Las discográficas a la caza de fenómenos
De territorio marginal o menospreciado por la industria musical, Eurovisión ha pasado a convertirse en un coto deseado por las grandes plataformas y multinacionales a la caza de fenómenos globales como el de sus últimos héroes, los italianos Maneskin. Esta banda probó primero con éxito su paso por el concurso The X Factor, que les proporcionó un contrato con Sony Music y un primer LP, Il Ballo Della Vita (2018), que ese año se convirtió en el quinto más vendido en su país con 150.000 copias. Fuera, no obstante, sus conciertos se limitaban a salas de unas 200 personas. Para el lanzamiento de su nuevo disco, Teatro d’ira: Vol. I (2021), redoblaron la apuesta. Se coronaron en el Festival de San Remo con Zitti e buoni y, desde allí, obtuvieron el pase a Eurovisión, que multiplicó exponencialmente su visibilidad mundial.
“Fuimos sin expectativas particulares. Lo que nos interesaba era llevar nuestro producto, lo que somos, a un escenario ni siquiera más grande pero que tuviera una visibilidad diferente, porque integraba a otros países, cosa que para nosotros era imposible”, explicaDamiano David, líder del grupo.
Eso les permitió regrabar junto al mismísimo Iggy Pop I Wanna Be Your Slave, uno de los temas del álbum que había sido número 1 en países como Finlandia y Top 5 en el Reino Unido, además de convertirse en puerta de entrada a EEUU, generando una explosión de consumo que se vio reflejada en las conversaciones en redes. “Estamos muy contentos de que un poco gracias a lo que nos ha ocurrido, Eurovisión haya retomado un poco el aprecio de la gente. No se me ocurre una competición más grande no solo en Europa, sino en el mundo”, apostilla David. En la actualidad, solo en Spotify su canción Beggin’ supera los 1.000 millones de escuchas, una cifra que se multiplica por cinco si se tiene en cuenta la marcha de su repertorio integral en todas las plataformas digitales.
“El momento decisivo en el cambio de mentalidad de la industria musical con Eurovisión fue el éxito de Maneskin”, coincide José María Barbat, presidente de Sony Music España, ante “un recorrido digital brutal que nadie esperaba a nivel global. Según su análisis, se explica por la confluencia de dos motivos: San Remo funcionaba como aval de buenas propuestas y servía para arrastrar ya una buena masa de espectadores al festival continental. “A eso se suma que tenía mucho que ver con las características del grupo, un salto generacional respecto a otras propuestas”, añade Barbat.