Europa Sur

“Parece que hombres y mujeres estamos igualados y no es verdad”

● La banda fundada por Marta Robles publica ‘Libres’, un disco en el que sus integrante­s sienten que “hemos alcanzado la madurez y podemos hacer lo que nuestro criterio nos vaya dictando”

- José Miguel Carrasco

Tarde relajada a orillas del río. Las Migas han hecho un alto en Sevilla; un descanso entre sus conciertos de Barcelona, la noche antes, y de Úbeda, la siguiente, en los que presentan su disco recién estrenado, Libres, sobre el que van a hablar aquí. Carolina Fernández, La Chispa, es la nueva cantante del grupo, la cuarta ya desde que la guitarrist­a Marta Robles lo fundase en 2004, siendo ella la única que permanece de la primera formación; también es guitarrist­a Alicia Grillo y el cuarteto se completa con Roser Loscos, violinista.

Su estreno discográfi­co fue en 2010 con Reinas del Matute, disco al que siguió Nosotras somos, en 2012. Vente conmigo se editó en 2016 y tres años después editaron Cuatro, regrabando varias de sus mejores canciones anteriores y presentand­o solo dos nuevas. Libres se publicó el 22 de abril.

–¿De qué están liberadas ahora que antes no lo estuviesen?

–(Marta) De muchísimas cosas. De miedos propios, de dificultad­es en cada una de nuestras cabezas; somos mujeres libres en educación y modo de vida, pero siempre hay cosas que nos autolimita­n a nivel estilístic­o y emocional; con este disco hemos querido romper esa barrera y empezar de nuevo, con la autodeterm­inación lograda después de tantos años, tras los que hemos alcanzado la madurez y podemos hacer lo que nuestro criterio nos vaya dictando, sin que nadie nos imponga grandes ideas para triunfar. Nosotras ya nos damos por triunfadas y lo que queremos ahora es disfrutar; después de tanto tiempo de encierro teníamos muchas ganas de liberarnos y celebrar la vida, la naturaleza, por eso todas las canciones están concebidas en el exterior: en paisajes, el mar, la playa, la montaña, todo lo que nos genera una idea muy grande de libertad. Y también le cantamos absolutame­nte a otra libertad, la de la mujer en sí, porque aún tiene problemas. Parece que hombres y mujeres estamos igualados y no es verdad; igualados según en qué casa, en qué situación, en qué profesión. Nosotras reivindica­mos mucho la igualdad en todos los sentidos, y nos toca de cerca la igualdad musical, que no existe; si miras cualquier programaci­ón, hay un 95% de grupos de hombres y algunos grupos de mujeres que están de moda ahora, pero no hay justicia y queremos luchar para romper eso. Le cantamos a la mujer poderosa.

–Los discos anteriores fueron finales de etapa, llenos de canciones que ya estaban muy rodadas, sin embargo, ‘Libres’ está compuesto por canciones nuevas. ¿Consecuenc­ia directa de la pandemia?

–(Marta) La pandemia ha tenido mucho que ver porque he tenido mucho tiempo libre y he podido componer nueve de las diez canciones del disco; la otra es Antonia, de Oriol Riart. Pero es verdad lo que usted dice, los discos anteriores siempre los tocábamos antes y los grabábamos después; es decir, no nos podíamos aguantar para estrenar esas canciones y luego los discos eran recopilaci­ones de las que hacíamos en los conciertos. Libres es el primer disco de Las Migas en que las canciones las hemos guardado a pesar de la impacienci­a, porque cuando tienes canciones nuevas las quieres cantar ya. (Alicia) Las canciones de los discos anteriores estaban ya muy rodadas, sí; muy cerradas y muy hechas y por eso las produccion­es eran menos arriesgada­s. Y aunque las de este ya estaban muy pensadas y trabajadas en las maquetas previas, tenían un punto de frescura al llegar al estudio y sorprender­te; un punto extra, porque nunca nos habíamos atrevido a ir al estudio de grabación sin haber tocado juntas antes.

–Otra gran novedad de ‘Libres’ es que no ha tenido un gran productor como Raúl Refree o Josemi Carmona, como los discos anteriores, sino que ha sido autoproduc­ido por la propia Marta Robles. ¿Por qué?

–(Marta) Lo pensé mucho, porque se me hacía muy grande; pero ¿por qué no?, ¿quién conoce mejor nuestra música que yo misma, que llevo aquí desde el principio, he pasado todas las etapas y conozco muy bien los puntos fuertes y débiles de cada una y dónde puedes darle más luz a una de ellas? Decidí que sí y me tiré a la piscina; me dejé ayudar mucho por Oriol y por Luis Villa, porque el disco lo grabamos en Sevilla, en sus estudios de Unomusic. Ha sido una experienci­a bastante dura porque cuando haces un disco el trabajo no se acaba nunca. Hasta la noche que estrenamos el espectácul­o y ya dije basta, no he dormido prácticame­nte durante dos años; es agotador, pero he quedado muy contenta con el resultado.

–Me da la impresión también de que los aires mediterrán­eos de los otros discos se han vuelto ahora más flamencos. Anteriorme­nte de vez en cuando aparecían unos tangos, bulerías; pero en ‘Libres’ hay alegrías, garrotín, rumba, milonga…

–(Carolina) En el disco hay mucho flamenco camuflado. Las melodías de Morena no dejan de ser las de un garrotín, por ejemplo, pero tiene un rollete country que, si no tienes el oído muy afinado o eres conocedor del flamenco, no te das cuenta hasta el final de que es un garrotín. (Marta) En el espectácul­o anterior, Empatía, teníamos unas seguiriyas muy bonitas, con unas letras que empezaba Carolina cantándola­s sola y bailando en el escenario; era una cosa muy tradiciona­l que no hemos mantenido por cambiar de onda, pero ella es muy flamenca y desde que está tenemos la suerte de poder meternos con cualquier palo, algo que antes no pasaba tanto. Pero si le digo a ella, vamos a cantar una soleá, lo hace porque es una cantaora muy conocedora y eso es un lujo para las otras que, aunque estemos cerca del flamenco no somos guitarrist­as tradiciona­les que toquemos por todos los palos, y junto a

Si alguien mira cualquier programaci­ón, verá que el 95% de los grupos son de hombres. No hay justicia”

ella nos podemos atrever. (Alicia) Todos los flamencos son admiradore­s absolutos de las melodías del jazz; cuando la gente habla de lo bonito que suena algo de flamenco es porque son armonías que han cogido de otras músicas, porque a los buenos músicos les gusta conocer otras músicas y empaparse de ellas. Y como la admiración es mutua, también nosotras nos interesamo­s por el flamenco más puro. (Roser) Basándonos en el mucho respeto al flamenco, nos sentimos libres para movernos en estilos que se entremezcl­an. Nosotras no hacemos flamenco puro, pero en algún momento hemos tenido que aprender la base para salir desde ahí.

–¿Estrella Morente, Tomatito y María Peláe colaboran en el disco por alguna razón concreta?

–(Marta) Cada canción tiene su historia. En Alba, que es donde colabora Estrella, cuando compuse al principio la música sobre un poema de Lorca, ya me la imaginaba con su voz, aunque pensase también en Carolina. Pero yo me imaginaba un canto de mujeres y me inspiraban mucho sus canciones; tenía una lista de ellas para coger ideas y me llevaban tanto a Estrella que decidí preguntarl­e si quería cantar, aunque no la conocía de nada. Su voz me llamaba para esta canción y ella la prestó con mucho cariño. Con la rumba Para que te enamores pasó algo parecido; Tomatito siempre ha sido un referente absoluto para nosotras desde que comenzamos a acercarnos al flamenco y hace un par de años nos lo encontramo­s en un festival y nos dijo que a ver si le llamábamos para hacer algo. Cuando empecé con la rumba, que también tiene letra de Lorca, la compuse en un tono de rondeña, que él utiliza mucho y pensé que ahí pegaba Tomatito. Le envié el tema y además de meterle la guitarra nos regaló una maravilla de intro que le da un groove que te mueres: es una de mis favoritas. Y María Peláe es nuestra colega de camino; nos conocemos hace mucho, la hemos visto triunfar muy de cerca. El boom que ha tenido es increíble y nos ha hecho mucha ilusión, porque es una curranta y una compositor­a y artista muy verdadera y estas cosas no pasan casi nunca; no es un producto prefabrica­do y siendo ella misma ha conseguido hacer algo supercomer­cial que le encanta a todo el mundo. Teníamos La cantaora, una canción más urbana y pensamos en ella, que accedió encantada.

–Usted, Marta, es la única que ha permanecid­o en Las Migas desde el principio, viendo todos los cambios de componente­s. ¿Han sido muy traumático­s?

–(Marta) Estar en una banda es difícil porque hay que lidiar con la vida de mucha gente y a veces hay fracturas, no lo niego; cuando decides abandonar un proyecto es duro para las que se quedan y para la que se va, pero no puedes pretender que durante veinte años todo el mundo quiera seguir el mismo camino que tú. Yo tengo claro desde hace mucho tiempo que Las Migas es mi proyecto número uno, el proyecto personal al que más cariño le guardo; tengo otros que también me encantan, pero aquí pongo mi corazón y las canciones más bonitas. Que una compañera quiera permanecer conmigo cinco años ya es un regalo de la vida y creo que siempre hemos conseguido aprovechar los cambios para bien, para refrescarn­os, para reflexiona­r sobre qué podemos mejorar y qué tipo de carácter nos encaja más en la banda en ese momento.

–¿Y qué ha sacado de esas personas diferentes con las que ha estado en uno u otro momento?

–(Marta) Muchísimas cosas. De Sílvia Pérez Cruz, la primera cantante, saqué una manera de cantar y una manera de entender la música. Aprendí mucho de ella y creo que ella también de mí. Silvia ha creado una escuela de voz en España y a nivel internacio­nal; después de ella ha venido Rosalía, muy cerca, porque Rosalía sustituyó a Sílvia en otros proyectos; ha venido María José Llergo, gente que ahora mismo es conocida y vienen de esa escuela que empezó con Las Migas. Y yo me siento muy orgullosa de haber estado ahí y haber podido aportar algo, no me da vergüenza decirlo; creo que ha sido algo muy natural y de ella me quedo con esa proyección internacio­nal, esa escuelita de un flamenco que, aunque no sepas cantar flamenco, pero lo haces a tu manera. Eso la gente lo ha imitado de ella, la frescura de decir voy a hacerlo así. Y de mis otras compañeras muchas cosas más; Alba Carmona es una de mis mejores amigas y el cariño y las risas que hemos vivido son infinitas. Me quedo con todo lo mejor de ellas.

–Y usted también habrá marcado a las demás. ¿Conocer a Marta les ha hecho cambiar la forma de ver la música o la vida?

–(Carolina) Yo siempre me he centrado mucho en el flamenco, la música que más me apasiona; he escuchado también mucha música latina, boleros, pero cuando llegué a Las Migas comencé a escuchar música que nunca había conocido antes y gracias a ellas mi oído musical ha crecido un poquito y tengo más referentes aparte de mis mujeres flamencas, a las que no voy a olvidar nunca, que también me aportan mucho a la hora de cantar ahora. Yo era demasiado salvaje cantando flamenco y con Las Migas me he ido afilando. Y también me ha aportado mucha disciplina, porque no vea usted cómo se trabaja aquí. (Roser) Nosotras tres venimos del clásico, donde la forma de trabajar es más metódica, estricta, y con Las Migas me sorprendió que empecé a tocar otro tipo distinto de música, pero con la misma exigencia y todos los detalles cuidadísim­os, todo milimetrad­o; hay un trabajo de fondo muy fuerte y mucha elegancia tocando. Con Marta y el flamenco descubrí un nuevo instrument­o en mi violín, una nueva voz y una nueva manera de hacer música. (Alicia) Yo es que no sé ni que sería si no hubiese llegado a Las Migas, porque no tendrían nada que ver mi vida ni mi carrera con lo de ahora. Marta me ha marcado no ya como guitarrist­a, sino como persona, en como diriges tu vida, tu proyecto, tu forma de ver las cosas. Más allá de una banda, Las Migas es una manera de vivir y estoy orgullosa de trabajar codo con codo con ella y de que se haya atrevido a producir el disco. (Marta) Y yo también tengo que decir que para tener una banda como esta necesitas a gente que sea muy generosa con su tiempo, su fuerza, su energía. Con ellas todo es que sí, ya sea levantarse a las cinco de la mañana para ensayar como ir a Bangladesh para un solo concierto. Y eso lo recuerdo cada día, porque siempre te exiges más y más y no te das cuenta de que tienes mucho ya.

–Al principio la banda se componía de una francesa, una alemana, una catalana y una sevillana; tres mujeres del norte y una del sur. Ahora es justo lo contrario, sigue la sevillana, Marta; hay una cordobesa, Alicia; Carolina es de Mérida y Roser de Barcelona; son tres las del sur. ¿Cambia eso mucho los conceptos y las premisas de la música que hacen?

–(Marta) Pues sí que varían. Tener un proyecto internacio­nal tenía su gracia en ese momento y era algo muy original, pero a medida que me fui dedicando un poco a escoger quien entraba fui tirando hacia el sur porque al final esto es una cultura común y una familia. Vivimos juntas prácticame­nte día a día y cuando vives la cultura del sur te entiendes mucho mejor. Yo conecto conmigo misma cada vez que vengo a Sevilla y me parezco mucho a Alicia y Carolina; Roser es más del norte, pero se ha adaptado bien y es como una hermana adoptiva. Afecta mucho también a la música el color de la voz de Carolina; su conocimien­to de la música andaluza y del flamenco me facilitan a mí la composició­n muchísimo.

Muchas canciones están concebidas en el exterior, en la playa o en sitios que generan una idea de libertad”

Nosotras no hacemos flamenco puro, pero antes hemos tenido que aprender la base para salir de ahí”

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ANALÍA LÓPEZ Alicia, Carolina, Roser y Marta, las integrante­s actuales de Las Migas.
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ANALÍA LÓPEZ

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