PNV, PP y ERC preguntaron a Albares por el giro que supone que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asegurara en una carta al rey Mohamed VI que España considera que el plan de autonomía planteado en 2007 y que dejaría a la antigua colonia española bajo soberanía marroquí es “la base más seria, creíble y realista” para una solución al contencioso.
“El Gobierno y su postura está en el marco de Naciones Unidas, como siempre” y en el apoyo al enviado especial de la ONU para el Sahara, Staffan de Mistura, le respondió a la senadora del PP Pilar Rojo, resaltando que el lunes tuvo ocasión de trasladarle este extremo en el encuentro que mantuvieron en Bruselas. “La posición de España está con Naciones Unidas, con la Carta de Naciones Unidas, con las resoluciones de Naciones Unidas, para encontrar una solución mutuamente aceptable”, puntualizó el ministro, que repitió este argumento hasta en cinco ocasiones.
El jefe de la diplomacia aseguró que la posición española es “muy similar” a la que mantienen Francia y Alemania y que considera que el plan de autonomía marroquí es “la base más realista” para lograr una solución
y a quienes nadie ha cuestionado.
Asimismo, recordó que el anuncio de dicha propuesta se produjo con Zapatero en el Gobierno y fue él quien “le dio la bienvenida”, de ahí que se haya mostrado “sorprendido” por el revuelo generado por lo manifestado por Sánchez en la carta al rey de Marruecos. Según Albares, también Rajoy mantuvo esta posición. Así, esgrimió que en las actas de las cumbres con Marruecos de 2012 y 2015, cuando gobernaba el dirigente popular, se dice textualmente “España saluda los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos”. “No se desdijo de la posición del presidente Rodríguez Zapatero”, subrayó.
El PP criticó al Gobierno por actuar de forma unilateral y que haya mentido en cuanto a si se informó de antemano a Argelia sobre el giro en la postura respecto al Sáhara. “Han ninguneado a todos los españoles y exigimos respeto porque no es de recibo”, afirmó Rojo, reclamando expresamente conocer el contenido íntegro de la carta de Sánchez y “cuáles son las contrapartidas”.
A raíz de la polémica surgida desde el pasado viernes, Pedro Sánchez comparecerá el próximo miércoles ante el Pleno del Congreso para explicar su decisión de dar un giro a la posición de España sobre el Sahara y a sus relaciones con Marruecos, una aclaración exigida por la mayoría de grupos, incluidos sus socios de investidura.
Fue la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, quien confirmó la presencia de Sánchez ante el Pleno de la Cámara Baja para informar de la nueva relación con Marruecos. La petición de explicaciones al presidente fue casi unánime en el Congreso. El portavoz de Podemos, Pablo Echenique, recordó que el PSOE llevaba en el programa electoral la defensa de que el pueblo saharaui decidiera su autodeterminación tal como figura en las resoluciones de la ONU y “es obvio que ha cambiado de postura”. Pero dejó claro que Podemos no va a romper con el PSOE porque considera que son “una pieza clave y la única garantía” para asegurar que el Gobierno siga haciendo políticas progresistas.
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, advirtió a Sánchez de que la legislatura “se le puede ir de las manos”. “Cuando violas 64 declaraciones de la ONU hay que dar explicaciones más allá de las líneas ocultas que pueda decir en un discurso sobre Europa”, añadió.