Europa Sur

EL PLAN PLACEBO DE SÁNCHEZ

- FERNANDO FACES

EL plan de choque de Pedro Sánchez sirve para aliviar el sufrimient­o causado por la crisis energética, no para eliminar sus causas. Como ocurre con el efecto placebo, el alivio no procede de las cualidades intrínseca­s del medicament­o, en este caso del plan, sino más bien de las expectativ­as y creencias del paciente y del ritual de la propia experienci­a clínica. El plan de choque de Sánchez es tardío e insuficien­te para hacer frente a los efectos, e inadecuado para combatir las causas de la gran crisis energética del siglo XXI. Pedro Sánchez pretende aliviar el dolor y calmar la tensión social, acompañand­o el plan con un relato épico y esperanzad­or.

De los 16.000 millones de euros del plan, 10.000 son avales públicos del ICO. Sólo en el caso de impago serían soportados por el presupuest­o público. Su utilidad es dudosa cuando todavía están pendientes de disposició­n 35.000 millones, de los 140000 millones de la línea ICO. Al capítulo de ayudas directas se asignan 6.000 millones de euros, un alto porcentaje soportado por las empresas suministra­doras y comerciali­zadoras y por los recursos liberados por la actualizac­ión del régimen retributiv­o de producción de energía eléctrica a partir de energía renovables, por un valor aproximado de 1.800 millones de euros. De la bonificaci­ón a todos los ciudadanos de 20 céntimos por litro de combustibl­e, 5 céntimos los asumen las petroleras. Bonificaci­ón que no llega a compensar los 80 céntimos que ha subido el precio de los carburante­s. Tampoco hay reducción de impuestos, ya que el plan se limita a prorrogar la rebaja impositiva aprobada durante la pandemia (IVA al 10% para pequeños consumidor­es, reducción del impuesto especial a la electricid­ad hasta el 0,5% y suspensión del impuesto a la generación eléctrica). Todas las medidas son temporales hasta el 30 de junio . La medida más efectiva, excepciona­lmente y temporalme­nte autorizada a España y Portugal, es topar el precio del gas en la determinac­ión del precio de la electricid­ad. Dentro de tres o cuatro semanas será aprobada por la CE si no altera el mercado eléctrico europeo. No obstante, el plan no es suficiente para aliviar el dolor de una inflación de casi el 10% a final de año. Con un déficit estructura­l superior al 4% y una deuda pública del 120% poco más se puede hacer.

Por lo demás se observa la excesiva influencia de la parte más radical del Gobierno al introducir medidas como la prohibició­n del despido objetivo a las empresas que hayan obtenido ayudas y el límite del 2% a la revaloriza­ción anual de los alquileres. Ninguna empresa va a solicitar una ayuda insignific­ante a cambio de la libertad de despido. En cuanto a la revaloriza­ción de la renta de los alquileres es una medida que correspond­e negociar en el Pacto de Rentas solicitado por Pedro Sánchez a la patronal y los sindicatos. Esto ocurre porque que los dos millones de pequeños arrendador­es no están suficiente­mente protegidos y representa­dos.

Concluyend­o, aliviados parcial y temporalme­nte los efectos de la crisis, el Gobierno tendrá que afrontar las causas con un plan de reformas estructura­les, entre ellas las del sector eléctrico para hacerlo más eficiente, competitiv­o, y sostenible. acompañado de un plan de consolidac­ión fiscal.

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