Avisan de que se esquilma Doñana
Que el agua es un recurso del que depende la vida y que es finito es algo que nadie discute. Que además la disposición de agua está dificultada por periodos de sequía como el que afecta al sur de España, así como por la extracción ilegal para usos agrícolas o turísticos, viene a ser un problema cada vez más acuciante en Andalucía.
Tobias Salathé, asesor para Europa de la Convención Ramsar, el tratado internacional para la conservación de los humedales, explica en una entrevista con Efe, en el contexto del Día Mundial del Agua, que la presión de la sequía motivada acentúa aún más la situación de los humedales y del abastecimiento de agua en la región mediterránea.
Tres de cada cuatro habitantes de la Unión Europea dependen de las aguas subterráneas para su abastecimiento, un recurso que determina la función de los humedales. Sin embargo, la mitad de los humedales ha desaparecido en los últimos 30-40 años en el área mediterránea, señala el estudio.
De este problema no se libra Doñana, en el punto de mira desde que el Parlamento andaluz abriera la vía para aumentar el regadío que depende del principal acuífero del Parque Natural. La norma está actualmente en tramitación. “La gestión no es sostenible”, señala Salathé sobre la sobreexplotación relacionado con el uso agrícola. El asesor menciona también el Mar Menor (Murcia), afectado por la contaminación agrícola y el turismo.
Salathé incide en la necesidad de restaurar los humedales. Cuando un país se adhiere al Convenio de Ramsar, explica el Gobierno central, contrae compromisos de conservación de los humedales, incluidos en la conocida como Lista Ramsar, entre los que se encuentra Doñana. La conservación de Doñana, en entredicho con la modificación legal en trámite parlamentario, no depende exclusivamente de la escasez o abundancia de lluvias.
“La gestión es insostenible”, afirma un asesor de la Convención Ramsar