La Roma de Mourinho abre el palmarés fiel a su estilo
LIGA CONFERENCIA
Roma: Rui Patricio; Mancini, Smalling, Ibáñez; Karsdorp (Viña, 89’), Cristante, Mkhitaryan (Oliveira, 16’), Pellegrini, Zalewski (Spinazzola, 66’); Zaniolo (Veretout, 66’) y Abraham (Shomurodov, 89’).
Feyenoord: Bijlow; Geertruida, Trauner (Peersen, 73’), Senesi, Malacia (Jahanbakhsh); Aursnes, Til (Toornstra, 60’), Kökçü (Walemark, 88’); Nelson (Linssen, 73’), Sinisterra y Dessers.
Gol: 1-0 (31’) Zaniolo.
Árbitro: Istvan Kovacs (rumano). Amonestó a Pellegrini, Zalewski y Rui Patricio por parte de la Roma; y Trauner (25’) por parte del Feyenoord.
Incidencias: Primera final de Liga Conferencia de la historia, celebrada en el Arena Kombetare de Tirana (Albania) ante cerca de 22.000 espectadores.
La Roma de José Mourinho se proclamó campeona de la primera edición de la Liga Conferencia ante el Feyenoord, al que se impuso gracias al tanto de Zaniolo en la primera mitad.
Roma vuelve a sonreír, e Italia vuelve a tener un equipo campeón de una competición europea. El último fue el Inter en 2010, también con Mourinho en el banquillo. Un Mourinho que puede presumir de ser el primer entrenador en ganar esta competición y el primero en ganar Liga de Campeones, Liga Europa y Liga Conferencia, las tres competiciones europeas que se disputan durante la temporada.
La Loba no llegaba a una final desde 1991, hace 31 años, y con solo un trofeo en el Viejo Contienente, la ya extinta Copa de Ferias en 1961. Mourinho sacó su once de gala, incluido Mkhitaryan, que llegaba sin tener minutos desde la semifinal ante el Leicester, hace casi un mes.
Pese a que fue una final clásica, sin brillantez, con dos equipos muy cautelosos, la Roma fue el que llevó la voz cantante. Y ese ligero mando se materializó pasada la media hora, en el minuto 31, cuando Zaniolo abrió el marcador. El italiano, llamado a ser la gran figura de esta Roma, acomodó con su pecho el gran pase largo de su compatriota Mancini para hacer enloquecer a la afición romana con la punta de su pie izquierdo.
El gol desató a la Roma. Abraham se golpeó el escudo con rabia cuando forzó un córner en la siguiente jugada. Salió a relucir el vestuario unido que reina en la capital europea, ése que Mourinho ha liderado hasta esta final, y el vínculo con una afición que ha llevado al equipo en volandas. Pero el Feyenoord despertó al ocaso del primer acto y avisó de lo que se venía en la segunda parte. Los hombres de Slot gozaron de varias ocasiones de peligro, siempre desbaratadas por una gran defensa liderada por Smalling, que mantuvo al equipo por delante en el descanso.
Inició el segundo tiempo el conjunto neerlandés igual que terminó el primero. Dos palos en cuestión de cuatro minutos y dos estiradas de Rui Patricio mantuvieron la ventaja. Sufrió la Roma, cogió confianza el Feyenoord. El tiempo, eso sí, jugaba en favor de los italianos. Los neerlandeses echaron el resto en los minutos finales, momento en el que la Loba encontró espacios. Pellegrini, a punto estuvo de sentenciar, y el Feyenoord tuvo una clara en el descuento, pero Linssen no acertó a rematar.