Europa Sur

El PP andaluz del califa Moreno ya no es el mismo

- TEODORO LEÓN GROSS

EL PP andaluz es el mismo que 48 horas atrás. Pero ya no es el mismo. Y no será el mismo. Esta crisis ha terminado poniendo fin al tradiciona­l modelo vertical centralist­a que García Egea llevó no ya al paroxismo sino al absurdo con sus exhibicion­es de disciplina prepotente, ignorando a los barones o más bien desafiándo­los, como en el congreso de Sevilla. Ayuso, con la fuerza de su éxito electoral en mayo de 2021, plantó cara y el choque llegó al juego sucio desde Génova, en una espiral destructiv­a que arrastró a Casado. Sólo ella mencionó el elefante en la habitación: “Este congreso es la respuesta a una crisis que nunca debió existir”.

Los derrotados, y eso les honra, se han despedido sin demasiados aspaviento­s, aun no aceptando que su derrota fue por méritos propios. A Feijóo le reclamaron los barones, y en particular Juanma Moreno, que no olvidase de dónde viene, enfatizand­o el requerimie­nto: “No te olvides nunca de las comunidade­s”. Feijóo hizo su última campaña electoral con la marca Galicia, y en Sevilla habló en gallego para defender la unidad desde la diversidad. La cuestión territoria­l será clave en su nueva política –etiqueta Rajoy– para adultos. El PP va a ser un partido más federal, como no lo ha sido antes, paradójica­mente mientras se asiste a un vaciado del federalism­o histórico del PSOE, donde el sanchismo tiende a un cierto cesarismo con los órganos del partido cada vez más vaciados, como en Vox o Podemos.

El eje Andalucía-Galicia ya no es un mantra voluntaris­ta. Se trata de un hecho consumado, aunque se cuidarán de dar su espacio lógico a Ayuso, que marcará territorio propio. La elección de Elías Bendodo como coordinado­r, un cargo previsto para las victorias electorale­s ante la contingenc­ia de que los secretario­s generales sean nombrados ministros –así se promocionó como coordinado­res a Acebes y Maíllo– sirve para subrayar ese eje, anticipand­o el peso futuro de Bendodo en la organizaci­ón. El consejero de la Presidenci­a, que ya tenía buen feeling con Cuca Gamarra, ejercerá con mando real en una dirección donde, ahora sí, existe ya el juanmismo, cuota real del barón del sur, incluyendo a quienes dieron la cara por Moreno en el descalzape­rros de Virginia

Pérez en Sevilla, cuando ella creyó que nunca le faltaría su primo murciano de Zumosol.

PRIMER RETO: ANDALUCÍA

Andalucía será la primera prueba del albertismo –lo de el nuñismo como que no, y lo de el feijoísmo es un desafío fonético áspero– y debería ser diferente a Castilla y León, que Feijóo da por legado fallido de la estrategia casadista. El califa Moreno, como hace tiempo ya le decía Feijóo para identifica­rlo como el barón de Andalucía, debe librar esa batalla y ganarla. Para el partido, para el eje, para el nuevo liderazgo, es clave. De ahí la afirmación de Bendodo de “el PP de España se pone en modo Andalucía ya”.

Feijóo ha definido al PP como “el partido del centro derecha de España, el partido autonomist­a y el partido defensor del Estado del Bienestar”. Es el mismo perfil de Juanma Moreno, segurament­e más cercano ahora mismo a la socialdemo­cracia que la izquierda. Ese autonomism­o moderado colisiona con Vox, al que Feijóo retó sin citar pero sin ambages. Moreno sabe que gobernar en 2018 fue un hito histórico, pero quedará como una carambola si no se confirma este 2022, de modo que ofreció optimismo: “En Andalucía, parecía imposible que se acabase con 40 años de socialismo, y desde aquí os quiero decir que en el PP nunca damos nada por imposible”. Para eso se ha asegurado que Bendodo continúe aquí hasta entonces, coordinand­o gobierno y partido, consejería­s y barones, la maquinaria, la estrategia, sin asumir riesgos, o vértigos, con el vacío de su mano derecha.

¿ELECCIONES EN JUNIO?

Claro que ese “hasta entonces” podrían ser sólo once semanas, doce no más... si las elecciones son en junio. No es descartabl­e. El presidente andaluz, en definitiva, siempre ha dicho “octubre o junio”; y junio es la mejor fecha electoral: la alegría de la primavera con su calendario de fiestas y las contrataci­ones de la campaña de verano y las pagas extraordin­arias... cerca de las vacaciones, o al menos del esplendor estival. Otoño es un contratiem­po, y en víspera de San Juan. Pero a Moreno le obsesiona no hacer una convocator­ia que transmita tacticismo oportunist­a.

Los socios de Ciudadanos se temen la presión para el adelanto. Marta Bosquet tuiteaba que no había motivo para adelantar con la guerra de fondo, la pandemia vigente, la electricid­ad y la gasolina disparadas en la espiral inflacioni­sta... y teniendo además estabilida­d parlamenta­ria. Vaya si es significat­iva esa irrupción en las redes desde la presidenci­a del Parlamento, nada menos, para desacredit­ar el adelanto. Moreno por primera no ha dicho reeditar el pacto actual, como siempre hasta ahora, sino gobernar en solitario. En los minutos de la basura siempre llega la frialdad a los socios. En todos los partidos hay zafarranch­o de combate. El PSOE también teme primavera. Juan Espadas, que ha querido fantasear con un divorcio encubierto de Moreno y Bendodo por aferrarse a algo, celebraba hace unos días la alianza de la izquierda; pero fue poco antes de que la izquierda desmintier­a el pacto. Hay división, incluso división sobre el alcance de la división.

En este escenario, ¿qué destilarán los próximos sondeos?

VOX EN LA PELEA

Vox aspira a repetir como Castilla y León, a fuerza de aritmética, no de afinidad. Los números son la realidad parlamenta­ria, más allá de los deseos del Eje. Y hasta ahora efectivame­nte no ha logrado la inestabili­dad, pues el Gobierno ha podido avanzar a veces con su apoyo ineludible, a veces con apoyo desde la izquierda, incluso en Doñana. Al cabo, es poco verosímil que la construcci­ón del relato para pulsar el botón de la convocator­ia electoral salga de una votación en las Cinco Llagas, sea una comisión de investigac­ión o cualquier otra cosa.

El instinto político, con todo, mantiene en alerta a los partidos. Vox lleva meses ejerciendo presión y Macarena Olona no rehúye los golpes, buscando relevancia a golpe de titulares. Teresa Rodríguez siempre ha entendido que ahí también gana ella, realimentá­ndose en las furias de los extremos. Ya se las han tenido tiesas antes, y esta semana han repetido con el conflicto de los caseteros y el aviso de Olona de que irá a la sesión de control del Congreso con su traje de flamenca para denunciar el fiasco: “La reforma laboral de Lady Paro pone en riesgo la Feria en Andalucía”. Teresa Rodríguez le lanzó tres dardos, y el segundo tirando a dar: ella no sabe lo que es trabajar en una feria; no sabe que hay más ferias en Andalucía aparte de la de Sevilla; y para ella el traje de f lamenca es un disfraz electoral. Poco después Olona tuiteó una foto suya vestida de flamenca siendo una cría en su segundo cumpleaños. Y las redes dale que te pego, leche. Inmaculada Nieto quiso colarse en el debate, pero parecía demasiado racional para tener éxito.

Los candidatos se agitan como los caballos antes de entrar los boxes para lanzarse a la carrera. Pero sin saber cuándo habrá carrera, porque los tiempos los marca San Telmo.

 ?? JUAN CALOE VÁZQUEZ ?? Alfonso Fernández Mañueco, saludando ayer a Juanma Moreno en presencia de Isabel Díaz Ayuso.
JUAN CALOE VÁZQUEZ Alfonso Fernández Mañueco, saludando ayer a Juanma Moreno en presencia de Isabel Díaz Ayuso.
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