El informe del ‘Partygate’ estrecha aún más el cerco sobre Johnson
● Las duras revelaciones tras la investigación de la alta funcionaria Sue Gray arrojan nuevas dudas sobre el futuro del primer ministro
Las duras revelaciones del informe elaborado por la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas en Downing Street durante la pandemia (el llamado Partygate) arrojaron ayer nuevas dudas sobre la credibilidad y el futuro político del primer ministro, Boris Johnson.
Más allá de las violaciones del confinamiento, el documento evidencia los excesos etílicos, el desprecio a los subordinados o el desdén por las normas con los que el círculo más cercano al primer ministro operó en los peores momentos de la pandemia.
Vómitos en la oficina, peleas entre compañeros o humillaciones al personal de seguridad y limpieza aparecen mencionados en un informe de 37 páginas que llama a los líderes políticos y administrativos a “asumir su responsabilidad” por los “fallos de liderazgo”.
El compendio hace un retrato tenebroso de la cultura que ha predominado en la sede del Ejecutivo conservador, aunque deja al margen consideraciones legales o políticas.
“A los eventos que he investigado asistieron responsables en el Gobierno. Muchos de esos eventos no deberían haberse permitido. También sucede que algunos de los funcionarios de menor rango creyeron que su participación estaba permitida, dada la presencia de sus jefes”, escribe Gray.
La alta funcionaria halló asimismo que parte del personal había presenciado comportamientos preocupantes, sin poder denunciarlos. “Se me informó de múltiples ejemplos de falta de respeto y mal trato a empleados de seguridad y de limpieza. Eso es inaceptable”, subraya.
Pese a contar con información dispar sobre las celebraciones, Gray ofrece detalles escabrosos sobre algunas de ellas, como la celebrada el 18 de junio de 2020 en el Ministerio del Gabinete (equivalente al de Presidencia), cuando una persona acabó vomitando, se registró un altercado entre dos individuos y varios asistentes consumieron “excesivo alcohol”.
Gray accedió a mensajes de móvil intercambiados entre algunos de los colaboradores más cercanos a Johnson, como su secretario privado, Martin Reynolds, quien reconocía a otro asesor que “se salían con la suya” con la celebración de las fiestas.
Precisamente es Reynold –quien salió del Gobierno en una purga en febrero– quien sale peor parado en el informe, al demostrarse que fue alertado por el entonces director de Comunicación, Lee Cain, de que los festejos representaban un riesgo.
Un contrito Johnson compareció en el Parlamento apenas dos horas después de recibir el informe para reiterar sus disculpas por su presencia en su fiesta de cumpleaños el 19 de junio de 2020 –por lo que ya fue multado por la Policía– y declarar que asume “plena responsabilidad”.
Sin embargo, tras reconocer que ha “aprendido la lección”, el primer ministro se empleó en echar balones fuera y justificar que cuando dijo que no había habido fiestas en Downing Street estaba siendo sincero, porque desconocía lo que sucedía a sus espaldas.
Su insistencia en que no mintió al Parlamento forma parte fundamental de su defensa, pues si se demostrase lo contrario se vería obligado a dimitir.
Sue Gray Responsable del informe
Responsables en el Gobierno asistieron a eventos que no deberían haberse permitido”