¿Por qué serán las elecciones en junio u octubre?
● Si el Parlamento eligiese al presidente en noviembre, es casi imposible aprobar un Presupuesto antes de final del año ● La presidenta de la Cámara se despide en esta sesión “por si acaso”
Tal como explica un antiguo consejero socialista, actual parlamentario autonómico, es posible que Juanma Moreno piense, por la mañana, que es mejor convocar elecciones en junio y, por la noche, en octubre. La convocatoria electoral es una prerrogativa exclusiva del presidente, y sólo tiene un condicionante, que debe fijar la fecha 54 días antes, momento en el que se disuelve el Parlamento. Es una decisión suya en exclusiva.
La presidenta de la Cámara, Marta Bosquet, despidió el pleno de ayer con un adiós “por si acaso”. Si Moreno convocase elecciones para el 12 de junio, no habría un nuevo Pleno.
Las legislaturas duran cuatro años, por lo que ésta concluye en diciembre, pero es un mes poco propicio para ello, ya que obligaría a abrir el nuevo Parlamento y elegir al presidente en enero o febrero de 2023. La elección por parte de la Cámara está sujeta, además, al equilibrio de fuerzas que haya tras los comicios, por lo que se puede retrasar más. En cualquier caso, tanto noviembre como diciembre son meses malos desde el punto de vista meteorológico.
En la actualidad, en el Gobierno y en el PP hay quienes prefieren un adelanto a junio, por un motivo de planificación presupuestaria, y quienes desean alargar hasta octubre, de modo que Moreno se pueda presentar ante el electorado como un gobernante responsable. La fecha de octubre permitiría que el electorado conociera, en el momento de ir a las urnas, la sentencia final del Supremo sobre el caso de los ERE. Esta se puede conocer alrededor del mes de junio, pero el tribunal retrasaría su publicación porque no desea hacerlo en período electoral.
Ciudadanos, el otro socio del Gobierno, prefiere esperar, porque tiene previsto un congreso de refundación –así lo denomina su dirección– el 14 de mayo en Córdoba. Rogelio Velasco, consejero de Economía, de Ciudadanos, se ha desmarcado de ello.
Si se celebran el 12 de junio, Juanma Moreno tiene que disolver la Cámara autonómica el martes 19 de abril, después de la Semana Santa. Por entonces ya puede conocer qué efecto consigue Alberto Núñez Feijóo en las opciones del PP andaluz. El problema es que demasiado pronto para venderlo como un simple adelanto técnico.
Si fueran el 19 de junio, el presidente contaría con una semana más para pensárselo. Tendría que firmar el decreto el 26 de abril. Cualquiera de las fechas de junio permite que el nuevo Gobierno cuente con un Presupuesto de 2023 antes de iniciar ese año. En este domingo, sin embargo, se celebran muchas fiestas de Corpus.
De ser en junio, no se podría celebrar el Pleno de la comisión de la Faffe, cuyo resultado se anularía desde un punto de vista oficial. No habría condena política a los tres últimos presidentes socialistas.
Los demás domingos de junio ya son fechas en las que los escolares están de vacaciones, y hay familias que se trasladan a la costa desde ese momento.
Otras opciones son el 2, 9 y 16 de octubre. La Junta prevé un buen verano económico, porque el turismo se habrá recuperado en España. Para esta fecha, Moreno disolvería la Cámara el último día de agosto. Por tanto, no comenzaría un nuevo curso político después de las vacaciones parlamentarias veraniegas. En octubre sí se conocerá la sentencia de los ERE, que afecta a Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Si fuera en esas fecha, el presidente podría disolver en agosto, antes de que inicie el curso parlamentario.
Octubre presenta el inconveniente de que, difícilmente, podría aprobarse el Presupuesto de 2023 en tiempo. El Parlamento se constituye a las dos semanas de las elecciones, pero después hay que negociar el Gobierno y la investidura del presidente. Para ello no hay un tiempo límite, sólo se deja correr el reloj a partir de la primera votación para elegir al presidente.
De ser en junio, no se podría celebrar el Pleno de la comisión de la Faffe