Mirando las fisuras
● Abril y Spottorno recorren los límites entre Italia y Austria, un área que esconde cicatrices sociales y físicas que invitan a repensar la idea de Europa
Entre unas cosas y otras, hace ya un mes que no les hablo de las novedades de Astiberri, así que les traigo cuatro de un tirón, obras de autor que rezuman personalidad y el cuidado propio de la editorial vasca.
La primera de ellas, La falla ,es el nuevo álbum de uno de los equipos artísticos más singulares de nuestra historieta, Guillermo Abril y Carlos Spottorno. El primero es corresponsal en Bruselas del diario El País y antes fue reportero de El País Semanal, mientras que el segundo es fotógrafo documental que publica en medios nacionales e internacionales, como la revista antes citada.
Juntos firmaron en 2016, La grieta, un espectacular fotonovela gráfica que resumía en viñetas tres años de documentación escrita y fotográfica sobre la realidad en las fronteras de la Unión Europea y que mi buen amigo Jorge Carrión calificó en The New York Times como “un libro importante”.
Con La falla, Abril y Spottorno recorren los límites entre Italia y Austria (el Alto Adigio lo llaman unos, el Tirol del Sur lo llaman los otros), un área próspera que esconde tensiones y cicatrices sociales y físicas, tal como sugiere el propio título, y cuya observación, ahora en palabras de Elena Masarah, “invita a repensar nuestra idea de Europa”. Muy, pero que muy interesante.
Otro tebeo notable es Becky Riot, el álbum de debut de Mariano Pardo, que obtuvo con su proyecto de la presente novela gráfica el premio Injuve a la Creación Joven 2018. Realizado en un siempre llamativo formato apaisado, el tebeo bebe gráfica y espiritualmente de la acidez de dibujantes como Daniel Clowes y Simon Hanselmann o del cine de Todd Solondz, referentes que creo que sirven para situar rápidamente Becky Riot, pero que no anulan la personalidad de Pardo. Dicho de otro modo, el sentido del humor y la mala leche del dibujante son de cosecha propia, como también su estilo muestra cualidades distintivas.
La cosa va de una adolescente inadaptada, solitaria, gruesa, virgen y con la cara de espinillas atrapada en el conflicto de su propia adolescencia, esto es, con un entorno familiar tormentoso y unos compañeros de clase que le hacen aún más difícil el día a día. ¿La solución? Ponerse un pasamontañas, inspirada por el vídeo de unas tal Pussy Riot, y convertirse en Becky Riot. Un delirio.
Finalmente, La estirpe fracasada es lo último de Elisa Riera, a quien Astiberri ya le publicó El futuro es brillante y Una laowai en Shanghái. Riera da aquí un salto de calidad, tanto a nivel argumental como a nivel gráfico, con esta mirada crítica a la familia y sus hipocresías en la que la autora catalana ensaya con acierto una puesta en escena más sombría e irónica. En sus propias palabras: “desde siempre tienden a llegarme historias raras, llamativas o extrañas. En La estirpe fracasada las he reunido en un mismo guion, entrelazando mimbres provenientes de mi entorno cercano y creando un compendio de las peores historias que conozco, juntándolas todas en un mismo grupo familiar”.