El Atlético se repone del susto con goleada
● El Alavés empató antes de verse superado al final
Ni siquiera el marcador, un 4-1, ni la contundencia con la que respondió al 1-1 del Alavés, con tres goles en el cuarto de hora final, ocultaron las dudas con la que se movió casi todo el duelo el Atlético de Madrid, que no jugó a nada hasta que se sintió contra las cuerdas, hasta que un empate puso en duda el golazo de Joao Félix, el sexto triunfo seguido y la reafirmación del equipo de Simeone entre los cuatro mejores de la clasificación.
A la vista ya la visita del próximo martes al Manchester City en los cuartos de final de la Liga de Campeones, el conjunto rojiblanco despachó otro encuentro casi siempre insufrible, que dominó en el marcador casi desde el principio, desde el minuto 10, por medio de Joao Félix; dio vida a su rival; sintió en peligro el triunfo con el 1-1 de Gonzalo Escalante en el 62; y liquidó después con la voracidad, la determinación y la intensidad que no tuvo antes, con un penalti decisivo transformado por Luis Suárez, con otro tanto del portugués y con el 4-1 del uruguayo.
El Alavés ya es último. No sólo es su puesto. Es su aspecto. La imagen que transmitió en el estadio Wanda Metropolitano fue deprimente, por más dimensión que aparentaba la visita, que no es tanta si se rememora que allí ganó este curso el Levante y el Mallorca, los dos conjuntos que hoy por hoy comparten las posiciones de descenso con el equipo vitoriano, que necesita muchísimo más en todo, en cada perspectiva del juego, si quiere huir de ahí.
Una victoria en sus últimos 18 partidos de Liga retratan el presente del Alavés y el riesgo al que
Lejeune arriesgó demasiado al meter la pierna ante Cunha en el área y lo pagó
se expone su técnico, José Luis Mendilibar, dentro del panorama tan desolador que desprendió el primer tiempo del bloque vasco (luego mejoró en el segundo para regresar a la imagen anterior en el tramo final) frente al Atlético, que tampoco hizo apenas nada en el despropósito que fue casi todo su partido, hasta que se lo propuso tras el 1-1.
Se metió en el partido, pero el central Lejeune jugó con fuego al sacar la pierna tras un recorte del delantero Cunha y su contacto quizás no fue brusco, pero lo hubo y Luis Suárez arregló una noche desapacible.