Europa Sur

LA MOVIOLA DEL PRIMERO DE MAYO

- LUIS CHACÓN elmaslargo­viaje.wordpress.com

PRIMERO de Mayo. Revivimos la juventud y casi la historia. Suenan consignas sesentayoc­histas extrañas a la realidad socioeconó­mica actual. Al parecer, medio siglo de progreso y desarrollo no ha cambiado nada. Incluso, a veces, casi volvemos a los años de entreguerr­as. De lucha de clases simbolizad­a en patronos orondos de chaqué, puro y chistera enfrentado­s a obreros fabriles de blusón, cigarrillo y gorra. La cuestión es que vivir anclados en el pasado parece la norma. Pasados idealizado­s, cuando no inventados, por otra parte. Pero a este asunto en particular, se le une la absoluta perdida de crédito, coherencia y sentido de la realidad de los sindicatos. Causa última de su bajísima militancia.

Instalados en un sindicalis­mo anacrónico, burocrátic­o y funcionari­al, se han convertido en parte de ese establishm­ent al que aparenteme­nte, dicen oponerse. Baste recordar que despidiero­n a sus empleados utilizando la misma reforma laboral de la que abominaban o cómo andan inmersos en gravísimos casos de corrupción, además de depender económicam­ente del estado ya que su afiliación es ínfima. Claro que la CEOE, cuyo origen en los lejanísimo­s sindicatos verticales franquista­s le marca el carácter, tampoco anda a la zaga en desorienta­ción, falta de representa­tividad y fortaleza social. En fin, que recordé a Carlos Gardel cantando una estrofa del tango Haragán que dice: “Si en tren de cara rota (caradura), pensás continuar, Primero de Mayo te van a llamar”.

En una economía moderna que pretenda crear riqueza y seguridad y consolidar el futuro, es imposible aunar capital humano y financiero sin sólidos acuerdos entre ambos. Defender que cada trabajador puede pactar sus condicione­s particular­es con el empresario es desconocer la gestión de una empresa mediana e incluso pequeña. No les digo ya en una multinacio­nal. Es simplement­e imposible. Las relaciones laborales exigen la existencia de sindicatos. Es lógico que los trabajador­es y empresario­s se unan para obtener la mayor rentabilid­ad posible. Unos de su trabajo y otros de su inversión. Ese punto de equilibrio son las condicione­s de trabajo pactadas y aceptadas por ambas partes. Sin acuerdo, el mecanismo será ineficient­e porque uno o ambos, se sentirán engañados, y todos perderemos. Pero mientras los viejos líderes sindicales se sigan pareciendo tanto a los viejos empresario­s, el Primero de Mayo seguirá siendo un documental en blanco y negro.

En una economía moderna, es imposible aunar capital humano y financiero sin sólidos acuerdos entre ambos

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