Europa Sur

Tropas rusas toman puntos clave para el asalto final en el Donbás

● El Ejército consigue romper las líneas ucranianas en la región de Donetsk ● Más de 4.000 civiles han fallecido en tres meses de conflicto

- Efe

El Ejército ruso rompió ayer las líneas ucranianas en la región de Donetsk al conquistar la localidad de Liman y estrechar el cerco en torno a Severodone­tsk, puntos clave en los planes de asalto final al distrito fortificad­o de Slovianskk­ramatorsk.

“En el norte de la región el principal objetivo de los rusos es Sloviansk-kramatorsk”, aseguró Pavlo Kyrylenko, jefe de la administra­ción militar de Donetsk.

Sin haber tomado aún todo el territorio de la región de Lugansk, las tropas rusas ya han logrado avanzar 60 kilómetros detrás de las líneas enemigas entre ambas regiones del Donbás.

Las milicias prorrusas aseguran haber tomado “el control total” de Liman “con el apoyo de fuego de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa”.

Kyrylenko confirmó al medio ucraniano que “la mayor parte de Liman no está bajo el control de los militares ucranianos” y que sus tropas se han replegado 90 kilómetros al sur.

“Lo mismo ocurre en dirección a Svitlodars­k. El enemigo se encuentra ahora en ese territorio. Las fuerzas ucranianas se han reagrupado para tomar posiciones fortificad­as”, explicó.

Según los generales ucranianos,

Moscú quiere obligar a Kiev a librar una gran batalla por el control del Donbás, lo que el Ejército ucraniano busca evitar.

En 2014, las dos mayores batallas de la guerra del Donbás consistier­on en dos (caldera), donde las milicias prorrusas reforzadas por fuerzas rusas rodearon y aplastaron al Ejército ucraniano.

Liman es una pequeña localidad de menos de 30.000 habitantes, pero es un importante cruce de caminos que conduce directamen­te a Sloviansk, que se encuentra a escasos 30 kilómetros.

Sloviansk no sólo es el principal nudo ferroviari­o de la zona, sino que fue escenario hace ocho años del estallido de la sublevació­n armada prorrusa.

Para ello, los rusos intentan por todos los medios avanzar por carretera hasta Bajmut desde Popasna y Lisichansk en una maniobra envolvente.

Mientras, la situación en el último bastión ucraniano en Lugansk también es desesperad­a. Según las autoridade­s, en Severodone­tsk habría al menos 1.500 muertos.

El 60% de las casas de Severodone­tsk han sido destruidas por los bombardeos rusos y entre el 85 y 90% de los edificios están dañados y necesitará­n reparacion­es importante­s, aseguró el jefe de la administra­ción militar y civil de la ciudad, Oleksandr Stryuk.

En las últimas 48 horas los rusos bombardear­on barrios residencia­les, infraestru­cturas civiles y la planta química Azot.

“Lamentable­mente, hay víctimas entre la población civil y los empleados de Azot”, señaló, y conminó a los residentes a no abandonar la ciudad por el peligro que ello supone.

La ciudad, habitada ahora por menos del 10% de su población (106.000), está prácticame­nte rodeada en un 70% de su perímetro.

Unidades rusas lograron entrar el viernes en la ciudad, concretame­nte en el hotel Mir, aunque fueron expulsados por militares ucranianos. “Hemos logrado detener el avance de los orcos que intentaban entrar en la ciudad. Continúan los combates”, subrayó Stryuk.

Según el último informe del Instituto para Estudios de la Guerra (ISW, en inglés), es probable que los rusos completen la toma de la ciudad de Severodone­tsk en los próximos días.

Después de que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, demandara armamento “sin excepcione­s ni límites”, el Pentágono dijo ayer que no descarta esta posibilida­d.

Según informó la CNN, Washington podría anunciar la próxima semana el envío de las lanzaderas conocidas como MLRS, a las que se sumarían más tarde los Himars, de la misma familia, pero más ligeras.

Los lanzacohet­es proporcion­ados hasta ahora a Ucrania cuentan con mucho menor radio de acción que los MLRS y los Himars, que se disparan desde un vehículo y tienen un alcance máximo de 300 kilómetros, dependiend­o del tipo de munición, lo que permitiría a los ucranianos atacar más fácilmente objetivos dentro de Rusia.

Precisamen­te, el asesor presidenci­al, Mykhailo Podolyak, denunció ayer que Rusia está utilizando “armas no nucleares más pesadas”, como sistemas de lanzacohet­es móviles de largo alcance capaces de portar ojivas termobáric­as. “¿Quizás es hora de responder y darnos MLRS?”, se preguntó.

Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, advirtió contra el suministro a Ucrania de armamento que pueda alcanzar territorio ruso. “Advertimos a Occidente de la manera más seria que ellos ya libran, en esencia, una guerra subsidiari­a contra Rusia con las manos, cuerpos y cerebros de los neonazis ucranianos, pero que eso sería un grave paso hacia una escalada inadmisibl­e”, dijo al canal ruso RT Arabic.

El Pentágono podría proporcion­ar a Kiev lanzacohet­es de largo alcance

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OLEG PETRASYUK / EFE Un bloque de apartament­os destruido en la localidad de Borodianka, cerca de Kiev.

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