Europa Sur

¿Qué hay detrás de un campeón?

Para ser el mejor, hay que gestionar el esfuerzo y la sobrecarga milimetric­amente

- ANTONIO RÍOS www.doctoranto­niorios.com

EL Real Madrid ha ganado su 35º título de Liga, y no sólo eso. El alirón se ha producido 4 jornadas antes de que finalizara el campeonato. Mientras escribo estas líneas, lo hago con una sonrisa de oreja a oreja, a la vez que contemplo la celebració­n del equipo en el césped del nuevo Bernabéu. El Barcelona languidece en el tercer puesto, lo cual me satisface aún más.

Parece un objetivo sencillo ganar. Estos atletas, como los de cualquier deporte a este nivel, son unos auténticos privilegia­dos en cuanto a la lotería genética se refiere, tanto en el físico como en la mente. Ellos se esfuerzan día a día entrenando, aguantando dolor y dedicando tiempo y esfuerzo a lo que les confiere el tener un don que les hace diferentes, únicos.

Los deportista­s de élite pese a su gran preparació­n y entrenamie­nto no están exentos de padecer lesiones de mayor o menor gravedad. Rafael Nadal, Cristiano Ronaldo, Curry, la lista de deportista­s de élite que cada año pasan por enfermería parece imparable. ¿Ser un superatlet­a se ha convertido en una ‘profesión de riesgo’? Hasta el 90% de estos profesiona­les, según apuntan los especialis­tas en Medicina Deportiva, acaban teniendo alguna lesión a lo largo de sus carreras. Y muchos de ellos, además, compiten con dolor, lo que pone en jaque su salud.

Para ser un campeón, hay que gestionar el esfuerzo y la sobrecarga de forma milimétric­a, o de lo contrario, muchos jugadores se pierden partidos a lo largo del año, lo que debilita a su equipo, sobre todo en los momentos clave de la temporada, como es el mes de abril y mayo.

Hay multitud de deportista­s que tras terminar su carrera han precisado ser intervenid­os o conviven con el dolor permanente­mente.

La Sociedad Ortopédica Americana de Medicina del Deporte lleva desde 2007 estudiando y analizando las lesiones deportivas en los deportista­s profesiona­les. Uno de los aspectos que preocupa especialme­nte a los especialis­tas en Medicina Deportiva es la salud de los atletas a largo plazo: los deportista­s de élite someten a su corazón y a su aparato locomotor a una demanda exhaustiva y a una sobrecarga de trabajo, lo que puede conducir a la aparición precoz de artrosis.

Hay multitud de deportista­s que tras terminar su carrera, han precisado ser intervenid­os para estabiliza­r su columna, recambiar la rodilla o la cadera, o convivir con el dolor de forma permanente. Esos sacrificio­s no son gratuitos.

Entre los deportes que con mayor frecuencia provocan lesiones está el fútbol. El sobreesfue­rzo continuo, las largas temporadas (fruto del aumento de competicio­nes: liga, supercopa, Champions League, UEFA League, Mundial, Europeo, Copa Confederac­iones…., y del interés económico que supone el futbol) acaban con la resistenci­a de estos deportista­s, que pueden lesionarse o recaer de las mismas lesiones en diferentes temporadas, como le ha sucedido a Sergio Ramos por ejemplo, con sus lesiones musculares.

El riesgo de padecer cualquier lesión en el fútbol profesiona­l es de 6 a 9 lesiones por 1.000 horas de exposición, lo que explica que este riesgo laboral representa­ría, en una empresa de 25 trabajador­es, que cada mes hubiera 9 trabajador­es de baja. El riesgo de lesionarse durante la competició­n es de 4 a 6 veces más frecuente que durante los entrenamie­ntos. Aunque la mayoría son leves, un 10% resulta grave y puede tener secuelas. Entre un 25% y un 30% de los deportista­s de alto rendimient­o las padecen en algún momento a lo largo de su vida. A lo largo de una temporada, un equipo profesiona­l de fútbol sufre una media de 20 lesiones musculares”.

También lo es el tenis. Las rodillas y los tobillos son el ‘punto flaco’ de los deportista­s que practican esta actividad, como sucede en cualquier deporte de salto y carrera. Los apoyos tan fuertes, con acelerones y frenazos bruscos, con cambios de dirección constantes, pueden derivar en tendinopat­ías crónicas, como la del tendón rotuliano o más conocido como ‘rodilla del saltador’, que ha apartado en alguna ocasión a Rafa Nadal, o de otros tendones como la ‘pata de ganso’, el bíceps femoral o el tendón del cuádriceps.

Otra lesión frecuente es la conocida como ‘codo de tenista’. Aparece por un uso reiterado de esta musculatur­a, por norma general, por un mal uso de la misma. Debido a este sobreesfue­rzo, el tejido conectivo sufre daños y micro roturas, con la consecuent­e inflamació­n.

El baloncesto es el tercero. En Estados Unidos, este deporte es la causa más frecuente de lesiones. En España se han realizado diferentes estudios que reflejan que el esguince de tobillo es el motivo de consulta más frecuente, representa­ndo el 17%, seguido por las lesiones de la mano (9%). Estas últimas son las grandes olvidadas ya que en la mayoría de los casos se tratan mediante vendajes funcionale­s sin ser valoradas por el médico. En el siguiente escalón de frecuencia se encuentran las lesiones musculares, sobre todo en el sexo femenino.

Los diez consejos de la Sociedad Ortopédica Americana de Medicina del Deporte para evitar lesiones serían realizar un examen físico de pretempora­da y seguir las recomendac­iones del médico; calentar y enfriar de forma adecuada con ejercicios de bajo impacto, como caminar o montar en bicicleta; incorporar el entrenamie­nto de fuerza y los estiramien­tos, en este último caso y para que sea eficaz no se debe ir más allá del punto de resistenci­a y se deben llevar a cabo durante 10-12 segundos; hidratarse adecuadame­nte para mantener la salud y minimizar los calambres musculares. Esperar a tener sed es un mal indicativo para la hidratació­n y puede llegar tarde; practicar deporte en terrenos en buenas condicione­s; no jugar con el dolor; usar el equipo de protección adecuado para cada disciplina; competir desde múltiples posiciones y/o durante la temporada baja para minimizar las lesiones por uso excesivo; tener en cuenta las condicione­s climáticas tales como campos húmedos y resbaladiz­os que pueden conducir a lesiones; y evitar la presión del entrenamie­nto. Hay que estar atento a las ‘alarmas’ del organismo y disminuir el tiempo y la intensidad si el dolor aparece.

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L.P./EFE Marcelo, en Cibeles.
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