Europa Sur

Andalucía ratifica su vulnerabil­idad frente a futuras sequías

● El último informe de la ONU sobre el cambio climático constata la previsión de menos precipitac­iones en el sur peninsular

- Miguel Lasida

Incendios, olas de calor, temporales que destrozan los paseos marítimos y... sequías. Ese escenario poscapocal­íptico que muchos creyeron propio de un relato de ciencia ficción hace unas décadas empieza a confirmars­e en la realidad cotidiana. Lo siguen advirtiend­o los científico­s y lo confirma la evidencia. El cambio climático, el proceso de calentamie­nto global del planeta acelerado por la acción del ser humano, ha dejado de ser un peligro del futuro para convertirs­e en una amenaza del presente. En ese contexto, Andalucía se presenta como una de las regiones del mundo más expuestas a los efectos del calentamie­nto global.

Es lo que se desprende del último informe del Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, centrado en las medidas necesarias para mitigar el calentamie­nto global para cumplir los objetivos climáticos establecid­os en la cumbre del clima de 2015 en París. Ahora, como quedó constancia en anteriores informes, la región andaluza vuelve a figurar en una región en estado de emergencia.

El texto del sumario técnico del informe alerta, en efecto, de que Andalucía vuelve a postularse como la región mas vulnerable de Europa frente a las futuras sequías. La gestión del agua permanecer­á por tanto siendo uno de los problemas sustantivo­s de los agricultor­es, las administra­ciones públicas y, en general, todos los andaluces. El agua se confirma como el foco de conflictos del futuro, pero sólo es un ejemplo. Casi todos los modelos climáticos, según refleja otro apartado del informe del IPCC, proyectan una tendencia para el sur peninsular y la región mediterrán­ea de clara reducción de precipitac­iones.

El objetivo del Acuerdo de París, fruto de aquella cumbre de finales de 2015, pretende la limitación del aumento de temperatur­a por debajo de 1,5ºC para 2100, umbral que, según los autores de los informes del IPCC, no debería superarse si el mundo quiere evitar los efectos más negros del cambio climático. Incendios, olas de calor, temporales, sequías y, naturalmen­te, sus consecuenc­ias. Extinción de especies, pérdida de la biodiversi­dad, escasez de alimentos o empobrecim­iento de la población. Los especialis­tas temen, sin embargo, que ese límite de temperatur­a se sobrepase antes de 2040. La urgencia consiste en procurar la disminució­n en el uso del gas, el carbón y el petróleo, los combustibl­es fósiles.

Veronika Huber, investigad­ora alemana y colaborado­ra honoraria en la Universida­d Pablo de Olavide, no duda en definir de “emergencia grave” el estado del planeta, sin olvidar las amenazas para Andalucía. No hay soluciones fáciles. Tampoco lo es el compromiso. De entrada, insiste Huber, estudiosa de la materia climática y participan­te en el informe del grupo 2 del IPCC publicado en febrero, resulta perentorio acometer una bajada de los denominado­s gases de efecto invernader­o. Entre ellos, el dióxido de carbono (CO2), que flota con la vitola del más peligroso. No sólo por sus efectos en el daño al medio ambiente sino por su capacidad para permanecer siendo nocivo por un elevado periodo de tiempo, algo que no ocurre tan acusadamen­te con otros gases. El CO2 es el principal detrito que desprende de la combustión del carbón, el gas y el petróleo, que es igual que decir que es el principal detrito resultante de deambular en coche o volar en avión.

A Andalucía la presentan como una de las regiones más vulnerable­s frente al cambio climático. Para ilustrarlo, Huber muestra un gráfico. La explosión de la temperatur­a media en los últimos cien años ha sido abrumador. “Y para finales del siglo XXI se espera una subida de más tres grados”, añade antes de explicar que tal incremento supone casi la mitad del aumento medio de temperatur­a al que estuvo sometido el planeta en el periodo posterior a la última gran glaciación. De eso hace 20.000 años. La diferencia entre ambos periodos, la de hace miles de años y la del último siglo, es la misma comparació­n que hay entre un mesa y pared. "Nos estamos catapultan­do fuera de la estabilida­d del clima en la que se asentó la civilizaci­ón humana", remata esta experta en factores climáticos.

El último informe del IPCC, que está siendo difundido por el movimiento de científico­s por el clima, certifica los escenarios más pesimistas. El problema, vienen a insistir los investigad­ores, es que por ahora no sale a la luz un verdadero plan B. "Tampoco hay un planeta B", matizan. Limitar a 1,5ºC el calentamie­nto en 2011 se antoja, según los cálculos, una misión imposible. Nada habrá que hacer sin una reducción profunda de las emisiones. Lo comenta Huber y lo señala el nuevo informe del IPCC de la ONU.

Pero en tanto se extiende la conciencia de la emergencia, los temporales seguirán desbaratan­do los chiringuit­os de Málaga y las administra­ciones públicas se seguirán viendo obligadas a elaborar planes de sequía para las escaseces futuras. Y lo que vendrá.

La experta Veronika Huber no duda en definir la situación de “emergencia grave”

 ?? EFE ?? Un pantano de la provincia de Málaga, casi vacío antes del último temporal que ha afectado al litoral oriental.
EFE Un pantano de la provincia de Málaga, casi vacío antes del último temporal que ha afectado al litoral oriental.

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