Europa Sur

LÍNEA ROJA CON FONDO GRIS

- JOSÉ JOAQUÍN LEÓN

CON tanto hablar de las líneas rojas, ha resultado que Pedro Sánchez las ha introducid­o en la mismísima Moncloa. Tenemos un Gobierno de líneas rojas, con un fondo gris de borrasca, y unos ministros que piden la dimisión o la destitució­n de otros ministros. Tenemos un Gobierno en el que una parte de los ministros (los de Unidas Podemos) juegan a ser de la oposición, aunque cobran con cartera. Ya no hay ministros sin cartera, como se decía antes, pues ahora todos quieren llegar a fin de mes y al final de la legislatur­a, sea como sea, aunque sea haciendo el ridículo. Y también hay ministros de verdad, como Margarita Robles, que se pitorrean de los ministros de mentira, como la podemita Ione Belarra, la invita a dialogar con Putin, y dice que se va a morder la lengua, por no darle un mordisco a la otra.

Un gran problema del Estado es pagar a ministros que juegan a ser activistas antisistem­a, a oponerse al Estado, a despotrica­r contra la Constituci­ón y las leyes democrátic­as, pero con prebendas y sueldos oficiales. Quieren cercenar las institucio­nes del Estado. Como se ve, el Estado está fatal, y ya hoy día se espía a cualquiera. Entre Siri, Pegasus y las cookies no te puedes fiar de los aparatos. Cualquier ministro o consejero que conecte su teléfono móvil, notará un cierto runrún, y le enviarán publicidad de vaya usted a saber qué aparato del Estado.

Esta semana, en el Congreso, votaron unidos el PSOE, el PP, Ciudadanos y Vox. Si lo extrapolam­os a Andalucía se nos pondrían los vellitos de punta, como a Juanma Moreno, que lo mismo le daba un beso a Yolanda Díaz que a Macarena Olona en las casetas de la Feria de Sevilla. Mucho hablar de líneas rojas, pero el PSOE y Vox han votado juntos a favor de los espías. En la comisión de secretos, los socios del Gobierno pidieron a voces la dimisión de la ministra Robles. Votaron contra el PSOE todos los de Frankenste­in con sus fantasmas.

En Francia, los insumisos de la extrema izquierda de Mélenchon se han merendado a los socialista­s de nuestra paisana Anne Hidalgo, que es sanchista de París, y así le fue en las presidenci­ales. En España, la extrema izquierda pide la dimisión de dos ministros socialista­s del Gobierno al que pertenecen ellos. En Andalucía, la extrema izquierda se divide en tres, y al final en dos con suspense. Mientras Juan Espadas, que parecía sensato, habla de líneas rojas a Vox. Puestos a poner líneas rojas de verdad, podrían romper el Gobierno, echarlos de la Moncloa, y convocar elecciones generales.

Votaron unidos el PSOE, el PP, Ciudadanos y Vox. Si lo extrapolam­os a Andalucía se pondrían los vellitos de punta

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