Europa Sur

El Ejército del Aire desclasifi­ca imágenes del desastre de Palomares

Se han expuesto en la facultad de Humanidade­s de la Universida­d de Almería

- Rafael Espino

Es imposible precisar un porcentaje de lo que nos ha llegado de aquellos día de 1966 en los que Almería estuvo a punto de desaparece­r a causa de la caída de cuatro bombas nucleares en Palomares mientras el Ejército del Aire de Estados Unidos (USAF) realizaba una tarea de repostaje. Los distintos gobiernos españoles, desde la dictadura de Franco hasta la actualidad, han apostado por la censura desde entonces tanto para la informació­n como para las imágenes.

En el apartado gráfico, aunque a cuentagota­s, cada vez hay más elementos visuales con los que poner imagen a aquellos días. Las últimas fotografía­s en desclasifi­carse proceden del Archivo Histórico del Ejército del Aire. Las instantáne­as se pueden encontrar estos días en una exposición en los edificios A y C de la Facultad de Humanidade­s de la Universida­d de Almería.

El comisario de la muestra es José Herrera Plaza, que se encuentra inmerso jornadas organizada­s por la facultad tituladas La Guerra Fría en 1966: Palomares y Villaricos. Las jornadas se alargarán durante el mes de abril y mayo con relevantes conferenci­as, debates y proyeccion­es. “El accidente de Palomares se ha basado de una historia oficial confeccion­ada por los Estados Unidos y la dictadura franquista a espaldas de los afectados. La historia oficial es impostada”, asevera el investigad­or almeriense José Herrera, creador del documental Operación Flecha Rota.

“Nos hemos ido enterando de algunos detalles debido a las desclasifi­caciones que se han dado en los últimos 20 años”, añade Herrera, argumentan­do que “Palomares no es un tema del pasado, no es pretérito, es una historia inacabada, sin final y con mucho presente y futuro. Hay una problemáti­ca radiológic­a que deben asumir todos los partidos políticos sin más censuras”.

En las imágenes que se acaban de declasific­ar se muestra cómo la Junta de Energía Nuclear amplió los reconocimi­entos sobre los animales de tiro y ganado con el detector de radiactivi­dad alfa, denominado popularmen­te La Plancha.

En otra de las fotografía­s, se muestra la unidad móvil de la Junta de Energía Nuclear que realizaba mediciones de plutonio en el aire, debido a los fuertes vientos de aquel invierno de 1966 que podrían haber trasladado partículas radiactiva­s a otras zonas de la provincia.

También se expone el cráter de la bomba 2. Tenía más de seis metros de diámetro por tres de profundida­d. Esta imagen permite constatar la medida unilateral del Ejército del Aire de los Estados Unidos de tapar esa zona muy radiactiva con una capa de tierra. Se trata, por lo tanto, de la única foto conocida sobre el compromiso de raspar los primeros cinco o 10 centímetro­s para quitar el plutonio. La medida más eficaz comprometi­da solo se aplicó de manera testimonia­l.

“La censura franquista sigue viva sobre gran parte de los documentos de Palomares. Es un hecho realmente vergonzoso. Lo que se ha hecho hasta ahora es prometer. Los norteameri­canos se niegan a llevarse nada”, así de tajante se mostraba Juan Carlos Pereira Castañares, catedrátic­o de Historia Contemporá­nea de la Universida­d Complutens­e, tras realizar un análisis del accidente de Palomares dentro de su conferenci­a ¿Accidente aéreo de Palomares? Guerra Fría, franquismo y amenaza nuclear. Sus palabras se ven avaladas por la Ley de secretos oficiales de 1968 y el conocido como acuerdo secreto de Moratinos, que se alcanzó en 2010 con la Administra­ción de Barack Obama.

El material que se ha desclasifi­cado en España sigue siendo una mínima parte

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