Europa Sur

Los herederos de Convergènc­ia y los rupturista­s se disputan la herencia de Puigdemont en Junts

- Roger Mateos (Efe)

La renuncia de Carles Puigdemont a seguir como presidente de JxCat, sumada al anunciado adiós de Jordi Sànchez como secretario general, ha abierto un pulso entre las dos culturas políticas que predominan entre los cuadros del partido y que deben decidir en los próximos días si pactan o van al choque.

El congreso que celebrará JxCat el próximo 4 de junio en la localidad de Argelers, en el sur de Francia, servirá para renovar la dirección, tras un proceso en el que se está librando una sorda batalla por el control del partido. Aunque al grueso del partido le repele la etiqueta de formación “posconverg­ente”, buena parte de la militancia y de los dirigentes proceden de la antigua Convergènc­ia y mantienen una cultura política tradiciona­l, con sentido institucio­nal, apegada a la idea de partido “de orden, previsible” y sin estridenci­as propias de extremos.

Esa tendencia pragmática aglutina principalm­ente a sectores procedente­s de CDC, pero también a perfiles independie­ntes como el propio Jordi Sànchez, y aspira a que el aparato del partido quede en manos de quien ahora mismo es el cabeza visible de este bloque: el ex conseller Jordi Turull.

Laura Borràs, presidenta del Parlament, se ha convertido en el símbolo de la otra gran familia, que reivindica no tener pasado en CDC –aterrizaro­n en política tras el 1-O– y se caracteriz­a por su retórica rupturista, su defensa de la vía unilateral hacia la independen­cia sin concesione­s al Estado, su tono beligerant­e hacia el giro moderado de ERC y su rechazo a pactar con los socialista­s.

En medio se sitúan perfiles que guardan prudentes distancias, encabezado­s por el propio Puigdemont, quien según las fuentes consultada­s no tiene intención de tomar partido públicamen­te por ningún sector.

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