El escándalo Pegasus
poración de los nuevos miembros de la comisión.
La defensa que ha hecho Margarita Robles del CNI y de su directora, han contaminado el debate político… y contaminado también la percepción sobre los servicios de inteligencia española. y malversación, aunque luego fueron indultados por el gobierno en contra del criterio del Tribunal Supremo, que era el que les había condenado.
Todos esos datos, más la inclusión en la citada comisión de un miembro del partido que fue brazo político de ETA, más un miembro de un partido comunista populista que además forma parte del Gobierno de coalición y que mantiene vínculos con Maduro y no condena a Putin por la guerra de Ucrania, provoca el lógico recelo en gobiernos con los que España mantiene buenas relaciones … pero no ocultan su inquietud por esos datos agravados ahora por el escándalo Pegasus.
El clima previo a la cumbre de la OTAN no es por tanto el mejor para una reunión que obliga a dar prioridad a la seguridad y que convertirá Madrid n una ciudad prácticamente bloqueada, condicionada por los dispositivos de seguridad.
Las Fuerzas de Seguridad española tienen fama de nivel profesional, han organizado reuniones de máximo nivel –probablemente la más arriesgada fue la cumbre sobre Oriente Medio del año 92, con presencia de los máximos dirigentes israelíes y palestinos, y una docena de jefes de Estado, entre ellos el presidente Bush padre. No se produjo un solo incidente. El prestigio por tanto de las Fuerzas de Seguridad españolas es, por tanto, claro. Pero en esta ocasión inquieta que desde dentro del propio gobierno haya personas que son abiertamente antiatlantistas y que alientan movimientos muy acticos contra las cumbres de la OTAN.
En Madrid, además de los españoles, coincidirán los servicios de seguridad de cada unos de los jefes de Gobierno y Estado, pero además rendrá un papel relevante el propio equipo de seguridad de la OTAN, responsable último de los dispositivos que se organizan ante cualquier cumbre. Tanto, que incluso de la seguridad del país anfitrión, en caso de discrepancia, debe aceptar lo que indique el responsable de seguridad de la Alianza Atlántica,
No se contempla la idea de que el caso Pegasus pueda aplazar o cancelar la cumbre madrileña. Aunque es posible que algún dirigente internacional muestre especial interés en cuidarse de hablar abiertamente en reuniones informales, de pasillo, en las que no identifique perfectamente a sus interlocutores.